November 04, 2005
Leyes que Corrompen
Por John A. Bennett, de la Fundación Libertad de Panamá
En diversas ocasiones que me he visto involucrado en alguna discusión pública en los medios sobre diversos temas nacionales , mi contrincante me reclama algo así como : “Pero si es la ley...” . Es curioso que tantas personas piensen que las leyes terrenales son divinas. De hecho, el exceso de leyes y reglamentos que tenemos en Panamá y en todo el mundo son parte del problema y no de la solución.
Acordémonos que las leyes las hacen... Bueno, ustedes deben saberlo muy bien . Pero, para ser más imparciales veámoslo desde la perspectiva de Jayant Bhandari, quien vive en Vancouver, Canadá, y nos habla de sus experiencias en la India.
Dice Jayant que un amigo aceptó un trabajo en Nueva Delhi, para trabajar en una empresa papelera de primera y que aceptó un salario de $200 mensuales. Trabajará 15 horas diarias, de 12 mediodía a 3 a.m., seis días de la semana. Aún más, está sujeto a despido a fin de cualquier mes sin compensación alguna y con sólo dos semanas de preaviso. Jayant tiene diploma universitario y certificación como periodista, con buena educación, en una profesión en donde normalmente se está bien enterado de sus derechos. Además, en la India las papeleras no pueden ser de capital extranjero , de manera que no es un problema de multinacionales. Sus 15 horas de trabajo diario y salario son totalmente ilegales, pero... ¿a quién culpar y a quién recurrir? , se pregunta Jayant.
Algunos dirían : “Se requiere más control gubernamental”. Sin embargo, en la India existen tantas leyes y normas que a la gaceta oficial le cuesta mantenerse al día. La realidad es que casi nadie, por no decir nadie, conoce la ley; y para muestra sólo hay que estar presente cuando varios abogados se juntan a discutir cualquier tema jurídico.
Según parece el problema de Jayant no es sino el exceso de normas y cualquier parecido con la situación en Panamá es pura coincidencia. De hecho, esto le quita a las personas el incentivo de entrar en relaciones laborales voluntarias , que es la esencia del crecimiento económico de cualquier país. En el nuestro, las normas laborales sólo se aplican para algunos, pues para la mayoría que está en el sector informal no significan nada.
Esto pone a las empresas formales en una situación de competencia desventajosa, particularmente ahora que las miríadas de reformas van cargando más y más costos. En semejante escenario la corrupción y la “burrocracia” campean, haciendo más y más difícil el negocio para quienes son respetuosos de la ley, generando una mentalidad corrupta de juega vivo.
El gran secreto en la India, sigue diciendo Jayant , no era la calidad de empresario sino la habilidad para mantener engrasada la maquinaria politiquera; lamiendo botas, coimeando y más. Las leyes no sólo distorsionan al interferir con el mercado aumentando los costos , sino que premian a los ladinos mientras castigan a los respetuosos, con lo cual son menos los dispuestos a invertir y a ser más humanitarios.
Quienes claman por más intervención estatal solamente empeoraran la situación. ¿Qué hacer? . Lo que hacen en algunos países vecinos : dedicar más tiempo del legislativo a borrar leyes , mejorando otras y no tan sólo a seguir la producción de churros.
Tengamos claro que si los ciudadanos no son capaces de resolver sus problemas económicos a título individual el gobierno no lo hará por ellos a través de leyes.
En un mercado libre y justo, eventualmente los buenos empresarios van venciendo a los malos , pues estos ya no pueden sobrevivir de la coima y el juega vivo.
Si queremos acabar con la pobreza debemos luchar contra la corrupción , y en particular contra la corrupción institucionalizada en malas y excesivas leyes. Leyes que hacen casi imposible la supervivencia económica sin las coimas. ¡Menos mal que se puede coimear!. Puesto en este sentido, ¿qué mal suena, no?. Pero es así por diseño.
Por ejemplo: en estricto sentido de libre empresa , todos tienen el derecho de tener un cupo para transporte, pero la ATTT lo restringe, creando una carestía que aumenta el precio de la coima. Por ello , sobran quienes están dispuestos a pagar $2,000 por algo que cuesta $10.
Obvio que todas esas coimas elevan el costo del servicio. Lo mismo ocurre con permisos de construcción o de abrir un negocio, etc. Imagínense qué ocurriría si el gobierno limita los permisos para poner tiendas. Mejor ni sugerirlo.
Parece risible , pero lo cierto es que esta es una consabida realidad , apadrinada por todos los gobiernos, por más promesas anticorrupción que hagan.
El camino de salida de la pobreza institucionalizada va por el camino de la reducción, simplificación y mejoramiento de nuestras leyes . Recordemos que un ciudadano libre es el mejor instrumento del desarrollo.
