August 11, 2006

 
Dividendo Canalero

Por: Enrique Ho Fernández, de la Fundación Libertad de Panamá

En un artículo que escribí el año pasado titulado "¿Cuánto vale el Canal de Panamá?", hice una propuesta que, finalmente, parece estar agarrando fuerza. En dicho artículo escribí que "cada panameño debería tener el derecho de recibir dividendos directos del Canal de Panamá, en vez de estos ir a las arcas del Estado" (La Prensa, sección Opinión, 8 de Mayo de 2005). Me alegro que, un año después, panameños como Ricardo Martinelli (Bono canalero, Panamá América, 7 de mayo de 2006), Carlos Ernesto González Ramírez (Arden & Price, 25 de mayo, 2006), Roberto Brenes, Milton Henríquez y el Panamá América (Pulso de Panamá, 9 de mayo de 2006) hayan visto con buenos ojos la propuesta. Ahora que se ha hecho público el proyecto de ampliación del Canal, quiero expandir mi propuesta de darles los dividendos del Canal a los panameños con cifras más concretas. Espero que después de leer este artículo, ustedes también la apoyen.
Si los legítimos dueños del Canal son los panameños, entonces, sus dividendos deben repartirse entre los panameños y no entregárselos al Estado. Como actualmente los panameños no reciben ningún beneficio directo del Canal, tampoco perciben que se beneficiarán del proyecto de expansión. Los panameños tienen la percepción – cierta o falsa – que los beneficiados de la expansión serán los políticos de turno y sus allegados. Y esta es la principal razón del rechazo de un segmento de la población al proyecto.

Actualmente, el Canal paga al Estado cerca de B/. 484 millones en dividendos. Con la expansión del Canal, dichos dividendos alcanzarían por año B/. 4,308 millones a partir del 2025, según las proyecciones de la ACP. Si repartimos los actuales dividendos del Canal a cada panameño mayor de edad, cada hombre y mujer recibiría inicialmente cerca de B/. 27 mensuales. Como consecuencia de la expansión, el dividendo canalero iría aumentando con los años hasta llegar a B/.120 al mes para cada panameño mayor de edad. Parte de estos dividendos se podrían destinar a cuentas de jubilaciones individuales para que los panameños complementen su jubilación del Seguro Social, estimulando el ahorro.

Algunos se preguntarán si estoy hablando en serio. Mi propuesta de repartir el dividendo canalero a los panameños no es demagógica ni irreal pues variaciones de esta idea se usan en países como Singapur, donde el Estado reparte 2 tipos de dividendos a sus ciudadanos: Nuevas Acciones de Singapur (NSS) y Acciones de Reestructuración Económica (ERS). Alaska, a través del Alaska Permanent Fund, coloca los ingresos del petróleo en este Fondo que a su vez invierte en los mercados internacionales, y todos los años reparte sus dividendos a todos los ciudadanos de Alaska. Esa riqueza en el bolsillo de los ciudadanos no ha desmejorado la productividad ni hecho a los habitantes de Singapur o Alaska menos trabajadores (Singapur es uno de los países más ricos y productivos del mundo).

Analicemos las implicaciones de esta propuesta. Primero, la pobreza prácticamente se eliminaría en Panamá. El impacto sería mayor entre los pobres, pues B/.120 al mes representaría un incremento sustancial de su poder adquisitivo. Obviamente, los dividendos son variables, y dependerían de las ganancias que la ACP haga por año.

Segundo, el dividendo canalero tendría efectos positivos en la composición del gasto gubernamental. Actualmente el Estado destina cerca de B/.1,000 millones al área social, con resultados mediocres, porque solo el 10% llega a los pobres mientras el resto se pierde en burocracia, gastos innecesarios y corrupción. Al destinar el dividendo canalero al bolsillo de los panameños, el Estado quedaría librado de presiones sociales y esos B/.1,000 millones bien podrían usarse en proyectos de infraestructura, educación, salud o para bajar impuestos. Tercero, crearíamos una "sociedad de propietarios", convirtiendo a cada panameño en capitalista, dueño de su destino. Con mayor poder de ahorro y de consumo, aumentaría la calidad de vida. Los más pobres, liberados de preocuparse si tendrán qué comer mañana, serían hombres y mujeres más productivos.

Habrá quienes querrán mantener el status quo destinando al Estado la riqueza adicional que generará la expansión. A aquellos que piensan que es mejor darle al Estado los B/. 4 mil millones que generará el Canal por año, les menciono lo siguiente: todos los Estados petroleros – con la posible excepción de Noruega – son países pobres, antidemocráticos, represivos y corruptos. Son pobres –a pesar de ser ricos– porque canalizaron su riqueza petrolera a través del Estado en vez de repartirla a sus ciudadanos. No cometamos el error de entregar los dineros de la expansión del Canal al Estado panameño. La experiencia de los países petroleros habla por sí sola.

Quizás el mayor beneficio de la propuesta del dividendo canalero es que ampliaría la clase media y fortalecería la democracia en Panamá. Una vez los panameños confíen que la riqueza del Canal irá de manera directa a sus bolsillos, aumentará el apoyo popular al programa de expansión. Sólo si los panameños tenemos un interés directo en la rentabilidad del Canal tomaremos decisiones responsables acerca de su operación, mantenimiento y expansión. Al percibir el proyecto como una inversión que incrementará su riqueza personal, el panameño evaluará la propuesta por sus méritos, en vez de por la opinión que tenga del gobierno de turno o de los políticos que avalan o rechazan la propuesta.

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