July 06, 2005
Crítica : Jeremy Rifkin ataca again
Probablemente recordarán cuando Rifkin afirmaba, hace unos meses, que el sueño americano se había trasladado a Europa. En aquel momento , gran parte de la intelectualidad europea se tragó gustosamente la píldora. En estos momentos, la tesis es tan ridícula que no merece la pena discutirla.
Ahora, Rifkin escribe : “Mientras las ganancias corporativas aumentan, 89 países están económicamente peor de lo que estaban a inicios de los 1990s. El capitalismo prometió que la globalización reduciría la brecha entre ricos y pobres. En vez de eso, la brecha ha aumentado.”
Por supuesto, Rifkin no se dignará nombrar los 89 países, ni decir exactamente quién prometió qué, ni cómo mide la dichosa brecha entre los ricos y los pobres.
Veamos algunas estadísticas que lanzan de un puntapié la palabrería de Rifkin al cesto de la basura :
1. El porcentaje de la población mundial con ingreso diario inferior a un (1) dólar pasó del 44% en 1980 al 13% en el 2000.
2. En los últimos 30 años, la esperanza de vida en los países en desarrollo pasó de 46 a 64 años, y la mortalidad infantil de 18% a 8%.Esto sería incomprensible si las condiciones económicas se hubieran deteriorado.
3. Entre 1987 y 1998 Asia Oriental redujo el número de pobres en 140 millones.
4. Entre 1999 y 2004, Asia redujo el número de pobres en 250 millones.
5. El ingreso per capita de los países en vías de desarrollo creció 3.1% anual promedio entre 1980 y 2000, mientras que el de los países desarrollados creció 1.6%. Por tanto, la diferencia de ingreso se achicó.
A pesar del punto 5, es irrelevante si la brecha se acorta o no. Rifkin cree que los pobres son unos envidiosos compulsivos, lo que no es cierto. Los envidiosos son los intelectuales izquierdistas acomodados, que piensan que los ricos deberían ser ellos, y no los incultos empresarios capitalistas.
Ciertamente, muchos países de África no han mejorado. Pero esto no es atribuible a la globalización, sino a su ausencia. Por cierto, una de las grandes quejas de los antiglobalizadores es que África se está quedando fuera. Si la globalización fuese tan negativa, entonces África haría muy bien en quedarse al margen.
Probablemente recordarán cuando Rifkin afirmaba, hace unos meses, que el sueño americano se había trasladado a Europa. En aquel momento , gran parte de la intelectualidad europea se tragó gustosamente la píldora. En estos momentos, la tesis es tan ridícula que no merece la pena discutirla.
Ahora, Rifkin escribe : “Mientras las ganancias corporativas aumentan, 89 países están económicamente peor de lo que estaban a inicios de los 1990s. El capitalismo prometió que la globalización reduciría la brecha entre ricos y pobres. En vez de eso, la brecha ha aumentado.”
Por supuesto, Rifkin no se dignará nombrar los 89 países, ni decir exactamente quién prometió qué, ni cómo mide la dichosa brecha entre los ricos y los pobres.
Veamos algunas estadísticas que lanzan de un puntapié la palabrería de Rifkin al cesto de la basura :
1. El porcentaje de la población mundial con ingreso diario inferior a un (1) dólar pasó del 44% en 1980 al 13% en el 2000.
2. En los últimos 30 años, la esperanza de vida en los países en desarrollo pasó de 46 a 64 años, y la mortalidad infantil de 18% a 8%.Esto sería incomprensible si las condiciones económicas se hubieran deteriorado.
3. Entre 1987 y 1998 Asia Oriental redujo el número de pobres en 140 millones.
4. Entre 1999 y 2004, Asia redujo el número de pobres en 250 millones.
5. El ingreso per capita de los países en vías de desarrollo creció 3.1% anual promedio entre 1980 y 2000, mientras que el de los países desarrollados creció 1.6%. Por tanto, la diferencia de ingreso se achicó.
A pesar del punto 5, es irrelevante si la brecha se acorta o no. Rifkin cree que los pobres son unos envidiosos compulsivos, lo que no es cierto. Los envidiosos son los intelectuales izquierdistas acomodados, que piensan que los ricos deberían ser ellos, y no los incultos empresarios capitalistas.
Ciertamente, muchos países de África no han mejorado. Pero esto no es atribuible a la globalización, sino a su ausencia. Por cierto, una de las grandes quejas de los antiglobalizadores es que África se está quedando fuera. Si la globalización fuese tan negativa, entonces África haría muy bien en quedarse al margen.
