November 19, 2006
Especial : Una Vida Plena
Como de costumbre, estoy retrasado respecto a mis colegas de la Red Liberal en mi tributo al pequeño gigante Milton Friedman.
Comenzaré diciendo que he sentido la muerte de Friedman en forma muy distinta a la de Revel. Con Revel, sentí que me estaban arrebatando algo intempestivamente. Yo esperaba al menos un par de libros suyos adicionales. En el caso de Friedman, su muerte la he sentido como una culminación natural de una vida plena. Hace sólo tres semanas leí una entrevista suya de unas quince páginas con Russell Roberts, compañero de fatigas de Don Boudreaux en Cafe Hayek.
Tengo que confesar un pecado mortal. No he leído ningún libro de Milton. Claro que lo he compensado con la lectura de artículos, conferencias, y entrevistas. Estas últimas han sido particularmente interesantes. En ellas Milton despliega sus excepcionales habilidades de comunicador : brillante a la vez que sencillo, vivaz, y con un enorme sentido del humor. Todo un festín para el espíritu.
Todo lo que se puede decir de Milton ya está dicho. Sólo quiero enfatizar su lucha a brazo partido contra el Keynesianismo dominante, lucha que inició a finales de los 40 y que terminó con la derrota inapelable de la teoría de Keynes, víctima de sus propias contradicciones.
Para mí, la mejor definición sobre Milton Friedman es la de Margaret Thatcher : “ freedom warrior”. Cualquier añadido sobra. Se nos fue Milton, pero nos queda su ejemplo y sus escritos, lo que no es poca cosa.
Como de costumbre, estoy retrasado respecto a mis colegas de la Red Liberal en mi tributo al pequeño gigante Milton Friedman.
Comenzaré diciendo que he sentido la muerte de Friedman en forma muy distinta a la de Revel. Con Revel, sentí que me estaban arrebatando algo intempestivamente. Yo esperaba al menos un par de libros suyos adicionales. En el caso de Friedman, su muerte la he sentido como una culminación natural de una vida plena. Hace sólo tres semanas leí una entrevista suya de unas quince páginas con Russell Roberts, compañero de fatigas de Don Boudreaux en Cafe Hayek.
Tengo que confesar un pecado mortal. No he leído ningún libro de Milton. Claro que lo he compensado con la lectura de artículos, conferencias, y entrevistas. Estas últimas han sido particularmente interesantes. En ellas Milton despliega sus excepcionales habilidades de comunicador : brillante a la vez que sencillo, vivaz, y con un enorme sentido del humor. Todo un festín para el espíritu.
Todo lo que se puede decir de Milton ya está dicho. Sólo quiero enfatizar su lucha a brazo partido contra el Keynesianismo dominante, lucha que inició a finales de los 40 y que terminó con la derrota inapelable de la teoría de Keynes, víctima de sus propias contradicciones.
Para mí, la mejor definición sobre Milton Friedman es la de Margaret Thatcher : “ freedom warrior”. Cualquier añadido sobra. Se nos fue Milton, pero nos queda su ejemplo y sus escritos, lo que no es poca cosa.