December 20, 2006
Economics for Real People : Las Causas del Ciclo Económico
Históricamente, la interferencia del banco central en el mercado se ha justificado con diferentes razones: proveer el dinero necesario, asegurar el valor estable de la moneda, combatir la inflación, y suavizar las fluctuaciones en la economía. En este capítulo trataremos sobre la última y veremos que el banco central tiende a ser el creador , no el remedio, de las fluctuaciones.
La teoría del ciclo económico de la escuela austriaca (TCEA) considera los siguientes elementos : los empresarios, los recursos disponibles, los consumidores, la preferencia temporal de estos entre consumo y ahorro, la inversión empresarial, la satisfacción de los deseos de los consumidores, y el banco central.
El problema de base es la interferencia del banco central en la preferencia temporal de los consumidores. Esta preferencia nos dice cuánto capital estará disponible a través del ahorro. Cuando el banco central baja artificialmente la tasa de interés, los empresarios hacen sus planes como si los consumidores fueran a ahorrar más de lo que van a ahorrar realmente. En un determinado momento, el banco central observa signos de “recalentamiento” y sube las tasas. Entonces los empresarios reducen la inversión al mínimo. Pasamos así del boom inicial a la depresión.
Se suele diferenciar entre “soft landing”, “hard landing”, y “full crash”. Cuanto mayor sea la diferencia entre la tasa artificial y la tasa real de interés más duro será el aterrizaje.
Un ejemplo típico fue el de las nuevas compañías de Internet en Estados Unidos. El Fed bajó la tasa de fondos federales en un punto entre junio de 1998 y enero de 1999. La tasa de los T-Bills a 30 años bajó del 7% al 5%. El llamado “zero maturity money” creció 15% en la segunda mitad de 1998. Con dinero abundante nacieron cientos de nuevas compañías.
Los consumidores ahorraban muy poco. Como la Bolsa subía, los consumidores efectuaban gastos más allá de lo normal. Las empresas comenzaron a notar que no había tantos fondos disponibles. También notaron escasez de programadores, gerentes de redes, gerentes técnicos y otros factores de producción. Los planes de negocio de las nuevas compañías mostraban flujos de caja negativos durante los primeros 10-15 años.
Pero el miedo a la inflación llevó al Fed a apretar el cinturón a finales de 1999. Entre mayo del 2000 y julio del 2001 no menos de 582 compañías de Internet cerraron. El desempleo aumentó y la economía entró en recesión.
La TCEA se preocupa primariamente por la inversión equivocada, no por la sobre inversión. Los empresarios se han dedicado a proyectos que nunca hubieran iniciado si hubieran podido tener información correcta de la preferencia temporal de los consumidores. La diferenciación entre los dos tipos de inversión es posible debido a la noción clave de la estructura del capital.
En efecto, los planes empresariales cuentan con que los bienes de capital complementarios estarán disponibles en el futuro, pero cuando llega el momento no lo están.
Las proponentes de la TCEA no afirman que la expansión del crédito no basada en el ahorro es la única forma de meterse en problemas, ni que explique todas las circunstancias de la recesión. Por ejemplo, en la Gran Depresión de 1929, las administraciones de Hoover y Roosevelt trataron de mantener los precios después del crash a los niveles anteriores. Esto impidió el proceso de ajuste e hizo que la depresión durase mucho más de lo necesario.
Tampoco la TCEA pretende ser determinista en el sentido que pueda establecer con precisión cuándo y dónde aparecerán las distorsiones derivadas de la tasa de interés artificialmente baja.
El economista Richard E. Wagner critica la TCEA porque, según él, asume que los empresarios no actúan racionalmente al formar sus expectativas. Es decir, si los empresarios ven que el Fed usa una tasa de interés demasiado baja, no deberían caer en la trampa. El problema es que el Fed está interviniendo constantemente. Los empresarios deberían tener capacidades sobrehumanas para adivinar las tasas correctas . Además, hay que notar que la motivación del Fed será actuar en forma contraria a las expectativas de los empresarios. Si creen que va a subir la tasa y se abstienen de invertir, el Fed la bajará , y viceversa. Si los empresarios tratan de adivinar lo que va a hacer el Fed, el Fed también trata de adivinar lo que van hacer los empresarios.
Veamos ahora cómo los empresarios entran en el boom. Supongamos que hay dos clases de empresarios, A y B. Los primeros son rentables, los segundos están en problemas, o iniciando, o necesitan fondos. Los primeros que ingresan al boom son los B, ya que para ellos es la salvación. Pero llega el momento en que los A tienen que entrar también, porque si no pueden quedarse sin recursos. La TCEA concuerda con la experiencia real de los periodos de expansión y contracción.
En resumen, la TCEA no se basa en que los empresarios sean lentos o incapaces de aprender. Se basa en la arrogancia del banco central que cree que puede determinar la tasa de interés mejor que lo que lo harían las decisiones voluntarias de prestamistas y prestatarios.
