January 20, 2007

 
¿Qué necesita Panamá?

Por Roberto Brenes, Presidente de la Fundación Libertad de Panamá

Si tratáramos de escoger en una sola palabra que defina la mayor carencia del país esta palabra sería "apertura". Panamá necesita con urgencia apertura económica, apertura laboral, apertura estatal y apertura política. Y para que todas estas aperturas funcionen; un estado de derecho que salvaguarde los derechos de los ciudadanos y exija responsabilidades a cada cual.

Los países, las regiones y las personas se hacen ricos expandiendo aquellos con quienes hacen negocios. Quizá un país grande pueda hacerse rico dentro de sus fronteras, pero en un país chico y con 40% de pobres resulta imposible generar algún grado de prosperidad mirando exclusivamente hacia adentro. Panamá debe hacer lo que han hecho los países pequeños de Asia y Europa, como Singapur y Holanda que orientaron sus economías hacia el mundo. Panamá ni siquiera necesita mirar afuera para ver ejemplos de éxito. Aquí mismo, los sectores abiertos de nuestra economía: Zona Libre, banca y transporte son los más prósperos y los más competitivos.

Para lograr apertura económica debemos promover la apertura y la excelencia laboral, de adentro y de afuera. Nuestro sistema educativo necesita una reforma profunda a gritos. So pretexto de defender conquistas laborales mantenemos normas laborales obsoletas rígidas atentatorias a la expansión del empleo y la productividad. A pesar de nuestro lema "Pro Mundi Beneficio" aprobamos leyes xenofóbicas que van contra la importación de talento e intentamos reservar a nacionales puestos de trabajo que ni siquiera existen. La promoción de talento y el conocimiento para la expansión de la productividad son condiciones sine qua non de un desarrollo sostenible y equitativo.

En el afán de preservar un modelo intervencionista y paternalista, con el cual no hemos hecho otra cosa que fabricar pobreza, hemos construido un Estado enorme y centralizado. Necesitamos también abrir el Estado descentralizando sus funciones a los niveles de la comunidad y limitando sus funciones a las necesarias para garantizar la seguridad y la red social, dejando a los ciudadanos las responsabilidades de generar la prosperidad.

Una de nuestras limitaciones es la visión y el alcance de nuestra clase política que es producto de un sistema partidario semi-cerrado con poca porosidad ideológica y enormes barreras de entrada a fuerzas renovadoras. Es necesario abrir también el sistema político si queremos una democracia verdaderamente representativa que inexorablemente llevará nuestra sociedad a una pluralidad vigorosa de pensamiento y con ello de nuevas ideas y nuevos rumbos.

Finalmente y por ello más importante; nada de lo arriba es posible si no componemos el estado de derecho y el sistema judicial. La preservación de los derechos de propiedad de cada quien, la implantación de reglas claras y transparentes y la sanción ejemplar y expedita de la corrupción y los abusos contra el sistema son el primer pilar de la democracia y el gran requisito del desarrollo nacional.

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