March 11, 2007
Intelectuales en política : Carl Schmitt
Schmitt murió en 1985 a la edad de 96 años. Hoy es considerado, a pesar de su pasado nazi, como uno de los teóricos políticos más importantes del siglo veinte.
Schmitt se afilió al Partido Nazi en 1933, siendo profesor en la universidad de Colonia. Los nazis esperaban que proporcionara respetabilidad jurídica a las acciones de Hitler, y no se vieron defraudados. Schmitt escribió varios panfletos defendiendo el principio del líder, la prioridad del Partido, y el racismo.
En 1936 defendió la eliminación de los autores judíos. Entre 1939 y 1941 formuló su teoría sobre la esfera geográfica de influencia, para justificar las acciones de Hitler. Después de 1945 quedó libre pero se le prohibió ejercer como profesor. Schmitt nunca se arrepintió de su pasado, y trató de justificarlo.
Schmitt escribió una gran cantidad de libros sobre temas diversos. La mejor introducción a su pensamiento político es su ensayo The Concept of the Political, escrito originalmente en 1927, y luego ampliado y corregido en varias ocasiones. Para él, la distinción política más importante es entre amigos y enemigos. Una colectividad es un cuerpo político sólo en la medida en que tenga enemigos. El cree que definir a los enemigos es la primera etapa para definirse uno mismo. Schmitt cree que todo es potencialmente político, incluyendo costumbres, religión, economía, arte, porque cualquier cosa puede convertirse en causa de conflicto. Un mundo sin guerra sería un mundo sin política; un mundo sin política sería un mundo sin enemigos; un mundo sin enemigos sería un mundo sin seres humanos.
Para él, las decisiones del Estado no tienen límites. La práctica de los romanos de establecer dictadores temporales es para Schmitt el reconocimiento de dicho principio, denominado “decisionismo”. Schmitt se queja con frecuencia de que las tensiones saludables de la política han sido reemplazadas por el consumo, el entretenimiento, y la discusión perpetua. Para él, una dictadura temporal, como expresión de la voluntad del pueblo, es mucho más democrática que el parlamentarismo .
Curiosamente, Schmitt tiene tanto partidarios derechistas como izquierdistas. Probablemente, esto se explica por su pensamiento antiliberal, que lo hace atractivo para ambos.
Heinrich Meir ha descubierto que en el fondo del pensamiento político de Schmitt hay un sustrato religioso. Según él, la Iglesia Católica es una especie de modelo del orden político ideal. La Iglesia coloca la necesidad de la unidad por encima de cualquier otra consideración ya que debe dirigir a la sociedad con autoridad y representarla ante Dios.
Sin embargo, Schmitt no fue en absoluto un pensador católico. Su Dios es un Dios escondido y autoritario, que ha revelado la verdad para siempre, y cuya voluntad es el único fundamento de la verdad. Para él la enemistad es parte del orden divino, y la guerra tiene el carácter de juicio divino. Según esto, la búsqueda de la paz y la seguridad es una rebelión contra Dios.
Schmitt es a veces caracterizado equivocadamente como hobesiano. En realidad fue un crítico de Hobbes. Le reprochó su incapacidad para aceptar el conflicto perpetuo y su invento del “Dios mortal”. El Estado liberal secular es el producto de la batalla entre el hombre y el Dios.
En una ocasión Schmitt escribió que él era un teólogo de la jurisprudencia. Sus seguidores están tan convencidos de que la edad moderna es un error gigantesco que están dispuestos a cualquier cosa para corregirlo. Aunque pocos de ellos comparten su peculiar visión teológica, todos rechazan violentamente la sociedad liberal.
( Mark Lilla, The Reckless Mind, Pag. 47-76 )
Schmitt murió en 1985 a la edad de 96 años. Hoy es considerado, a pesar de su pasado nazi, como uno de los teóricos políticos más importantes del siglo veinte.
Schmitt se afilió al Partido Nazi en 1933, siendo profesor en la universidad de Colonia. Los nazis esperaban que proporcionara respetabilidad jurídica a las acciones de Hitler, y no se vieron defraudados. Schmitt escribió varios panfletos defendiendo el principio del líder, la prioridad del Partido, y el racismo.
En 1936 defendió la eliminación de los autores judíos. Entre 1939 y 1941 formuló su teoría sobre la esfera geográfica de influencia, para justificar las acciones de Hitler. Después de 1945 quedó libre pero se le prohibió ejercer como profesor. Schmitt nunca se arrepintió de su pasado, y trató de justificarlo.
Schmitt escribió una gran cantidad de libros sobre temas diversos. La mejor introducción a su pensamiento político es su ensayo The Concept of the Political, escrito originalmente en 1927, y luego ampliado y corregido en varias ocasiones. Para él, la distinción política más importante es entre amigos y enemigos. Una colectividad es un cuerpo político sólo en la medida en que tenga enemigos. El cree que definir a los enemigos es la primera etapa para definirse uno mismo. Schmitt cree que todo es potencialmente político, incluyendo costumbres, religión, economía, arte, porque cualquier cosa puede convertirse en causa de conflicto. Un mundo sin guerra sería un mundo sin política; un mundo sin política sería un mundo sin enemigos; un mundo sin enemigos sería un mundo sin seres humanos.
Para él, las decisiones del Estado no tienen límites. La práctica de los romanos de establecer dictadores temporales es para Schmitt el reconocimiento de dicho principio, denominado “decisionismo”. Schmitt se queja con frecuencia de que las tensiones saludables de la política han sido reemplazadas por el consumo, el entretenimiento, y la discusión perpetua. Para él, una dictadura temporal, como expresión de la voluntad del pueblo, es mucho más democrática que el parlamentarismo .
Curiosamente, Schmitt tiene tanto partidarios derechistas como izquierdistas. Probablemente, esto se explica por su pensamiento antiliberal, que lo hace atractivo para ambos.
Heinrich Meir ha descubierto que en el fondo del pensamiento político de Schmitt hay un sustrato religioso. Según él, la Iglesia Católica es una especie de modelo del orden político ideal. La Iglesia coloca la necesidad de la unidad por encima de cualquier otra consideración ya que debe dirigir a la sociedad con autoridad y representarla ante Dios.
Sin embargo, Schmitt no fue en absoluto un pensador católico. Su Dios es un Dios escondido y autoritario, que ha revelado la verdad para siempre, y cuya voluntad es el único fundamento de la verdad. Para él la enemistad es parte del orden divino, y la guerra tiene el carácter de juicio divino. Según esto, la búsqueda de la paz y la seguridad es una rebelión contra Dios.
Schmitt es a veces caracterizado equivocadamente como hobesiano. En realidad fue un crítico de Hobbes. Le reprochó su incapacidad para aceptar el conflicto perpetuo y su invento del “Dios mortal”. El Estado liberal secular es el producto de la batalla entre el hombre y el Dios.
En una ocasión Schmitt escribió que él era un teólogo de la jurisprudencia. Sus seguidores están tan convencidos de que la edad moderna es un error gigantesco que están dispuestos a cualquier cosa para corregirlo. Aunque pocos de ellos comparten su peculiar visión teológica, todos rechazan violentamente la sociedad liberal.
( Mark Lilla, The Reckless Mind, Pag. 47-76 )