November 20, 2006

 
Noticia / Crítica : Sobre la Desigualdad Económica

En las últimas semanas me estoy encontrando con una especie de teoría, defendida especialmente por algunos economistas norteamericanos. Según ellos, la desigualdad económica es un mal en sí misma. Incluso aunque todos los ciudadanos tengan todo lo que necesitan para una vida digna, el hecho de que otros tengan más hace que disminuya o incluso desaparezca su satisfacción o su felicidad. Para corregir el “problema” unos abogan por una redistribución igualitaria y otros por un impuesto especial por las externalidades negativas que generan los muy ricos.

Habría muchos comentarios que hacer, pero me limitaré a algunos.

1. Me cuesta mucho creer que la mayoría de la gente sienta una menor satisfacción simplemente porque alguien tenga más que ellos. No niego que haya gente envidiosa, pero no creo que sea la mayoría. Pero supongamos que sea así. Si yo envidio la riqueza ajena, y eso me impide disfrutar lo que yo tengo, ¿quién tiene la responsabilidad?. A menos que consideremos al ser humano como un robot sin libre albedrío, tengo que concluir que el responsable de mi envidia soy yo. Es curioso que los mismos que achacan la causa de la envidia a otros no hagan lo mismo con la xenofobia y la homofobia. Si yo envidio al rico, el culpable es él. Si odio al extranjero o al homosexual, el culpable soy yo. Que alguien me explique está lógica.

2. Pero sigamos suponiendo que los teóricos de la desigualdad tengan razón en los fundamentos de su teoría, y vayamos a los remedios que proponen. De salida habría que descartar el impuesto a los más ricos. Y esto por dos razones. Primero, porque no eliminaría la desigualdad sino sólo la reduciría. Es decir, el problema continuaría, aunque en menor escala. Segundo, el problema no lo generan, para una persona en particular, los muy ricos, sino todos los que tienen más que ella. Así que, para cada persona tendríamos que calcular dos cosas. Por un lado, el impuesto a pagar por las externalidades que genera para otros, y por otro el subsidio que debe recibir por las externalidades que otros le generan. Me pregunto cuántos burócratas serían necesarios y a qué costo.
La única propuesta consistente con los supuestos de la teoría sería la redistribución igualitaria. Como hablamos de riqueza, debe ser obvio que sería una tarea imposible de ejecutar en la práctica, y que nos lanzaría de cabeza al socialismo más ruinoso, con las consecuencias conocidas.

3. Hay otras implicaciones interesantes. Si la teoría fuese válida, ¿por qué limitarnos a las diferencias económicas?. ¿Por qué no atacar las diferencias en salud, belleza, inteligencia, y cualesquiera otras?. Por ejemplo, yo sufro de siringomielia. Por tanto, al ver otras personas saludables se reduce mi felicidad. ¿No podría exigir que a las personas sanas se le inocule algún tipo de agente biológico que les produzca algún tipo de problema de salud?.
Y qué decir de la belleza?. Limitémonos al sexo femenino. No debe haber una cierta cantidad de féminas poco agraciadas que sufren al contemplar a actrices y modelos?. Entonces, ¿No sería lo apropiado reducir o eliminar la belleza de estas últimas para evitar el sufrimiento de las primeras?.

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