February 15, 2007

 
In Defense of Global Capitalism :¿Es irracional el capitalismo internacional?

1. El colectivo sin líder
Los críticos del capitalismo argumentan que los inversionistas son irracionales y mueven su capital con mentalidad de rebaño. Casi $1.5 trillones cruzan diariamente las fronteras nacionales, y esto para los críticos es un grave problema.

No hay duda de que las fluctuaciones en los mercados de acciones están aumentando. En las viejas empresas industriales el desempeño futuro era bastante predecible. En los nuevos sectores es mucho más difícil saberlo. Por eso, cualquier pequeño cambio en el desempeño actual tiene un mayor impacto sobre las expectativas de los inversionistas.

Por otro lado, la defensa de la movilidad internacional del capital es una cuestión de libertad, no del capital, sino de las personas, para decidir dónde colocan sus recursos. Estos tenderán a colocarse donde puedan obtener los mejores retornos, lo que beneficia a los inversionistas y a las economías seleccionadas.

Las mayores ganancias no se obtienen en las industrias maduras sino en los nuevos proyectos. Los mercados de capital son más importantes donde hay muchas ideas y pocos recursos.

Hoy día, hay un movimiento de capital privado de los países desarrollados hacia los países en desarrollo de $200 billones netos anuales. Es más de cuatro veces la cifra de hace 10 años, y 15 veces la de hace 20 años. Los estudios muestran generalmente que el desarrollo de los mercados financieros en un país es un buen indicador del crecimiento económico del país en los siguientes años.

2. ¿Regular más?
El capital puede abandonar aquellos países con dificultades económicas y la moneda puede ser atacada especulativamente. Una de las razones de que las transacciones de capital a corto plazo crezcan más rápido que las de largo plazo es que las segundas están severamente reguladas. Si se liberalizasen, el panorama cambiaría notablemente.

Algunos sugieren limitar la salida del capital. Pero si se hace esto, los inversionistas exigirán un retorno más alto para entrar, y muchos no entrarán nunca. Todos los datos muestran que la libertad de salida aumenta la cantidad de entrada.

Los controles de capital suelen crear un falso sentido de seguridad. Esto sucedió antes de la crisis en Corea del Sur. En 1997, Goldman-Sachs decía que los bancos y el banco central estaban en serios problemas, pero que los inversionistas podían dormir tranquilos. Por otro lado, los controles llevan a los políticos a creer que pueden hacer cualquier cosa, lo que demora la adopción de reformas dolorosas.

Otro problema con los controles de capital es que son difíciles de mantener. Los inversionistas dedican cada vez más tiempo a encontrar formas de obviarlos, generalmente con éxito.

3. La tasa Tobin
Es una tasa entre 0.05% y 0.25% sobre todo cambio de moneda. Sus defensores afirman que evitaría la especulación perjudicial y las grandes crisis de cambio. ( Nota : Aunque Norberg no lo dice, su inventor, James Tobin, abandonó la idea hace algún tiempo ).

Según los críticos sería muy difícil de introducir, a menos que estuviesen de acuerdo todos los países. Lo peor es que, aunque se pudiera introducir, sería perjudicial. De hecho sería un arancel que haría que el comercio y las inversiones fuesen más caros. La tasa puede parecer pequeña para las inversiones a largo plazo, pero no lo sería para otro tipo de inversiones que incluyen una inversión inicial, recuperación parcial, nueva inversión, y así sucesivamente.

Los proponentes dicen que quieren castigar la especulación, no la inversión productiva. El problema es que la línea divisoria no es clara. Por ejemplo, los críticos creen que los llamados “derivatives” son especulación. La realidad es que para las empresas son un seguro contra los cambios de precios y tasas de cambio.

Es obvio que la tasa no podría impedir las crisis de cambio. Si alguien puede ganar un 20% o un 50%, no se va a detener por un 0.25%. Lo mismo puede decirse de las salidas de capital. Si se esperan grandes pérdidas, nadie se va a quedar por la tasa.

