July 07, 2006

 
El Libre Comercio y la Pobreza

Por Carlos Ernesto González Ramírez, de la Fundación Libertad de Panamá

La fuerza de los sofismas económicos, basados en el mercantilismo, el nacionalismo económico, el socialismo y las teorías de la dependencia, hacen que Latinoamérica constantemente pierda el rumbo del desarrollo. El análisis económico sustentado en estos sofismas conlleva la adopción de políticas proteccionistas y distributivas, con el supuesto afán de lograr la eliminación de la pobreza.

Por ejemplo, los intercambios comerciales se consideran positivos solamente cuando se da un superávit en la balanza comercial. Al darse lo contrario, se estima que deben sustituirse las importaciones y otorgársele incentivos a las exportaciones (devaluaciones monetarias, tasas de cambio o arancel preferencial para insumos y hasta pagos directos).

Lo que nunca han entendido los que así piensan, es que el objeto de vender es comprar, o tener el poder de hacerlo a voluntad. Cuando se vende y se prohíbe comprar, la gente sólo se hace más pobre. Excepto por los que se quedan con el beneficio desproporcionado que le genera la protección. Entonces, surge la desigualdad rampante que vivimos.

En otras palabras, cuando yo limito los bienes que pueden entrar a un país, limito la oferta, genero escasez. Si esto lo hago, además, con el objeto de que mis productos sean vendidos fuera del país, el excedente no sirve porque las cosas comienzan a costar más de lo que deberían y el dinero acumulado sólo acaba diluido en los precios de la escasez. No se es más rico por tener más dinero, sino por poder comprar más de lo que cada uno quiere, cuando quiere y como quiere.
Decía David Ricardo, a propósito de un debate acerca de las ideas de Adam Smith, que "a la confusión de ideas sobre el valor, y la riqueza o las riquezas, se deben las afirmaciones de que disminuyendo la cantidad de bienes, esto es, de artículos necesarios, comodidades y goces de la vida humana, puede incrementarse la riqueza. Si el valor fuera la medida de la riqueza, tal afirmación sería indiscutible, porque por la escasez sube el valor de las mercancías; pero si Adam Smith está en lo justo, si la riqueza consiste en los artículos necesarios y en los disfrutes, entonces no pueden ser aumentados con una disminución cuantitativa".


Las siguientes frases: "soberanía alimentaria", "seguridad alimentaria", "bien estratégico", "producto clave", "escape de divisas", son ejemplos de estos sofismas. Por esto, cuando usted oiga una de estas frases de boca de un político, prepárese para tener que pagar más por algo, prepárese para perder poder adquisitivo y para que alguien, generalmente un allegado a ese político, se quede con su dinero.

Hablemos un poco de cada una de las frases. El concepto de soberanía alimentaria etimológicamente es un contrasentido. Soberanía es la exclusión de cualquier poder que no sea el del soberano. Por tanto, soberanía alimentaria vendría a significar algo así como la exclusión de todos los alimentos que no vengan de Panamá. ¡Sólo imaginen semejante barbaridad! ¿de dónde vendrían las semillas? ¿los alimentos de los animales? ¿las manzanas, las peras, las uvas? ¿las especies?, etc.

Otro tanto sucede con "seguridad alimentaria". Este concepto sustenta que impidamos la importación de alimentos para que estemos seguros de que tendremos alimentos en el futuro. En otras palabras, pague más caro hoy y siempre, ante la posibilidad remota de que nadie en el mundo nos venda comida en el futuro. Claro que, al detener la importación de alimentos, lo que efectivamente estamos haciendo es obligar a comprar los productos de un grupito de personas, quienes son los primeros en pedir esa seguridad. Es seguridad para ellos e inseguridad para usted.

Luego viene el cuento del "bien o servicio estratégico" o "producto clave". En estos casos, un político dice que algo, digamos, el etanol o la biomasa o cualquier otra cosa similar, es estratégica para el país y por tanto debemos adoptar medidas que impidan que usted, como consumidor, consuma esta u otra cosa de otro país.

Generalmente resaltan la importancia que tiene en la economía "el bien estratégico" (con cifras, proyecciones y demás bolas de cristal), como si usted y su bolsillo no fueran lo más importante para la economía. Luego dicen que ese producto debe sustituir uno que importamos (normalmente más barato y de muchas fuentes) para acabar obligándonos a consumir el de algún amigo (normalmente más caro, con poca oferta de suministro), haciéndonos más pobres a todos.

Por último está el cuento del escape de divisas. Este es el mayor de los desatinos. Según esta lógica, lo importante es tener plata, no poder usarla. Entonces protejamos la plata impidiendo que la gente compre. ¿A quién beneficia esta locura? Pues al que sólo por la protección produce un bien local, normalmente más caro y de menor calidad que el que se hubiese comprado fuera (de otra forma no sería necesaria la protección).

La libertad de comprar, de escoger, usar sus recursos, muchos o pocos, como a usted le dé la gana, del lugar que le dé la gana, implica una mejoría en la calidad de vida para usted (¿quién mejor que usted para saber lo que más le conviene?). Cuando esto se lo impiden, entonces usted acaba siendo más pobre, porque se ve obligado a comprar lo que los políticos quieren que usted compre, en beneficio de sus clientes.

Comments:
Lo de las empresas también lo he escuchado. Tenemos Codelco, la empresa del Cobre. Por eso fue nacionalid y Enap, la empresa estatal, que no quieren privatizar y que maneja el petroleo. Por esa razón pagamos la bencina más cara de Latinoamerica.
 
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