July 18, 2006
Enfoques Interesantes : ¿Por qué no Funcionan las Escuelas Públicas?
Según Thomas E. Lehman, las escuelas públicas no pueden evaluar su propio desempeño en términos de la satisfacción de sus clientes por una simple razón : No tienen estado de ganancias y pérdidas.
En una empresa privada que opera en el mercado, las ganancias indican que la empresa ofrece servicios que los clientes valoran más que los costos. Por otro lado, las pérdidas indican lo contrario.
Las burocracias gubernamentales no tienen esta capacidad. No saben si los recursos obtenidos de los ciudadanos se están empleando para satisfacer sus más urgentes necesidades.
Como los administradores de la educación no pueden evaluar su desempeño en términos de la satisfacción de los consumidores, tienen que usar criterios no económicos, es decir, políticos. Tratarán de aumentar su presupuesto anual, expander su esfera de influencia, e imponer sus valores a la sociedad. La educación se convierte en indoctrinación.
Los administradores y educadores de las escuelas públicas deben empezar a competir en el mercado. Los ciudadanos deben ver la educación como un servicio que se vende y compra en el mercado de acuerdo a las preferencias individuales.
Más aún, la educación no debe ser obligatoria. Si los niños y sus padres no quieren la educación que ofrecen quienes compiten en el mercado, están en su derecho.
La competencia entre las diferentes alternativas en el mercado tendería a eliminar a los falsos profetas y a los fraudes. El absurdo que hoy domina las escuelas públicas no podría sobrevivir en el mercado. Los estudiantes ya no serían rehenes de las inclinaciones ideológicas o políticas de profesores y administradores.
Mi conclusión : Un análisis certero, claro, que da exactamente en el clavo.
Según Thomas E. Lehman, las escuelas públicas no pueden evaluar su propio desempeño en términos de la satisfacción de sus clientes por una simple razón : No tienen estado de ganancias y pérdidas.
En una empresa privada que opera en el mercado, las ganancias indican que la empresa ofrece servicios que los clientes valoran más que los costos. Por otro lado, las pérdidas indican lo contrario.
Las burocracias gubernamentales no tienen esta capacidad. No saben si los recursos obtenidos de los ciudadanos se están empleando para satisfacer sus más urgentes necesidades.
Como los administradores de la educación no pueden evaluar su desempeño en términos de la satisfacción de los consumidores, tienen que usar criterios no económicos, es decir, políticos. Tratarán de aumentar su presupuesto anual, expander su esfera de influencia, e imponer sus valores a la sociedad. La educación se convierte en indoctrinación.
Los administradores y educadores de las escuelas públicas deben empezar a competir en el mercado. Los ciudadanos deben ver la educación como un servicio que se vende y compra en el mercado de acuerdo a las preferencias individuales.
Más aún, la educación no debe ser obligatoria. Si los niños y sus padres no quieren la educación que ofrecen quienes compiten en el mercado, están en su derecho.
La competencia entre las diferentes alternativas en el mercado tendería a eliminar a los falsos profetas y a los fraudes. El absurdo que hoy domina las escuelas públicas no podría sobrevivir en el mercado. Los estudiantes ya no serían rehenes de las inclinaciones ideológicas o políticas de profesores y administradores.
Mi conclusión : Un análisis certero, claro, que da exactamente en el clavo.