Si se pudiera implantar, la tasa generaría grandes ingresos. Los estimados fluctúan entre $30 y $100 billones anuales. El gran problema es si estas sumas serían realmente cobrables. El cobro requeriría un enorme ejército burocrático a lo largo y ancho del mundo. Muy probablemente, esta burocracia se comería una buena parte de lo cobrado.

4. La crisis asiática
Se dice que la crisis asiática de 1997-1998 surgió de la nada, y afectó a economías sanas a través de asaltos especulativos y fugas de capital. Esto es un cuento.

Las economías afectadas por la crisis habían mostrado signos de problemas en los años anteriores. Los bancos habían conseguido enorme sumas de dinero del exterior, prestado a corto plazo, y ellos lo habían prestado internamente, pero manteniendo tasa fijas de cambio. Estas transacciones eran apoyadas por los gobiernos.

Los bancos tenían nexos con los gobiernos y con otros negocios, y los inversionistas creían que los gobiernos nunca permitirían la quiebra. Todos los países que fueron afectados por la crisis tenían dos cosas en común : grandes deudas a corto plazo y tasas de cambio fijas o controladas. Con las tasas de cambio excesivamente altas, la situación era perfecta para un ataque especulativo. Era fácil conseguir grandes sumas en la moneda local y cambiarlas a una tasa alta en el banco central. En consecuencia, los países gastaron sus reservas para mantener las tasas de cambio. Finalmente el éxodo de capital fue perfectamente racional.

Los países con economías saludables e instituciones sólidas como Taiwán, Singapur y Australia, aguantaron bien cuando se produjo la crisis de sus vecinos. Por consiguiente, el término “crisis asiática” no es totalmente apropiado.

5. En vez de crisis
Los países deben liberalizar sus mercados financieros y su política comercial antes de la apertura al capital externo. Es cierto que la liberalización de los mercados financieros ha llevado a veces a crisis financieras. El problema no es la liberalización, sino la ausencia de las instituciones necesarias. El economista Jagdish Bhagwati sugiere que los países deben crear primero estabilidad política, libre comercio, y reformas domésticas, antes de liberalizar los mercados financieros.

Exigir controles de capital, y la tasa Tobin, es más fácil que la ardua y laboriosa tarea de ir construyendo las instituciones apropiadas. En cualquier caso, hay algo que puede hacerse rápidamente, y es eliminar las tasas de cambio controladas. Son ellas las que permiten la especulación contra las monedas, que se dan indefectiblemente. Sucedió en México en 1997, en Rusia en 1998, en Brasil en 1999, y en Argentina en 2001.

6. ¿Dictadura del mercado?
Los críticos de la globalización dicen que los capitales y las compañías pueden moverse de un país cuando no están satisfechos con sus políticas, y llaman a este fenómeno “dictadura del mercado”.

Esto es simplemente grotesco. Los comunistas siempre consideraron la dictadura como una precondición para la economía centralizada. Por otro lado, la libertad económica siempre desemboca en la libertad política. Las encuestas internacionales de libertad económica han demostrado que los ciudadanos que tienen libertad para comerciar internacionalmente tienen cuatro veces más probabilidades de disfrutar de democracia política que aquellos que no tienen libertad de comercio.

La historia ha demostrado que sólo el capitalismo es compatible con la democracia. Hablar de “dictadura del mercado” revela una ignorancia abismal. Los mercados financieros no miran con buenos ojos a los gobiernos que no manejan bien sus finanzas. Los gobiernos pueden hacerlo, pero no pueden exigir que otros financien sus desastres.

Algunos creen que quienes prestan dinero no tienen derecho a poner condiciones. Tampoco creen que los ahorradores tienen derecho a poner sus ahorros donde estén más seguros. En pocas palabras, ellos defienden la dictadura de los gobiernos.

La noción de que las fuerzas del mercado obligan a los países a adoptar ciertas políticas ha sido creada por políticos timoratos. Como no tienen la fuerza ni la convicción para defender sus decisiones, se escudan en la idea de que han sido obligados por la globalización.

( Johan Norberg, Cato Institute, 2003, Pag. 239 - 276 )

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