December 02, 2005

 
Impuestos que Empobrecen

Por Jonh A. Bennett, de la Fundación Libertad de Panamá

Andrés Oppenheimer, en un escrito intitulado “Los campeones de los impuestos”, nos informa que:

“Un nuevo estudio del Banco Mundial ofrece una explicación interesante sobre por qué hay tanta evasión impositiva en América Latina. Sencillamente porque los impuestos son tan altos y con tantas complicaciones burocráticas para pagarlos que la mayoría de las personas no pueden cumplir con la ley.”

Tanto es así que el campeón de los campeones es Brasil, en donde una empresa que cumpla cabalmente con las leyes impositivas de ese país terminaría pagando 148% de sus ganancias al fisco. Como ello es imposible, todas las empresas terminan evadiendo de mil y una maneras.

He aquí uno de los síntomas del cáncer que nos carcome, y nuestro gobierno no quiere quedarse atrás en la competencia de lo ridículo.

Me extrañaba mucho que cada vez que preguntaba, aún en presencia de economistas y gente de números, ¿Cuál era la carga total impositiva en Panamá? nadie me sabía decir, y si alguno lo hacía, era una aproximación. La última que escuché en una reunión en Arden & Price, fue que la carga impositiva total en Panamá excedía el 50%.

Por supuesto que, a diferencia de los países más desarrollados, ¿qué recibimos a cambio de semejante estafa?. Me imagino que no tengo que contestar eso, ¿o sí?.

Cuando me refiero a la carga total, ello incluye los impuestos sobre la renta, inmuebles, patente, agente residente, dividendos, seguridad social, municipales; y dejémoslo allí sin meter “contribuciones” y las coimas. ¡Ah! y no dejemos atrás las cargas laborales, días libres, asueto, enfermedad, décimo, el compadrazgo y la ñapa.

Por supuesto que todo esto forma parte del costo de hacer negocios y entra en el cálculo de los precios a los bienes y servicios que terminan pagando los ciudadanos y que inciden en la canasta básica.

Pero resulta que la monumental burrada no termina allí pues a todos esos impuestos también debemos sumar el mar de ineficiencias, que va añadiendo aún más cargas que se traducen en costos que van a dar a los precios de consumo. Las 100 mil botellas en el gobierno, por ejemplo.

Nuestros problemas de pobreza no tienen mucho que ver con el petróleo, ni con transnacionales, ni siquiera con falta de recursos económicos, pues de esos sobran. El problema es la forma en que desperdiciamos todos esos recursos.

Miren no más los impuestos arancelarios, que no había mencionado, y que también inciden en el costo de la vida y en la canasta básica. ¿Cuánto?. Me han dicho varios conocedores que pueden ser $90 de la canasta; es decir, si llevamos los aranceles a cero mañana, cada panameño tendría $90 más para comprar comida u otras cosas.

Aún los agricultores dispondrían de esa reducción de costos, de manera que ello podría paliar en buena medida la transición hacia una actividad productiva, y no una como la que se ven practicando hoy, que en gran medida nos mantiene sumidos en el tercermundismo.

¿Qué impuesto cobran los países que se están disparando económicamente?. En Hong Kong 14%. Rusia anda por unos 12% al igual que Irlanda y muchos otros.

Openheimer va más allá, señalando que este problema lo sufren primordialmente las pequeñas y medianas empresas y no las grandes multinacionales que gozan de “incentivos fiscales que aminoran sus cargas impositivas..”

Pero aún el entuerto no termina allí, pues también el estudio hace referencia a lo endiabladamente complejo que es pagar esos impuestos, aumentando los incentivos para la evasión

Por ejemplo, en Brasil la tarea lleva unas 2,600 horas al año, mientras que en EE.UU. y Corea 300 y Hong Kong sólo 80. La otra es que cuando el impuesto es bajo y fácil todo el mundo paga, porque es más fácil y económico que evadir; además de que le ahorra toneladas de dinero al fisco y al bolsillo de los contribuyentes,se logra recaudar más.

Comparemos eso con los 400 nuevos auditores que contrata nuestro Ministerio de Finanzas. Y al final del día no podrán con la múcura y nos costará más a todos.

A todo lo anterior debo también agregarle la extraordinaria carga del mal sistema de transporte, que puede ser unos $2,000 millones al año; más la carga de la mala educación, que no habría espacio suficiente en esta página para poner los ceros.

Al fin, todas estas monumentales ineficiencias van a hinchar el costo de vida y la canasta básica. Sin todo ello seríamos un país de ricos. Pero todo esto no puede ser cierto, debe ser que el que escribe está totalmente turbado de la mente.

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