March 06, 2007

 
Elogio del mercado (1), Por Carlos Rodríguez Braun

1. Introducción
El mercado suscita la sospecha, el desdén, y la ira de políticos, empresarios, sindicalistas, intelectuales, periodistas, religiosos y artistas. Dicen que es la selva. Pero en la selva no hay mercado, porque allí sólo rige la ley del más fuerte.

Los mercados florecen cuando hay libertad, justicia, seguridad personal, protección de derechos y garantía del cumplimiento de los contratos. No hay mercado sin Estado de Derecho.

Tanto el mercado como sus condiciones han surgido de un largo proceso evolutivo, y no del diseño previo. Por ello exigen de nosotros modestia y cautela. Modestia porque no sabemos todo sobre el origen y funcionamiento de las instituciones. Y cautela a la hora de cambiarlas o destruirlas a partir de postulados intelectuales.

El mercado no es simplemente un lugar donde se compran cosas. Es un conjunto de relaciones entre los seres humanos que se concretan en transacciones que llevamos a cabo para satisfacer nuestras necesidades.

2. La cuestión de los pobres
Todos nos ganamos la vida mediante nuestro trabajo. Y es la especialización del trabajo la que permite el progreso. En cierto sentido, todos somos empresarios que compramos y vendemos bienes o servicios. El mercado nos da una información importante. Nos indica para qué servimos. Pero nosotros debemos decidir qué hacemos con esa información.

Los pobres no son un resultado del mercado, sino más bien de las cortapisas que se le ponen y que no lo dejan funcionar sino a medias. La metáfora de la mano invisible ha sido mal entendida. Se ha enfatizado el sustantivo cuando lo que importa es el adjetivo. No hay nadie que coordine el sistema económico. El sistema es complejo e inextricable.

Hay quien cree que las empresas grandes prevalecen sobre las pequeñas. Pero constantemente vemos empresas grandes que desaparecen y otras pequeñas que se hacen grandes. El mercado no premia el tamaño sino la eficiencia.

Los pobres no están condenados a serlo, siempre que haya un mercado que les permita decidir qué pueden hacer y cómo pueden servir las necesidades ajenas. El mercado es una oportunidad, no una amenaza.

Durante años se han emprendido en los países desarrollados “guerras contra la pobreza”. Se basaban en la idea de que los pobres sólo necesitaban bienes. Olvidaron que los pobres necesitan responsabilidad, iniciativa, y confianza en sí mismos.

Una idea especialmente equivocada es que si alguien es pobre es porque otro es rico. Esto pudo ser cierto en un mundo primitivo, pero no hoy. En la actualidad, uno se hace rico ofreciendo bienes o servicios que la gente esté dispuesta a comprar libremente.

3. Mercado y moral
Se dice que el mercado fomenta el egoísmo, el individualismo, la agresividad, el materialismo, la vulgaridad, los privilegios y el engaño.

Respecto al egoísmo, es todo lo contrario. Nadie puede sobrevivir en el mercado si no ofrece lo que los demás necesitan. Las personas reciben en las tiendas mejor trato que en las oficinas públicas. Respecto al engaño, nadie puede mantenerse sobre esa base. El mercado no impulsa el materialismo y la vulgaridad. Provee todo tipo de bienes y servicios, de lo sublime a lo abyecto. Cada persona escoge. En cuanto a los privilegios, son totalmente disueltos por la competencia..

4. Economía, sociedad, libertad
La libertad individual es inconcebible sin libertad económica. El mercado es más social que la política, porque ésta siempre excluye. En el mercado todo el mundo puede encontrar su sitio y progresar.

( Estado contra mercado, Taurus, 2000, Pag. 17-34 )

Comments:
La palabra que más le gusta a los socialistas es regular el mercado. Luego le echan la culpa al mercado y no las regulaciones que ellos hacen, como los responsables de sus propios males.
 
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