March 21, 2007
Intelectuales en política : Alexandre Kojeve
Kojeve dedicó su vida intelectual a la filosofía de Hegel. Por otro lado, fue consejero de presidentes y ministros en Francia. Recientemente ha alcanzado gran difusión como inspirador de Fukuyama.
Kojeve nació en Moscú en 1902 en una familia acomodada que apreciaba mucho la cultura. Abandonó la URSS en 1920 y llegó a París en 1926, invitado por su amigo Alexandre Koyré.
Kojeve causó sensación con su seminario sobre Hegel, iniciado en 1933. En su Fenomenología del Espíritu, Hegel describe la lucha entre la simple conciencia (el amo) y la autoconciencia (el siervo). Al final, el siervo gana la batalla, lo que significa que la mente autoconsciente ha aprendido a reconocerse a sí misma y a otras mentes por lo que son. Así la mente llega al conocimiento absoluto y puede descansar.
Kojeve extendió la dialéctica amo-siervo a la historia. Según él, la lucha humana por el reconocimiento es el motor de la historia . Esta afecta a los individuos, clases, y naciones. Según Kojeve, la historia había terminado.
Con la Revolución Francesa se estableció la idea del reconocimiento mutuo y fue abolida en la mente humana la distinción amo-esclavo. Con el desarrollo del Estado moderno post-napoleónico se había alcanzado la frontera final, donde los seres humanos se convertirían en ciudadanos y consumidores en lo que Kojeve llamó “Estado homogéneo y universal”. Todos los eventos políticos de los últimos doscientos años conducían a este fin.
Kojeve continuó el seminario por seis años con un pequeño pero altamente significativo grupo de iniciados. Entre ellos, Raymond Aron, Eric Weil, Maurice Merleau-Ponty, André Breton, Georges Bataille, Raymond Queneau y Jacques Lacan. En sus memorias, Raymond Aron consideró a Kojeve como una de las tres mejores mentes que había conocido.
Después de la guerra, Kojeve entró a trabajar como consejero en la sección de relaciones económicas exteriores del ministerio de finanzas. Kojeve siguió ocupando diferentes puestos hasta su muerte en 1968. La importancia del trabajo que desarrolló ha sido confirmada por personajes como Raymond Barre y Valery Giscard d’Estaing.
La posición de Kojeve fue que había que defender a Europa y a Francia contra la dominación del Este o del Oeste mientras que llegase a establecerse el Estado Universal. Europa estaba entre dos prototipos desagradables, la URSS y Estados Unidos. Había que crear una tercera fuerza unificando Europa en un nuevo “Imperio Latino”, siendo Francia primus inter pares. Esta unión no incluiría a Inglaterra ni Alemania, y tendría que desarrollar lazos estrechos con las colonias que estaban a punto de independizarse.
Un tema interesante es la polémica de Kojeve con Leo Strauss sobre las relaciones entre filosofía y política. Ambos se habían conocido en los años 20 en Alemania y mantuvieron una correspondencia regular durante muchos años. Para Strauss llamaba la atención que las tiranías del siglo XX no hubieran sido reconocidas por muchos filósofos e intelectuales como lo que eran en realidad. La filosofía debe ser consciente de los peligros de la tiranía y los filósofos no deben tratar de modificar el mundo político de acuerdo a sus ideas. Siempre habrá una tensión entre filosofía y política. El filósofo no puede ni retirarse a su cueva ni ponerse al servicio del poder político.
En contra de Strauss, Kojeve defendió que los tiranos y los filósofos se necesitaban mutuamente para completar la historia. Los tiranos necesitan que les digan cuáles son las potencialidades escondidas en el presente. Los filósofos necesitan a quienes se atrevan a realizar las potencialidades. Su relación, según Kojeve, es razonable, y sólo la historia juzgará los resultados.
Por su parte, Strauss no podía aceptar que la tiranía de Stalin fuese más aceptable que las tiranías antiguas, simplemente por su ideología moderna.
En el pensamiento de Kojeve existe algo inhumano, una esperanza mesiánica del día en que todos los esfuerzos humanos desaparezcan para dar paso a la satisfacción total. En 1950 escribía a Strauss : “En el Estado final no habrá seres humanos, sino autómatas satisfechos. El tirano será un administrador, un autómata para autómatas”.
Para Kojeve, esta perspectiva no era utópica ni distópica, sino una posibilidad con la que había que contar. Su neutralidad en la guerra fría descansaba en una profunda indiferencia sobre la deshumanización potencial del hombre.
( Mark Lilla, The Reckless Mind, Pag. 113-136 )
Kojeve dedicó su vida intelectual a la filosofía de Hegel. Por otro lado, fue consejero de presidentes y ministros en Francia. Recientemente ha alcanzado gran difusión como inspirador de Fukuyama.
Kojeve nació en Moscú en 1902 en una familia acomodada que apreciaba mucho la cultura. Abandonó la URSS en 1920 y llegó a París en 1926, invitado por su amigo Alexandre Koyré.
Kojeve causó sensación con su seminario sobre Hegel, iniciado en 1933. En su Fenomenología del Espíritu, Hegel describe la lucha entre la simple conciencia (el amo) y la autoconciencia (el siervo). Al final, el siervo gana la batalla, lo que significa que la mente autoconsciente ha aprendido a reconocerse a sí misma y a otras mentes por lo que son. Así la mente llega al conocimiento absoluto y puede descansar.