Por John A. Bennett, de la Fundación Libertad de Panamá
En diversas ocasiones que me he visto involucrado en alguna discusión pública en los medios sobre diversos temas nacionales , mi contrincante me reclama algo así como : “Pero si es la ley...” . Es curioso que tantas personas piensen que las leyes terrenales son divinas. De hecho, el exceso de leyes y reglamentos que tenemos en Panamá y en todo el mundo son parte del problema y no de la solución.
Acordémonos que las leyes las hacen... Bueno, ustedes deben saberlo muy bien . Pero, para ser más imparciales veámoslo desde la perspectiva de Jayant Bhandari, quien vive en Vancouver, Canadá, y nos habla de sus experiencias en la India.
Dice Jayant que un amigo aceptó un trabajo en Nueva Delhi, para trabajar en una empresa papelera de primera y que aceptó un salario de $200 mensuales. Trabajará 15 horas diarias, de 12 mediodía a 3 a.m., seis días de la semana. Aún más, está sujeto a despido a fin de cualquier mes sin compensación alguna y con sólo dos semanas de preaviso. Jayant tiene diploma universitario y certificación como periodista, con buena educación, en una profesión en donde normalmente se está bien enterado de sus derechos. Además, en la India las papeleras no pueden ser de capital extranjero , de manera que no es un problema de multinacionales. Sus 15 horas de trabajo diario y salario son totalmente ilegales, pero... ¿a quién culpar y a quién recurrir? , se pregunta Jayant.
Algunos dirían : “Se requiere más control gubernamental”. Sin embargo, en la India existen tantas leyes y normas que a la gaceta oficial le cuesta mantenerse al día. La realidad es que casi nadie, por no decir nadie, conoce la ley; y para muestra sólo hay que estar presente cuando varios abogados se juntan a discutir cualquier tema jurídico.
Según parece el problema de Jayant no es sino el exceso de normas y cualquier parecido con la situación en Panamá es pura coincidencia. De hecho, esto le quita a las personas el incentivo de entrar en relaciones laborales voluntarias , que es la esencia del crecimiento económico de cualquier país. En el nuestro, las normas laborales sólo se aplican para algunos, pues para la mayoría que está en el sector informal no significan nada.
Esto pone a las empresas formales en una situación de competencia desventajosa, particularmente ahora que las miríadas de reformas van cargando más y más costos. En semejante escenario la corrupción y la “burrocracia” campean, haciendo más y más difícil el negocio para quienes son respetuosos de la ley, generando una mentalidad corrupta de juega vivo.
El gran secreto en la India, sigue diciendo Jayant , no era la calidad de empresario sino la habilidad para mantener engrasada la maquinaria politiquera; lamiendo botas, coimeando y más. Las leyes no sólo distorsionan al interferir con el mercado aumentando los costos , sino que premian a los ladinos mientras castigan a los respetuosos, con lo cual son menos los dispuestos a invertir y a ser más humanitarios.
Quienes claman por más intervención estatal solamente empeoraran la situación. ¿Qué hacer? . Lo que hacen en algunos países vecinos : dedicar más tiempo del legislativo a borrar leyes , mejorando otras y no tan sólo a seguir la producción de churros.
Tengamos claro que si los ciudadanos no son capaces de resolver sus problemas económicos a título individual el gobierno no lo hará por ellos a través de leyes.
En un mercado libre y justo, eventualmente los buenos empresarios van venciendo a los malos , pues estos ya no pueden sobrevivir de la coima y el juega vivo.
Si queremos acabar con la pobreza debemos luchar contra la corrupción , y en particular contra la corrupción institucionalizada en malas y excesivas leyes. Leyes que hacen casi imposible la supervivencia económica sin las coimas. ¡Menos mal que se puede coimear!. Puesto en este sentido, ¿qué mal suena, no?. Pero es así por diseño.
Por ejemplo: en estricto sentido de libre empresa , todos tienen el derecho de tener un cupo para transporte, pero la ATTT lo restringe, creando una carestía que aumenta el precio de la coima. Por ello , sobran quienes están dispuestos a pagar $2,000 por algo que cuesta $10.
Obvio que todas esas coimas elevan el costo del servicio. Lo mismo ocurre con permisos de construcción o de abrir un negocio, etc. Imagínense qué ocurriría si el gobierno limita los permisos para poner tiendas. Mejor ni sugerirlo.
Parece risible , pero lo cierto es que esta es una consabida realidad , apadrinada por todos los gobiernos, por más promesas anticorrupción que hagan.
El camino de salida de la pobreza institucionalizada va por el camino de la reducción, simplificación y mejoramiento de nuestras leyes . Recordemos que un ciudadano libre es el mejor instrumento del desarrollo.