January 13, 2006
Control de Precios
Por John A. Bennett , de la Fundación Libertad de Panamá
Cada día vemos más llamados al “control de precios”, práctica que típicamente logra lo opuesto a lo que pretende. En el caso de los aranceles, por ejemplo, el resultado es un aumento general del costo de vida. Confieso que me siento muy ignorante, pues al día de hoy todavía no logro entender cómo esto le conviene a las mayorías. Pero el enfoque que deseo presentar va más por el camino del control directo de los precios de mercado de los productos y servicios, lo cual no tiene absolutamente nada de nuevo, tal como nos cuenta Thomas DiLorenzo, profesor de Economía de la Universidad de Loyola en Maryland, señalando que existen al menos 4,000 años de historia de catástrofe económica directamente imputable a esta práctica ignorante y malsana.
Si desean leer más al respecto pueden referirse al excelente libro de Robert Schuettinger y Eamon Butler, intitulado “Forty Centuries of Wage and Price Controls” ( “Cuarenta Siglos de Control de Precios y Salarios” ).
En Egipto, por ejemplo, en el siglo tercero AC, existía una omnipresencia del Estado en la regulación de la producción y distribución de los granos, mantenida por un ejército de funcionarios inspectores. Eventualmente, los agricultores egipcios se pusieron tan bravos y descorazonados que sencillamente abandonaron sus campos y los mercados, al punto que al final del siglo se produjo un colapso económico y político.
En Babilonia hace unos 4,000 años, el Código de Hamurabi era un laberinto de regulaciones de control de precios. “Si se contrataba un obrero de campo, este debía recibir 8 gur de maíz por año”; “si se contrataba a un vaquero, se le debía dar 6 gur de maíz al año” y así caso tras caso. Estas leyes ahogaron el progreso económico en el imperio por muchos siglos. En la historia se puede ver que cada vez que se dejó de controlar y se liberó el mercado, siguieron periodos de gran prosperidad generalizada.
Los griegos también experimentaron y fracasaron con el control de precios. En Roma bajo el emperador Diocleciano, también se controló el mercado, creando tal tragedia económica que murieron miles, forzando al emperador a cambiar la ley.
En épocas más recientes tenemos el caso del ejército revolucionario de George Washington que casi fenece de hambre debido a que ordenaron no pagar más de cierto precio por los víveres que le suplían los comerciantes, quienes tenían que arriesgarse frente al enemigo para entregarlos. No entendían que el alto precio era cobrado por el alto riesgo.
El caso francés en 1793 que impuso controles sobre los granos y luego otra larga lista de productos, trajo como resultado gran hambruna y el retiro de las leyes de control, causa de la muerte de miles.
Cuentan que Hermann Goering, el notorio nazi, le advirtió al corresponsal de guerra de los EE. UU., Henry Taylor, diciéndole : “ustedes los americanos están haciendo muchas cosas en el campo económico que nosotros vimos que causaban muchos problemas. Están intentando controlar los salarios y los precios de la gente, su trabajo. Si hacen eso también deben controlar la vida de la gente y ningún país puede hacer eso ni parcial ni totalmente. Yo lo intenté y fracasé. Ustedes no son mejores planificadores que nosotros y deben leer lo que pasó acá”.
Esta costumbre alemana venía ya desde 1880 y continuó hasta después de la Guerra en 1948 cuando, gracias a Dios, Ludwig Erhardt liberalizó el mercado en un momento de distracción de los aliados, disparando el “Milagro Económico Alemán”. Milagro que tristemente comenzó a menguar en la década de los 70, cuando la vieja costumbre del Estado paternalista volvió a imponerse y ha llevado a Alemania hasta la difícil e insostenible situación actual, en la cual el crecimiento económico anda por el 1% y el desempleo por el 14% y subiendo.
En 1970 el control de precios en Estados Unidos fue la causa de una gran crisis energética, igual que en California en 1990. Y veremos lo que pasará en Hawai, en donde se está experimentando con lo mismo ahorita mismo.
En resumen, por más de 4,000 años los dictadores, los déspotas y malos políticos de todas clases han visto el control de precios como la forma rápida y fácil de ganar votos, sin importarles el costo y el sufrimiento humano que trae.
Pensar que con un plumazo de los diputados se puede hacer magia económica y lograr precios bajos es locura o asunto de maleantería política. Todo esto porque es muy raro que los pueblos entiendan economía.
Uno se pregunta si es que habrá tantos políticos que no entienden, o si es que su celo por los votos pesa más que su mandato moral.
