November 04, 2007

 
Auge y ocaso del ateísmo : La muerte de Dios

1. Dostoievsky y la rebelión contra Dios
Dostoievsky estaba al tanto de los argumentos de muchos intelectuales rusos de su tiempo que pensaban que el ateísmo llevaría a la regeneración social y política de Rusia.

Sus novelas pueden ser leídas como una crítica implícita de dicho optimismo. Contra el argumento de que el ateísmo liberaría a Rusia de su atraso y autoritarismo, afirmó que podría abrir la puerta a una brutalidad y opresión sin precedentes, precisamente porque eliminaba cualquier restricción religiosa a las acciones humanas.

En “Los hermanos Karamazov” (1880), el personaje de Iván es un ejemplo clásico del “ateísmo de protesta”, que se rebela contra Dios sobre bases morales relacionadas con el mal en el mundo.

La novela más explícita es “Los demonios” (1871). En ella describe las peripecias de un grupo revolucionario que quiere derrocar al gobierno y debilitar la influencia eclesiástica.

Su principal personaje es Kirillov, que argumenta que la inexistencia de Dios legitima cualquier tipo de acción. Si no hay Dios, entonces Kirillov es Dios. Lo que Kirillov veía como algo favorable, es decir, si Dios no existe todo está permitido, Dostoievsky lo veía como una amenaza.

2. Nietzsche y la muerte de Dios
El enfoque básico de Nietzsche es el de un observador. El observaba que Dios estaba siendo eliminado gradualmente de la cultura moderna y se preguntaba por las posibles implicaciones de este hecho.

Las consecuencias son inmensas. La moralidad ya no se define con relación a Dios, sino a las necesidades y aspiraciones humanas. Las verdades morales y filosóficas son creencias que nosotros creamos para que nos ayuden a lidiar con el mundo. No hay hechos, sólo interpretaciones, y estas interpretaciones deben ser juzgadas por su utilidad para manejar un mundo sin sentido. Para muchos, el nihilismo era el nuevo evangelio. Este no fue el caso de Nietzsche, que dedicó muchos esfuerzos a comprender las consecuencias que se derivarían del nihilismo.

Uno de los más penetrantes críticos del nihilismo es el polaco Czeslaw Milosz. En su ensayo “El discreto encanto del nihilismo” defiende que no fue la religión, sino su antítesis nihilista, la que estuvo en la raíz del totalitarismo opresivo del siglo XX.

Para el nihilismo, la visión religiosa es opresiva porque insiste en que seremos juzgados por nuestros actos. El nihilismo elimina esa amenaza. No hay juicio por los pecados; más aún, no hay pecados, excepto aquellos que nosotros decidamos.

3. Camus y el silencio de Dios
Camus arguyó que la vida humana pierde su sentido a causa de la muerte, lo que impide al individuo dar sentido a su existencia. No hay Dios que dé sentido a los eventos humanos. La única forma de ser feliz es reconocer lo absurdo de la situación.

¿Podemos ser felices ante la muerte y ante el hecho de que estamos derrotados antes de iniciar la lucha? Camus cree que sí. Según él, hay que imaginar a Sísifo dichoso.

Camus rechaza tanto la idea de que Dios existe como su inversa, es decir , que la humanidad es Dios. Según él, el hombre no es capaz de desempeñar un rol divino. Finalmente, Camus rechaza que el ateísmo pueda conducir a un nuevo mundo en que la alienación sea eliminada.

4. El suicidio del “cristianismo liberal”
Convencidos de que nadie podía ya creer en un Dios transcendente, los teólogos revisionistas intentaron un maquillaje de la fe. Ideas como la vida eterna, la resurrección, y cualquier sentido del misterio fueron eliminadas como cosas del pasado.

Si hicieron esto para atraer gente a sus iglesias, fracasaron totalmente. Entre 1955 y 1995, las iglesias revisionistas tuvieron una masiva pérdida de fieles, mientras que las que conservaron las enseñanzas tradicionales crecieron notablemente.

El problema no son los elementos básicos de la fe, sino la capacidad de las iglesias para comunicarla de forma que conecte con las necesidades de la gente.

Parte de los líderes religiosos de los 60s y 70s adoptaron unas ideas que fueron populares en su momento pero que perdieron su atractivo rápidamente. Un movimiento que trató de atraer a una minoría terminó alienando a la mayoría.

5. El Estado ateo
La revolución rusa de 1917 es uno de los principales eventos de la historia. Según el marxismo-leninismo, un Estado socialista tenía que ser necesariamente ateo. Por otro lado, se esperaba que la religión se extinguiera naturalmente una vez implantado el socialismo.

Pero la religión se negaba a morir, creando un serio problema para la teoría marxista-leninista. Lenin, frustrado, ordenó en 1922 emplear toda la brutalidad que fuera necesaria para eliminar la religión. Todavía en 1937 se estimaba que un tercio de la población urbana y dos tercios de la rural eran creyentes.

En 1954, el Partido Comunista ordenó la intensificación de la propaganda del ateísmo en las escuelas.

El ateísmo fue ganando terreno también en Occidente después de la segunda guerra mundial. El triunfo del ateísmo se consideraba inevitable. Unos estimaban que la religión se extinguiría para el año 2000, mientras que otros , sin fijar fecha, la consideraban en un estado de declive terminal.

( Alister McGrath, The twilight of atheism, Pag. 144-169 )



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