March 05, 2006
Diccionario Personal : Mercado
Monstruo cuasi mitológico que devora a los incautos que se le acercan. Lo más extraño es que, a pesar de su maldad, ha logrado mantenerse durante miles de años, en todas las culturas y en todos los países.
Nuestros socialistas y estatistas de todas las raleas dicen que hay que domarlo mediante el poder del Estado. Trátenme de ingenuo, pero yo prefiero desenvolverme en el mercado a hacerlo en una oficina gubernamental. En el cruel mercado, nadie me obliga a nada. Si algo me gusta lo compro, y si no, no. Puedo seleccionar a mi antojo y nadie me dice nada. Puedo comprar hoy a uno y mañana a otro, y no pasa absolutamente nada.
En las compasivas oficinas gubernamentales todo cambia. Para empezar, se respira un tufillo cuartelario. Mis teóricos “servidores” me tratan a patadas, y eso cuando se dignan atenderme. Lo peor es que no tengo alternativa. No puedo ir a la oficina de un competidor a obtener mejores servicios.
Comienzo a sospechar que debo ser un “fundamentalista de mercado”, especie peligrosísima que reclama nada menos que la libertad. ¡Hasta allí podíamos llegar!. Claro que quienes me endosan el cartelito son los “fundamentalistas del Estado”, que claman por la opresión y la esclavitud. Eso sí, para beneficio del pueblo, y por supuesto, mandando ellos.
Monstruo cuasi mitológico que devora a los incautos que se le acercan. Lo más extraño es que, a pesar de su maldad, ha logrado mantenerse durante miles de años, en todas las culturas y en todos los países.
Nuestros socialistas y estatistas de todas las raleas dicen que hay que domarlo mediante el poder del Estado. Trátenme de ingenuo, pero yo prefiero desenvolverme en el mercado a hacerlo en una oficina gubernamental. En el cruel mercado, nadie me obliga a nada. Si algo me gusta lo compro, y si no, no. Puedo seleccionar a mi antojo y nadie me dice nada. Puedo comprar hoy a uno y mañana a otro, y no pasa absolutamente nada.
En las compasivas oficinas gubernamentales todo cambia. Para empezar, se respira un tufillo cuartelario. Mis teóricos “servidores” me tratan a patadas, y eso cuando se dignan atenderme. Lo peor es que no tengo alternativa. No puedo ir a la oficina de un competidor a obtener mejores servicios.
Comienzo a sospechar que debo ser un “fundamentalista de mercado”, especie peligrosísima que reclama nada menos que la libertad. ¡Hasta allí podíamos llegar!. Claro que quienes me endosan el cartelito son los “fundamentalistas del Estado”, que claman por la opresión y la esclavitud. Eso sí, para beneficio del pueblo, y por supuesto, mandando ellos.
Comments:
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Estoy de acuerdo contigo. No saben qué es el mercado. Hasta un filósofo chileno dijo que uno se aliena en el mercado.
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