December 31, 2006

 
Bloc de Notas : La Igualdad, Por Isaiah Berlin

El meollo de la doctrina de la igualdad es “que cada hombre cuente por uno y que nadie cuente por más de uno”. Como muchas de las más conocidas frases de la filosofía política, es vaga, ambigua, cambia de connotación entre épocas y pensadores, no es evidente, no ha sido creída universalmente y no está conectada exclusivamente con algún sistema filosófico.

Algunas desigualdades, como las basadas en el nacimiento, son condenadas como arbitrarias e irracionales. Otras, como las basadas en la eficiencia, no lo son, lo que indica que se toman en cuenta otros valores además de la igualdad. Se supone que la igualdad no necesita razones y la desigualdad sí. Si reparto un pastel entre 10 personas a partes iguales no necesito dar ninguna explicación, pero si lo hago en forma desigual, se supone que debo explicarlo. Aquí se hallan envueltas dos nociones, la de las reglas y la de la igualdad propiamente dicha.

Una sociedad que acepta un conjunto de reglas queda expuesta a tres tipos de críticas :

1. Puedo aceptar las reglas y quejarme de que se hacen demasiadas excepciones sin reglas específicas que justifiquen las excepciones.

2. Puedo quejarme de que las reglas son malas o inicuas, porque : a) Una regla contradice a otra de carácter superior, o b) Una regla entra en conflicto con otra, siendo ambas incompatibles.

3. Puedo quejarme de que la sociedad tiene un exceso de reglas.

Se puede pecar contra el ideal de igualdad en dos formas :

1. Contra el principio de los derechos naturales, iguales para todos.

2. Contra algunos principios que indican que las diferencias pudieran estar justificadas, pero siempre que haya razones suficientes para instituirlas y conservarlas.

Un igualitarista social no pone normalmente objeción a la existencia de un director de orquesta. Sin embargo, podría decir que la inexistencia de orquestas sería un mal menor que la desigual distribución de poder dentro de las mismas.

Las dos concepciones básicas sobre la igualdad :

1. Lo que se necesita es la igualdad de derechos políticos y jurídicos. Es cierto que se pueden generar desigualdades, pero hay igualdad de oportunidades.

2. No basta con la igualdad señalada en el punto anterior, y hay que ir a la igualdad de resultados. Casi todos los argumentos derivan de Condorcet y Rousseau. Sin embargo, incluso Condorcet piensa que la sociedad debe ser gobernada por una élite de hombres ilustrados con mayores poderes que los gobernados. Esto se debe a que no sólo debe lograrse la igualdad sino otros fines como la felicidad, la virtud, la justicia, el progreso de ciencia y arte, y otros fines, y dio por supuesto que todos los fines eran compatibles entre sí.

(Antología de Ensayos, Espasa-Calpe, 1995 )

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