Por John A. Bennett , de la Fundación Libertad de Panamá
Cada día vemos más llamados al “control de precios”, práctica que típicamente logra lo opuesto a lo que pretende. En el caso de los aranceles, por ejemplo, el resultado es un aumento general del costo de vida. Confieso que me siento muy ignorante, pues al día de hoy todavía no logro entender cómo esto le conviene a las mayorías. Pero el enfoque que deseo presentar va más por el camino del control directo de los precios de mercado de los productos y servicios, lo cual no tiene absolutamente nada de nuevo, tal como nos cuenta Thomas DiLorenzo, profesor de Economía de la Universidad de Loyola en Maryland, señalando que existen al menos 4,000 años de historia de catástrofe económica directamente imputable a esta práctica ignorante y malsana.
Si desean leer más al respecto pueden referirse al excelente libro de Robert Schuettinger y Eamon Butler, intitulado “Forty Centuries of Wage and Price Controls” ( “Cuarenta Siglos de Control de Precios y Salarios” ).
En Egipto, por ejemplo, en el siglo tercero AC, existía una omnipresencia del Estado en la regulación de la producción y distribución de los granos, mantenida por un ejército de funcionarios inspectores. Eventualmente, los agricultores egipcios se pusieron tan bravos y descorazonados que sencillamente abandonaron sus campos y los mercados, al punto que al final del siglo se produjo un colapso económico y político.
En Babilonia hace unos 4,000 años, el Código de Hamurabi era un laberinto de regulaciones de control de precios. “Si se contrataba un obrero de campo, este debía recibir 8 gur de maíz por año”; “si se contrataba a un vaquero, se le debía dar 6 gur de maíz al año” y así caso tras caso. Estas leyes ahogaron el progreso económico en el imperio por muchos siglos. En la historia se puede ver que cada vez que se dejó de controlar y se liberó el mercado, siguieron periodos de gran prosperidad generalizada.
Los griegos también experimentaron y fracasaron con el control de precios. En Roma bajo el emperador Diocleciano, también se controló el mercado, creando tal tragedia económica que murieron miles, forzando al emperador a cambiar la ley.
En épocas más recientes tenemos el caso del ejército revolucionario de George Washington que casi fenece de hambre debido a que ordenaron no pagar más de cierto precio por los víveres que le suplían los comerciantes, quienes tenían que arriesgarse frente al enemigo para entregarlos. No entendían que el alto precio era cobrado por el alto riesgo.
El caso francés en 1793 que impuso controles sobre los granos y luego otra larga lista de productos, trajo como resultado gran hambruna y el retiro de las leyes de control, causa de la muerte de miles.
Cuentan que Hermann Goering, el notorio nazi, le advirtió al corresponsal de guerra de los EE. UU., Henry Taylor, diciéndole : “ustedes los americanos están haciendo muchas cosas en el campo económico que nosotros vimos que causaban muchos problemas. Están intentando controlar los salarios y los precios de la gente, su trabajo. Si hacen eso también deben controlar la vida de la gente y ningún país puede hacer eso ni parcial ni totalmente. Yo lo intenté y fracasé. Ustedes no son mejores planificadores que nosotros y deben leer lo que pasó acá”.
Esta costumbre alemana venía ya desde 1880 y continuó hasta después de la Guerra en 1948 cuando, gracias a Dios, Ludwig Erhardt liberalizó el mercado en un momento de distracción de los aliados, disparando el “Milagro Económico Alemán”. Milagro que tristemente comenzó a menguar en la década de los 70, cuando la vieja costumbre del Estado paternalista volvió a imponerse y ha llevado a Alemania hasta la difícil e insostenible situación actual, en la cual el crecimiento económico anda por el 1% y el desempleo por el 14% y subiendo.
En 1970 el control de precios en Estados Unidos fue la causa de una gran crisis energética, igual que en California en 1990. Y veremos lo que pasará en Hawai, en donde se está experimentando con lo mismo ahorita mismo.
En resumen, por más de 4,000 años los dictadores, los déspotas y malos políticos de todas clases han visto el control de precios como la forma rápida y fácil de ganar votos, sin importarles el costo y el sufrimiento humano que trae.
Pensar que con un plumazo de los diputados se puede hacer magia económica y lograr precios bajos es locura o asunto de maleantería política. Todo esto porque es muy raro que los pueblos entiendan economía.
Uno se pregunta si es que habrá tantos políticos que no entienden, o si es que su celo por los votos pesa más que su mandato moral.
Comments:
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Muy bueno. Ayer o anteayer leí que el presidente argentino quiere fijar los precios, para así disminuir, según él, la inflación.
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