March 30, 2007
El Laberinto de la Pobreza
( Este artículo de John A. Bennett, de la Fundación Libertad de Panamá, fue publicado recientemente en el diario local La Prensa )
El economista Alberto Muñoz nos refiere a un escrito de Jeffrey Sachs para desacreditar al ganador del premio Nobel de economía Friedrich Hayek y concluir que el mercado requiere intervención central para evitar sus males. Comencemos por rectificar que aunque Hayek se oponía a la ingeniería social venerada por los proponentes del pleno estado benefactor, no estaba opuesto a una seguridad social de asistencia a quienes padecían una discapacidad física, según nos explica el profesor William Easterly, profesor de economía en la Universidad de New York.
Sachs es una persona auténticamente involucrada en combatir la pobreza y seguramente favorecería su propia causa si tan solo entendiera mejor el trabajo de Hayek en su libro El Camino de la Servidumbre, en donde nos advierte sobre los peligros de la injerencia exagerada de una economía central dirigida por "iluminados" políticos. Sachs nos recuerda que el trabajo de Hayek fue escrito con mucho coraje en 1944, cuando la planificación soviética con su socialismo tecnocrático en medio de una guerra mundial era atractiva para muchos.¡Gracias a Dios -nos aclara Easterly- que hubo suficiente escucha y sentido común para evitar el camino a la servidumbre!, mal que podemos observar claramente en nuestro patio en el transporte, educación y en tantas otras esferas, si tan solo ponemos un poco de atención.
Sachs admite que es partidario de una economía libre, con un grado de intervención central. Esto es algo que en alguna medida habrá funcionado en ciertos países desarrollados, pero que ya muestran graves síntomas del mal advertido por Hayek.Si a esto llamamos "método científico", y lo publicamos en el Scientific American, entonces la ciencia americana anda muy mal, advierte Easterly. Además la revista está mal porque no entiende los límites de la metodología científica en las ciencias sociales, y Sachs comete el error de muchos economistas al caer en la tentación de justificar la intervención pública en la economía como método de justificar la importancia de los economistas como astrólogos de la corte.
La verdadera manera de ayudar a los desposeídos es enseñándoles y facilitándoles el camino de salida de la servidumbre y no el camino que cada día se populariza más en nuestro patio, cuando se propone una mayor "redistribución de riquezas", que no es más que robar más para satisfacer intereses politiqueros.Medidas como las que en estos momentos están en primer debate de la Asamblea, que reduce la tramitología para montar una empresa, son las que necesitamos; así como otras que complementen.
Easterly advierte sobre la equivocación de hacer comparaciones entre la pobreza norteamericana y la de países nórdicos. Tratarlas de igual manera no tiene nada de científico. Pero si vemos el bosque y no solo las hojas del árbol, veremos que fueron los EU y el Reino Unido, partiendo desde los escoceses, los líderes en el movimiento de la revolución industrial que acabó con más pobreza global en los últimos dos siglos que los modestos y limitados experimentos escandinavos; que como señalé, ya muestran serios síntomas de resquebrajamiento.
Sachs tampoco nos advierte que los propios escandinavos ya comienzan a moverse más hacia la derecha, alejándose de la intervención central.Con todo esto en mente podemos concluir que Sachs se equivocó en cuanto a que Hayek se equivocó, y que es imperativo que muchos economistas y no economistas lean con más detenimiento El Camino de la Servidumbre, de Hayek, si es que hemos de encontrar la salida al laberinto de la pobreza, el cual está empedrado no de intervención gubernamental sino de adoquines de libertad.
( Este artículo de John A. Bennett, de la Fundación Libertad de Panamá, fue publicado recientemente en el diario local La Prensa )
El economista Alberto Muñoz nos refiere a un escrito de Jeffrey Sachs para desacreditar al ganador del premio Nobel de economía Friedrich Hayek y concluir que el mercado requiere intervención central para evitar sus males. Comencemos por rectificar que aunque Hayek se oponía a la ingeniería social venerada por los proponentes del pleno estado benefactor, no estaba opuesto a una seguridad social de asistencia a quienes padecían una discapacidad física, según nos explica el profesor William Easterly, profesor de economía en la Universidad de New York.
Sachs es una persona auténticamente involucrada en combatir la pobreza y seguramente favorecería su propia causa si tan solo entendiera mejor el trabajo de Hayek en su libro El Camino de la Servidumbre, en donde nos advierte sobre los peligros de la injerencia exagerada de una economía central dirigida por "iluminados" políticos. Sachs nos recuerda que el trabajo de Hayek fue escrito con mucho coraje en 1944, cuando la planificación soviética con su socialismo tecnocrático en medio de una guerra mundial era atractiva para muchos.¡Gracias a Dios -nos aclara Easterly- que hubo suficiente escucha y sentido común para evitar el camino a la servidumbre!, mal que podemos observar claramente en nuestro patio en el transporte, educación y en tantas otras esferas, si tan solo ponemos un poco de atención.
Sachs admite que es partidario de una economía libre, con un grado de intervención central. Esto es algo que en alguna medida habrá funcionado en ciertos países desarrollados, pero que ya muestran graves síntomas del mal advertido por Hayek.Si a esto llamamos "método científico", y lo publicamos en el Scientific American, entonces la ciencia americana anda muy mal, advierte Easterly. Además la revista está mal porque no entiende los límites de la metodología científica en las ciencias sociales, y Sachs comete el error de muchos economistas al caer en la tentación de justificar la intervención pública en la economía como método de justificar la importancia de los economistas como astrólogos de la corte.
La verdadera manera de ayudar a los desposeídos es enseñándoles y facilitándoles el camino de salida de la servidumbre y no el camino que cada día se populariza más en nuestro patio, cuando se propone una mayor "redistribución de riquezas", que no es más que robar más para satisfacer intereses politiqueros.Medidas como las que en estos momentos están en primer debate de la Asamblea, que reduce la tramitología para montar una empresa, son las que necesitamos; así como otras que complementen.
Easterly advierte sobre la equivocación de hacer comparaciones entre la pobreza norteamericana y la de países nórdicos. Tratarlas de igual manera no tiene nada de científico. Pero si vemos el bosque y no solo las hojas del árbol, veremos que fueron los EU y el Reino Unido, partiendo desde los escoceses, los líderes en el movimiento de la revolución industrial que acabó con más pobreza global en los últimos dos siglos que los modestos y limitados experimentos escandinavos; que como señalé, ya muestran serios síntomas de resquebrajamiento.
Sachs tampoco nos advierte que los propios escandinavos ya comienzan a moverse más hacia la derecha, alejándose de la intervención central.Con todo esto en mente podemos concluir que Sachs se equivocó en cuanto a que Hayek se equivocó, y que es imperativo que muchos economistas y no economistas lean con más detenimiento El Camino de la Servidumbre, de Hayek, si es que hemos de encontrar la salida al laberinto de la pobreza, el cual está empedrado no de intervención gubernamental sino de adoquines de libertad.