February 20, 2006

 
Bloc de Notas : Capitalismo, por A. Seldon (7)

X. La “Visión” del Capitalismo

Los socialistas sólo pueden ofrecer una visión todavía por descubrir, ante la cruel realidad del socialismo real. Esta visión sigue siendo un sueño un siglo después. Las críticas del capitalismo se basan en el viejo truco de contraponer el capitalismo real e imperfecto con la visión de un socialismo ideal, que no ha existido ni existirá.

La alternativa a la visión socialista es la misma realidad capitalista, apoyada en tres pilares:

1. La evolución de la historia del capitalismo.

2. La evidencia de que cuando los ciudadanos pueden elegir , aceptan los elementos positivos del capitalismo y rechazan los negativos. Por ello , el capitalismo tiende a mejorar.

3. Los resultados que está dando el capitalismo en nuestros días.

El capitalismo posee un mecanismo, el mercado, que le capacita para usar los recursos de acuerdo con las preferencias de los ciudadanos. Lo milagroso es que haya subsistido a pesar de la animadversión de los políticos. El mercado es el adversario irreductible del político.

Hay quienes dicen que las fuerzas del mercado deben ponerse al servicio de la política democrática. Lo correcto es lo contrario: poner el proceso político al servicio de la soberanía del pueblo, que en ninguna otra parte se ejerce mejor que en el mercado. Es más fácil escapar de oferentes insatisfactorios en el mercado que en el Estado, que es suministrador único.

El mercado es más indiferente que el proceso político con respecto a factores como clase social, religión, raza, idiosincrasia, y carácter de las diferentes personas. La gente común tiene mayores posibilidades de hacer valer sus deseos en el mercado que en la arena política, incluso en los regímenes más democráticos.

En la visión capitalista, el ideal consiste en que el proceso político ocupe el menor espacio posible de la vida económica. Los bienes de dominio público deberían alcanzar, como máximo, el 20% de las actividades económicas.

Si el mercado se convierte en siervo del Estado, el gobierno convertiría en cuestión política la producción de alimentos, vestidos, calzados, del mismo modo que ha politizado la oferta de educación, servicios de salud, vivienda, y pensiones.

Si el capitalismo no hubiera sido desfigurado por los políticos desde finales del siglo XIX, podría haber generado más riqueza, haber disminuido más la pobreza, y haber ofrecido más libertad.

Muchas de las actividades que el gobierno ha venido desarrollando en el último siglo no son ni bienes públicos ni funciones colectivas inevitables. Se mantienen porque los intereses creados se verían perjudicados si fuesen transferidos al mercado.

El principio de Adam Smith de que el gobierno sólo debe hacer lo que no puede hacer el mercado es universal y válido para todos los tiempos. La creencia de que los políticos emplearán el poder en beneficio de otros incluso a costa de ellos mismos es la base del socialismo.

Si los beneficiarios de los servicios públicos conocieran los costes de oportunidad, tal vez no los desearían o propondrían algunas reformas. Pero de esto los políticos no dicen nada.

La idea de que la educación, la salud, la vivienda, y las pensiones sólo pueden ser proporcionadas por el Estado ha sido asumida, sin el menor análisis crítico, por millones de personas. Esta es una de las razones de los resultados erróneos, si no ya dañinos, a que llegan las encuestas de opinión sobre los servicios de aparente nulo o bajo precio.

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