May 23, 2007

 
La tiranía de las visiones (1), Por Thomas Sowell

Lenin, Hitler y Mao han sido los más claros ejemplos de líderes, durante el siglo XX, que pretendieron que la gente se ajustase a sus visiones, aunque eso implicara la muerte de millones. Podemos decir que las visiones cósmicas de la sociedad no son simplemente visiones acerca de la sociedad, sino acerca de la gente que las tiene, sea que se consideren líderes de una raza superior, la vanguardia del proletariado, los salvadores del planeta, o simplemente miembros de un grupo ungido.

A continuación trataremos sobre las visiones de la guerra y la paz. Existen dos teorías acerca de cómo prevenir la guerra. Una es la disuasión militar. La otra es la de acuerdos de desarme y pactos de paz. Los proponentes de la primera no se consideran moralmente superiores, los de la segunda sí. Esto se manifiesta en el uso de términos como “contra la guerra”, “movimientos por la paz” y otros. Ellos se denominan pacifistas, y tildan a sus oponentes de guerreristas.

Por ejemplo, durante la guerra fría, Bertrand Russell calificó a los partidarios de la disuasión como el “club de los asesinos”. Por el contrario, Churchill alabó las cualidades morales de Chamberlain en su panegírico mortuorio.

Pero el punto más crítico es el de que los visionarios ungidos nunca se plantean cuál de los métodos para evitar la guerra produce los mejores resultados, contrastables empíricamente. Parece que lo que interesa es sentirse bien psicológicamente y no las consecuencias de los actos. El economista Roy Harrod cuenta el episodio de una manifestación del Partido Laborista en 1934, para reclamar que Gran Bretaña se desarmase “como ejemplo para otros”, una tesis muy común entonces. Roy preguntó : “¿Cree usted que Hitler se desarmará si nosotros lo hacemos?” Respuesta del amigo laborista : “Roy, ¿has perdido todo tu idealismo?”

Podemos ver este patrón en dos conflictos del siglo XX : el camino hacia la segunda guerra mundial y la guerra fría.

1. El camino hacia la segunda guerra mundial.

En el periodo de entreguerras dominaba claramente la opción del desarme. En septiembre de 1938 Chamberlain hablaba del “deseo de los ciudadanos alemanes de vivir en paz”. También alertaba sobre el peligro de una absurda carrera armamentista para superar al otro. En este último punto, Chamberlain cometía dos errores. Primero, armarse para disuadir no es armarse para superar. Segundo, existe un límite económico al armamentismo. Como hemos dicho, el clima de opinión era contrario a prepararse para la guerra. En muchas universidades, los estudiantes juraban que nunca combatirían por su país. Bertrand Russell decía : “La forma de lograr la paz es no combatir”.

Ahora sabemos que Hitler despreciaba a Chamberlain, a quien consideraba débil y cobarde. Al finalizar la guerra Churchill declaró : “Nunca existió en la historia una guerra tan fácil de prevenir si se hubieran tomado las acciones oportunas”.

2. La guerra fría

Después de 1945, la gente entendía perfectamente la importancia de la disuasión. El cambio se produjo con la guerra de Vietnam. A partir de ahí, lo que se pedía eran acuerdos de desarme. Este enfoque alentó a los soviéticos, y tocó techo con la invasión a Afganistán, ante la que Carter se mostró totalmente sorprendido.

Todo cambió con Ronald Reagan. Su estrategia era simple. Demostrar a los soviéticos que no podían mantener una carrera armamentista con los Estados Unidos sin destruir su economía. Al final Reagan tuvo razón, y los intelectuales y la prensa estuvieron equivocados.

( The Quest for Cosmic Justice, Free Press, Pag. 99-141 )


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