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Bloc de Notas : La Rabia y el Orgullo, Por Oriana Fallaci (2)

· Esta es mi respuesta al tema de las dos culturas. En el mundo hay sitio para todos. En la propia casa uno hace lo que le gusta. Pero si pretenden imponer las barbaridades de su vida a la mía... Lo pretenden. Bin Laden ha declarado muchas veces que toda la Tierra debe ser musulmana, que todos debemos convertirnos al Islam, que por las buenas o por las malas él nos convertirá, que con esa intención nos masacra y nos masacrará.

· Los quince millones de musulmanes que viven en Europa son solamente los pioneros de las futuras oleadas. Vendrán cada vez más, exigirán cada vez más. Negociar con ellos es imposible. Razonar con ellos, impensable. Tratarlos con indulgencia, o tolerancia, o esperanza, un suicidio. Y cualquiera que piense lo contrario es un pobre tonto.

· A las cigarras del sexo femenino, o sea, a las feministas de mala memoria, tengo algo que decirles. Fuera las máscaras, falsas amazonas. Dónde ha terminado vuestro rencoroso feminismo?. Cómo es que ante las mujeres afganas imitaís el silencio de vuestros varoncitos?. Cómo es que nunca vaís a ladrar ante la embajada de Afganistán, Arabia Saudí, o cualquier otro país musulmán?. Sois y siempre habeís sido gallinas, gallinas que para sobrevivir necesitan la protección de un gallito.

· Bin Laden y los Talibán son sólo la más reciente manifestación de una realidad que existe desde hace catorce siglos, y que en nuestra época se manifiesta desde hace por lo menos veinte años.

· He visto a los hijos de Alá destruir las iglesias, quemar los crucifijos, ensuciar las Madonas, orinar contra los altares, y transformarlos en cagaderos. Lo he visto en Beirut, aquella Beirut tan civilizada y que hoy, por su culpa, no existe más. Aquella Beirut donde habían sido acogidos por los libaneses. Ellos se apropiaron de la ciudad, y luego del país entero, dirigidos por ese Arafat que hoy se hace la víctima, que descaradamente reniega de su pasado, y de su presente, de terrorista.

· Yo no voy a levantar tiendas a La Meca. No voy a cantar padrenuestros y avemarías ante la tumba de Mahoma. Yo no hago pipí en los mármoles de sus mezquitas, y mucho menos caca. Cuando estoy en aquellos países nunca me olvido de que soy una huésped y extranjera. Sin embargo, veo la gran tienda con la que, hace dos veranos, musulmanes somalíes destrozaron, ensuciaron y ultrajaron la Plaza del Duomo de Florencia durante más de tres meses. Mi ciudad.

( La Esfera de los Libros, Madrid, 2002 )