July 21, 2006
Humor : Progres de Ayer y de Hoy
“Para ser un progre enragé en los años 70 del siglo pasado era requisito imprescindible estudiar montañas enteras de literatura granítica y memorizar frases larguísimas, de oscuro significado pero tremendamente eficaces en el combate dialéctico que a diario se desarrollaba en el foro más exigente que ha producido la Historia desde los tiempos del ágora : el bar de la Universidad.
Ser progre es ahora un objetivo vital que se alcanza sin el menor esfuerzo. Basta dejarse llevar por el medio ambiente educativo y convertirse en asiduo espectador de los programas televisivos de la madrugada.
Es bueno ser progre. De entrada, uno adquiere conciencia de que el bienestar material no tiene por qué provenir necesariamente del esfuerzo personal. Basta con aprenderse de carretilla los mantras elementales y tener una mínima habilidad para succionar cualquiera de las numerosísimas ubres, a cual más nutricia, que el Estado de Bienestar socialista pone a disposición de sus devotos para garantizarse un brillante porvenir, con todas las necesidades vitales más que resueltas.
La enseñanza pública, la Universidad, las instituciones municipales dedicadas a la cultura, los varios millones de fundaciones públicas dedicadas a las labores más absurdas, las televisiones autonómicas y las miríadas de ONGs patrocinadas con los impuestos de la burguesía opresora ofrecen al joven progresista un vastísimo horizonte donde fagocitar a sus anchas sin necesidad de doblar mucho el espinazo y, de paso, contribuir a cambiar una sociedad tan tremendamente injusta”.
( Fidel Vladimir el Exégeta )
“Para ser un progre enragé en los años 70 del siglo pasado era requisito imprescindible estudiar montañas enteras de literatura granítica y memorizar frases larguísimas, de oscuro significado pero tremendamente eficaces en el combate dialéctico que a diario se desarrollaba en el foro más exigente que ha producido la Historia desde los tiempos del ágora : el bar de la Universidad.
Ser progre es ahora un objetivo vital que se alcanza sin el menor esfuerzo. Basta dejarse llevar por el medio ambiente educativo y convertirse en asiduo espectador de los programas televisivos de la madrugada.
Es bueno ser progre. De entrada, uno adquiere conciencia de que el bienestar material no tiene por qué provenir necesariamente del esfuerzo personal. Basta con aprenderse de carretilla los mantras elementales y tener una mínima habilidad para succionar cualquiera de las numerosísimas ubres, a cual más nutricia, que el Estado de Bienestar socialista pone a disposición de sus devotos para garantizarse un brillante porvenir, con todas las necesidades vitales más que resueltas.
La enseñanza pública, la Universidad, las instituciones municipales dedicadas a la cultura, los varios millones de fundaciones públicas dedicadas a las labores más absurdas, las televisiones autonómicas y las miríadas de ONGs patrocinadas con los impuestos de la burguesía opresora ofrecen al joven progresista un vastísimo horizonte donde fagocitar a sus anchas sin necesidad de doblar mucho el espinazo y, de paso, contribuir a cambiar una sociedad tan tremendamente injusta”.
( Fidel Vladimir el Exégeta )