October 03, 2007

 
Murray Rothbard : Crítica praxeológica de la ética antimercado (1)

1. Crítica praxeológica de la ética
La praxeología no ofrece juicios éticos, pero sí los datos necesarios para hacerlos. No obstante, la praxeología puede utilizarse para criticar objetivos éticos. En este sentido puede criticar :

a. Errores existenciales en la formulación de proposiciones éticas.

b. La falta de significado y la inconsistencia interna de los objetivos. Si podemos demostrar que un objetivo ético es contradictorio en sí mismo y conceptualmente imposible de lograr, entonces el objetivo es absurdo y debe ser abandonado.

2. El conocimiento del propio interés
Se objeta que muchos individuos no saben cuál es su interés y, por tanto, debe intervenir el Estado.

La doctrina del libre mercado no descansa en el supuesto criticado. Lo que afirma es que cada quien debe ser libre para lograr su propio interés en la forma que crea conveniente, sea que lo conozca perfectamente o que desee consultar con expertos o especialistas. Los proponentes de la intervención gubernamental incurren en una fatal contradicción : asumen que los individuos no son competentes para manejar sus propios asuntos pero lo son para votar por los candidatos en las elecciones.

3. El problema de las elecciones inmorales
Hay quienes dicen que si la gente elige el whiskey antes que la leche, o los cosméticos antes que la educación, el Estado debe intervenir y corregir dichas elecciones.

En este punto Mises afirma que quienquiera que defienda el dictado gubernamental sobre un área de consumo debe lógicamente defenderla sobre todo el consumo, y por tanto eliminar la facultad de elección del individuo.

Desde un punto de vista conceptual, la moralidad exige libertad. Si no soy libre para elegir, entonces no puedo ser ni moral ni inmoral.

4. La imposibilidad de la igualdad
Probablemente la mayor crítica de la economía de mercado es que no logra la igualdad. Normalmente, se da por supuesto que la igualdad es un objetivo valioso. Pero si la humanidad es diversa e individualizada, ¿cómo alguien puede proponer la igualdad como un ideal? Si cada individuo es único, ¿cómo puede hacerse que sea igual a otros a menos que destruyamos su propia individualidad?

La igualdad de ingresos es una meta imposible, y la igualdad de oportunidades también. Las diferencias nacen de factores como el lugar donde se vive, la familia, la escuela, y muchos otros. Si la igualdad es imposible, los medios para lograrla son absurdos.

5. El problema de la seguridad
Se dice que el libre mercado no garantiza “seguridad”. Lo cierto es que el riesgo no puede ser eliminado en la existencia humana. Sin embargo, el libre mercado ofrece formas de limitar el riesgo, a través de los ahorros, del empresariado, y de los seguros.

Se dice que el Estado puede garantizar mayor seguridad que el mercado. Sin embargo, el Estado no produce nada, sólo puede confiscar la producción de otros. Por tanto no puede garantizar nada. Si no se produce un determinado mínimo, el Estado no puede hacer nada.

6. Las supuestas alegrías de la sociedad del status
Se critica al libre mercado porque ha “alienado” a la gente de su trabajo, en contraste con la sociedad feliz de campesinos y artesanos de la Edad Media.

Resulta difícil comprender cómo los siervos medievales podían ser más felices que los trabajadores actuales. Los siervos no tenían elección posible. Su vida estaba determinada desde el principio. La división actual del trabajo crea innumerables especialidades y cada quien puede dedicarse a lo que más le guste.
Pero hay más. Todo el mundo es libre, si quiere, para formar comunidades semejantes a las de la Edad Media. Lo cierto es que muy pocos lo han intentado, y los que lo han hecho, han abandonado su intento con toda rapidez.

7. Caridad y pobreza
Se dice que el libre mercado no elimina la pobreza y que hay que subsidiar a los pobres a través de impuestos para quienes no lo son.

La producción capitalista es la que ha sacado de la pobreza a grandes masas en todas partes. La producción es imprescindible y esta sólo puede maximizarse en el libre mercado.

Si el Estado decide a quién quitar y a quién dar es muy posible que se utilicen ante todo criterios políticos. Los pobres han sido exaltados como secta privilegiada, y el resto ha sido penalizado. La consecuencia inevitable es la reducción de la producción y la creación de una casta permanente de pobres que se supone tienen derecho al dinero de los demás.

Los estatistas se oponen a la caridad privada, a la que consideran degradante para el receptor. Sin embargo, la caridad privada suele ayudar al pobre a ayudarse a sí mismo, mientras que las dádivas del Estado suelen mantener a sus receptores en estado perpetuo de incapacidad.

(Power & Market, Sheed Andrews and McMeel, 1977, Pag. 203-224 )

Comments:
¿Y usted qué opina de todo eso?
 
wg:Entre los objetivos de mi blog no está el contestar preguntas de ese tipo.Saludos.
 
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