September 13, 2006
Noticia / Crítica : Academias del Crimen
No, no es un reportaje sobre las cárceles, sino sobre las escuelas británicas, escrito por nuestro viejo conocido James Bartholomew.
Los victorianos creían firmemente que la educación era crucial en la lucha contra el crimen. Más de un siglo después, hay muchas escuelas plagadas de problemas como violencia, indisciplina grave, venta de drogas, y ataques físicos a profesores y alumnos.
Bartholomew presenta algunos datos interesantes. Dos de cada cinco robos en las calles son cometidos por niños o adolescentes entre 10 y 16 años durante horas de escuela. También una cuarta parte de los robos a residencias y un tercio de los robos de autos.
El asunto clave es que un porcentaje de los escolares llegan a una edad en la que no quieren ir ya a la escuela, pero son obligados por la ley. Cuando la escuela era obligatoria hasta los 14 años, los que creaban problemas eran los alumnos de 13. Cuando la edad se subió a 15, los de 14 se tornaron problemáticos. Actualmente, son los de 15 y 16 años.
Bartholomew cuenta el caso de la joven Miles Nanton. A los 13 años amenazaba a los niños más pequeños para que le entregaran los boletos de comida, que luego vendía a otros niños. Luego se dedicó a robar en almacenes, y llegó a amenazar a alguien con un cuchillo. Su madre la sacó de la escuela pública y la envió, con un hermano menor, a una pequeña escuela privada, Tabernacle School, que le cuesta 6,000 libras anuales por los dos hijos. La vida de Miles cambió radicalmente.
Tabernacle School ayuda a cada niño individualmente. Enseña códigos de conducta y moralidad. Es una de las pequeñas escuelas privadas para gente de bajos recursos. Estas escuelas están creciendo rápidamente. Sólo en un año pasaron de 170 a 276 escuelas. Cada vez más y más gente de escasos recursos dedican una parte importante de sus ingresos para enviar a sus hijos a este tipo de escuelas. Y no los envían por razones religiosas sino para que aprendan y se eduquen correctamente.
Sospecho que cada vez van a aparecer más escuelas privadas para gente humilde, porque la demanda existe. Utilizarán locales modestos, o de organizaciones caritativas, profesores jubilados que trabajen por salarios modestos, o cualesquiera otras alternativas. Pero yo creo que esta tendencia es imparable, y se va a dar en todas partes, porque las escuelas estatales, a pesar de todo lo que gastan, son en general un clamoroso fracaso.
No, no es un reportaje sobre las cárceles, sino sobre las escuelas británicas, escrito por nuestro viejo conocido James Bartholomew.
Los victorianos creían firmemente que la educación era crucial en la lucha contra el crimen. Más de un siglo después, hay muchas escuelas plagadas de problemas como violencia, indisciplina grave, venta de drogas, y ataques físicos a profesores y alumnos.
Bartholomew presenta algunos datos interesantes. Dos de cada cinco robos en las calles son cometidos por niños o adolescentes entre 10 y 16 años durante horas de escuela. También una cuarta parte de los robos a residencias y un tercio de los robos de autos.
El asunto clave es que un porcentaje de los escolares llegan a una edad en la que no quieren ir ya a la escuela, pero son obligados por la ley. Cuando la escuela era obligatoria hasta los 14 años, los que creaban problemas eran los alumnos de 13. Cuando la edad se subió a 15, los de 14 se tornaron problemáticos. Actualmente, son los de 15 y 16 años.
Bartholomew cuenta el caso de la joven Miles Nanton. A los 13 años amenazaba a los niños más pequeños para que le entregaran los boletos de comida, que luego vendía a otros niños. Luego se dedicó a robar en almacenes, y llegó a amenazar a alguien con un cuchillo. Su madre la sacó de la escuela pública y la envió, con un hermano menor, a una pequeña escuela privada, Tabernacle School, que le cuesta 6,000 libras anuales por los dos hijos. La vida de Miles cambió radicalmente.
Tabernacle School ayuda a cada niño individualmente. Enseña códigos de conducta y moralidad. Es una de las pequeñas escuelas privadas para gente de bajos recursos. Estas escuelas están creciendo rápidamente. Sólo en un año pasaron de 170 a 276 escuelas. Cada vez más y más gente de escasos recursos dedican una parte importante de sus ingresos para enviar a sus hijos a este tipo de escuelas. Y no los envían por razones religiosas sino para que aprendan y se eduquen correctamente.
Sospecho que cada vez van a aparecer más escuelas privadas para gente humilde, porque la demanda existe. Utilizarán locales modestos, o de organizaciones caritativas, profesores jubilados que trabajen por salarios modestos, o cualesquiera otras alternativas. Pero yo creo que esta tendencia es imparable, y se va a dar en todas partes, porque las escuelas estatales, a pesar de todo lo que gastan, son en general un clamoroso fracaso.