February 21, 2006
Lectura : Examen Imprescindible para Liberales
Es el escrito de Héctor Ñaupari “Liberalismo sin límites de velocidad”. Lo reduzco a sus tesis esenciales :
1. Debemos proponer una utopía liberal, o mejor, una visión de cómo serían nuestros países con una libertad plena y poderosa, en todos los órdenes y para todos.
2. Para que la gente acepte ciertas ideas, sus proponentes deben ser personas creíbles, audaces, e íntegras.
3. Los auténticos liberales no se rinden, no se venden, no retroceden. Así fueron Mises, Alberdi, y muchos otros.
4. Debemos buscar los mitos del liberalismo, destacar sus héroes, y oponerlos a los mitos de los socialistas.
5. Debemos defender y promover nuestras ideas sobre todo allí donde se forman los actuales maestros que enseñan a nuestros hijos.
6. El liberalismo no debe callarse nada. Debe llamar a las cosas por su nombre, sea “estómagos agradecidos”, “mediocres consumidores de servicios públicos”, o “criaturas ministeriales”.
7. La única posibilidad del liberalismo es proponer una libertad al máximo, ejercida sin límites de velocidad.
Este es un programa difícil, exigente, pero alcanzable. Quiero destacar el papel de la paciencia. Es posible que no veamos cambios significativos en muchos años. Pero hay que recordar que las ideas se incuban poco a poco, y que la gente no cambia sus creencias básicas de un día para otro.
El otro punto a destacar es el de la audacia, que en alguna ocasión yo la he denominado desvergüenza. Es decir, proponer nuestras ideas con descaro, sin concesiones, convencidos de que tenemos la razón. Esto irrita sobremanera a los antiliberales, y es una señal inequívoca de que vamos por el buen camino.
Es el escrito de Héctor Ñaupari “Liberalismo sin límites de velocidad”. Lo reduzco a sus tesis esenciales :
1. Debemos proponer una utopía liberal, o mejor, una visión de cómo serían nuestros países con una libertad plena y poderosa, en todos los órdenes y para todos.
2. Para que la gente acepte ciertas ideas, sus proponentes deben ser personas creíbles, audaces, e íntegras.
3. Los auténticos liberales no se rinden, no se venden, no retroceden. Así fueron Mises, Alberdi, y muchos otros.
4. Debemos buscar los mitos del liberalismo, destacar sus héroes, y oponerlos a los mitos de los socialistas.
5. Debemos defender y promover nuestras ideas sobre todo allí donde se forman los actuales maestros que enseñan a nuestros hijos.
6. El liberalismo no debe callarse nada. Debe llamar a las cosas por su nombre, sea “estómagos agradecidos”, “mediocres consumidores de servicios públicos”, o “criaturas ministeriales”.
7. La única posibilidad del liberalismo es proponer una libertad al máximo, ejercida sin límites de velocidad.
Este es un programa difícil, exigente, pero alcanzable. Quiero destacar el papel de la paciencia. Es posible que no veamos cambios significativos en muchos años. Pero hay que recordar que las ideas se incuban poco a poco, y que la gente no cambia sus creencias básicas de un día para otro.
El otro punto a destacar es el de la audacia, que en alguna ocasión yo la he denominado desvergüenza. Es decir, proponer nuestras ideas con descaro, sin concesiones, convencidos de que tenemos la razón. Esto irrita sobremanera a los antiliberales, y es una señal inequívoca de que vamos por el buen camino.