( Gene Callahan, Mises Institute, 2004, Pag. 209- 235 )
Históricamente, la interferencia del banco central en el mercado se ha justificado con diferentes razones: proveer el dinero necesario, asegurar el valor estable de la moneda, combatir la inflación, y suavizar las fluctuaciones en la economía. En este capítulo trataremos sobre la última y veremos que el banco central tiende a ser el creador , no el remedio, de las fluctuaciones.
La teoría del ciclo económico de la escuela austriaca (TCEA) considera los siguientes elementos : los empresarios, los recursos disponibles, los consumidores, la preferencia temporal de estos entre consumo y ahorro, la inversión empresarial, la satisfacción de los deseos de los consumidores, y el banco central.
El problema de base es la interferencia del banco central en la preferencia temporal de los consumidores. Esta preferencia nos dice cuánto capital estará disponible a través del ahorro. Cuando el banco central baja artificialmente la tasa de interés, los empresarios hacen sus planes como si los consumidores fueran a ahorrar más de lo que van a ahorrar realmente. En un determinado momento, el banco central observa signos de “recalentamiento” y sube las tasas. Entonces los empresarios reducen la inversión al mínimo. Pasamos así del boom inicial a la depresión.
Se suele diferenciar entre “soft landing”, “hard landing”, y “full crash”. Cuanto mayor sea la diferencia entre la tasa artificial y la tasa real de interés más duro será el aterrizaje.
Un ejemplo típico fue el de las nuevas compañías de Internet en Estados Unidos. El Fed bajó la tasa de fondos federales en un punto entre junio de 1998 y enero de 1999. La tasa de los T-Bills a 30 años bajó del 7% al 5%. El llamado “zero maturity money” creció 15% en la segunda mitad de 1998. Con dinero abundante nacieron cientos de nuevas compañías.
Los consumidores ahorraban muy poco. Como la Bolsa subía, los consumidores efectuaban gastos más allá de lo normal. Las empresas comenzaron a notar que no había tantos fondos disponibles. También notaron escasez de programadores, gerentes de redes, gerentes técnicos y otros factores de producción. Los planes de negocio de las nuevas compañías mostraban flujos de caja negativos durante los primeros 10-15 años.
Pero el miedo a la inflación llevó al Fed a apretar el cinturón a finales de 1999. Entre mayo del 2000 y julio del 2001 no menos de 582 compañías de Internet cerraron. El desempleo aumentó y la economía entró en recesión.
La TCEA se preocupa primariamente por la inversión equivocada, no por la sobre inversión. Los empresarios se han dedicado a proyectos que nunca hubieran iniciado si hubieran podido tener información correcta de la preferencia temporal de los consumidores. La diferenciación entre los dos tipos de inversión es posible debido a la noción clave de la estructura del capital.
En efecto, los planes empresariales cuentan con que los bienes de capital complementarios estarán disponibles en el futuro, pero cuando llega el momento no lo están.
Las proponentes de la TCEA no afirman que la expansión del crédito no basada en el ahorro es la única forma de meterse en problemas, ni que explique todas las circunstancias de la recesión. Por ejemplo, en la Gran Depresión de 1929, las administraciones de Hoover y Roosevelt trataron de mantener los precios después del crash a los niveles anteriores. Esto impidió el proceso de ajuste e hizo que la depresión durase mucho más de lo necesario.
Tampoco la TCEA pretende ser determinista en el sentido que pueda establecer con precisión cuándo y dónde aparecerán las distorsiones derivadas de la tasa de interés artificialmente baja.
El economista Richard E. Wagner critica la TCEA porque, según él, asume que los empresarios no actúan racionalmente al formar sus expectativas. Es decir, si los empresarios ven que el Fed usa una tasa de interés demasiado baja, no deberían caer en la trampa. El problema es que el Fed está interviniendo constantemente. Los empresarios deberían tener capacidades sobrehumanas para adivinar las tasas correctas . Además, hay que notar que la motivación del Fed será actuar en forma contraria a las expectativas de los empresarios. Si creen que va a subir la tasa y se abstienen de invertir, el Fed la bajará , y viceversa. Si los empresarios tratan de adivinar lo que va a hacer el Fed, el Fed también trata de adivinar lo que van hacer los empresarios.
Veamos ahora cómo los empresarios entran en el boom. Supongamos que hay dos clases de empresarios, A y B. Los primeros son rentables, los segundos están en problemas, o iniciando, o necesitan fondos. Los primeros que ingresan al boom son los B, ya que para ellos es la salvación. Pero llega el momento en que los A tienen que entrar también, porque si no pueden quedarse sin recursos. La TCEA concuerda con la experiencia real de los periodos de expansión y contracción.
En resumen, la TCEA no se basa en que los empresarios sean lentos o incapaces de aprender. Se basa en la arrogancia del banco central que cree que puede determinar la tasa de interés mejor que lo que lo harían las decisiones voluntarias de prestamistas y prestatarios.
( Gene Callahan, Mises Institute, 2004, Pag. 209- 235 )