Kojeve extendió la dialéctica amo-siervo a la historia. Según él, la lucha humana por el reconocimiento es el motor de la historia . Esta afecta a los individuos, clases, y naciones. Según Kojeve, la historia había terminado.
Con la Revolución Francesa se estableció la idea del reconocimiento mutuo y fue abolida en la mente humana la distinción amo-esclavo. Con el desarrollo del Estado moderno post-napoleónico se había alcanzado la frontera final, donde los seres humanos se convertirían en ciudadanos y consumidores en lo que Kojeve llamó “Estado homogéneo y universal”. Todos los eventos políticos de los últimos doscientos años conducían a este fin.
Kojeve continuó el seminario por seis años con un pequeño pero altamente significativo grupo de iniciados. Entre ellos, Raymond Aron, Eric Weil, Maurice Merleau-Ponty, André Breton, Georges Bataille, Raymond Queneau y Jacques Lacan. En sus memorias, Raymond Aron consideró a Kojeve como una de las tres mejores mentes que había conocido.
Después de la guerra, Kojeve entró a trabajar como consejero en la sección de relaciones económicas exteriores del ministerio de finanzas. Kojeve siguió ocupando diferentes puestos hasta su muerte en 1968. La importancia del trabajo que desarrolló ha sido confirmada por personajes como Raymond Barre y Valery Giscard d’Estaing.
La posición de Kojeve fue que había que defender a Europa y a Francia contra la dominación del Este o del Oeste mientras que llegase a establecerse el Estado Universal. Europa estaba entre dos prototipos desagradables, la URSS y Estados Unidos. Había que crear una tercera fuerza unificando Europa en un nuevo “Imperio Latino”, siendo Francia primus inter pares. Esta unión no incluiría a Inglaterra ni Alemania, y tendría que desarrollar lazos estrechos con las colonias que estaban a punto de independizarse.
Un tema interesante es la polémica de Kojeve con Leo Strauss sobre las relaciones entre filosofía y política. Ambos se habían conocido en los años 20 en Alemania y mantuvieron una correspondencia regular durante muchos años. Para Strauss llamaba la atención que las tiranías del siglo XX no hubieran sido reconocidas por muchos filósofos e intelectuales como lo que eran en realidad. La filosofía debe ser consciente de los peligros de la tiranía y los filósofos no deben tratar de modificar el mundo político de acuerdo a sus ideas. Siempre habrá una tensión entre filosofía y política. El filósofo no puede ni retirarse a su cueva ni ponerse al servicio del poder político.
En contra de Strauss, Kojeve defendió que los tiranos y los filósofos se necesitaban mutuamente para completar la historia. Los tiranos necesitan que les digan cuáles son las potencialidades escondidas en el presente. Los filósofos necesitan a quienes se atrevan a realizar las potencialidades. Su relación, según Kojeve, es razonable, y sólo la historia juzgará los resultados.
Por su parte, Strauss no podía aceptar que la tiranía de Stalin fuese más aceptable que las tiranías antiguas, simplemente por su ideología moderna.
En el pensamiento de Kojeve existe algo inhumano, una esperanza mesiánica del día en que todos los esfuerzos humanos desaparezcan para dar paso a la satisfacción total. En 1950 escribía a Strauss : “En el Estado final no habrá seres humanos, sino autómatas satisfechos. El tirano será un administrador, un autómata para autómatas”.
Para Kojeve, esta perspectiva no era utópica ni distópica, sino una posibilidad con la que había que contar. Su neutralidad en la guerra fría descansaba en una profunda indiferencia sobre la deshumanización potencial del hombre.
( Mark Lilla, The Reckless Mind, Pag. 113-136 )
Comments:
<< Home
Muy bueno tu sección intelectuales y política.
A un profesor comunista le gustaba Kojeve. Y lo ponía como introducción a Hegel. Es un comentarista más. No sabía que repudiaba a USA, y que fuese tan reaccionario en revivir un 'Imperio Latino' con Francia a la cabeza.Problemente Chirac leyó un comentario de un comentario de Kojeve.
Pensé que no ibas a mencionar a Leo Strauss. Sé que han traducido tres libros de este filósofo, que se lo considera el gúro de los neoconservadores. Además, también tuvo contacto el filósofo alemán de la teoría del enemigo-amigo.
Leo Straus deseo leerlo.
A un profesor comunista le gustaba Kojeve. Y lo ponía como introducción a Hegel. Es un comentarista más. No sabía que repudiaba a USA, y que fuese tan reaccionario en revivir un 'Imperio Latino' con Francia a la cabeza.Problemente Chirac leyó un comentario de un comentario de Kojeve.
Pensé que no ibas a mencionar a Leo Strauss. Sé que han traducido tres libros de este filósofo, que se lo considera el gúro de los neoconservadores. Además, también tuvo contacto el filósofo alemán de la teoría del enemigo-amigo.
Leo Straus deseo leerlo.
Yo no sabía mayor cosa de Kojeve hasta que leí el famoso artículo de Fukuyama de hace años. Tampoco sabía que hubiera sido asesor político. Ahora entiendo la política de Francia, que ha sido más o menos la misma desde los tiempos de De Gaulle.
En cuanto a Leo Strauss, parece interesante. Ya veremos si logro hacer tiempo para leerlo.
Post a Comment
En cuanto a Leo Strauss, parece interesante. Ya veremos si logro hacer tiempo para leerlo.
<< Home