October 05, 2006
Galería de Despropósitos : Cómo Despedir a un Profesor
Según John Stossel, esa es una tarea casi imposible en el sistema de escuelas públicas de la ciudad de New York, a causa de las regulaciones protectoras.
En teoría, las regulaciones tienen el objetivo de impedir que los directores abusen de su autoridad despidiendo buenos educadores para contratar a amigos, familiares, o recomendados. Pero las regulaciones son tan detalladas que prácticamente nadie despide a un profesor. La alternativa que han encontrado es crear puestos especiales, sin tareas productivas que realizar, para quienes deberían ser despedidos.
Stossel cuenta un caso increíble. Se descubrió que un profesor enviaba e-mails de contenido sexual a una alumna de 16 años. Las pruebas eran contundentes. Incluso con la confesión del profesor, pasaron seis años antes de que la escuela pudiera despedirlo. Durante estos años no dió clases, pero recibió su salario, por un total de más de 350,000 dólares.
Puede que este sea un caso extremo, pero sospecho que el problema general sucede, con mayor o menor gravedad, en todas partes.
Si quiere reír o llorar, dependiendo de su estado de ánimo, al final del artículo de Stossel puede ver dos páginas en que se explican todos los pasos del proceso de despido. Ni Kafka hubiera imaginado algo así.
Según John Stossel, esa es una tarea casi imposible en el sistema de escuelas públicas de la ciudad de New York, a causa de las regulaciones protectoras.
En teoría, las regulaciones tienen el objetivo de impedir que los directores abusen de su autoridad despidiendo buenos educadores para contratar a amigos, familiares, o recomendados. Pero las regulaciones son tan detalladas que prácticamente nadie despide a un profesor. La alternativa que han encontrado es crear puestos especiales, sin tareas productivas que realizar, para quienes deberían ser despedidos.
Stossel cuenta un caso increíble. Se descubrió que un profesor enviaba e-mails de contenido sexual a una alumna de 16 años. Las pruebas eran contundentes. Incluso con la confesión del profesor, pasaron seis años antes de que la escuela pudiera despedirlo. Durante estos años no dió clases, pero recibió su salario, por un total de más de 350,000 dólares.
Puede que este sea un caso extremo, pero sospecho que el problema general sucede, con mayor o menor gravedad, en todas partes.
Si quiere reír o llorar, dependiendo de su estado de ánimo, al final del artículo de Stossel puede ver dos páginas en que se explican todos los pasos del proceso de despido. Ni Kafka hubiera imaginado algo así.
