May 06, 2007

 
Las perversas reglas de juego en América Latina, Por Guillermo M. Yeatts

( Comienzo el resumen de algunos capítulos del libro del mismo título, del citado economista argentino. Comienzo con el Capítulo I “Pobreza al sur del río Grande” )

La diferencia en el nivel de vida entre EU y AL es evidente. Desde el punto de vista institucional, América es una especie de laboratorio viviente, en el que podemos ver dos legados diferentes, con sus bagajes jurídicos, administrativos, económicos, culturales y religiosos, sobre un mismo continente geográfico.

La perspectiva de este libro es el análisis del rol desempeñado por las instituciones formales ( marco jurídico y sus organismos ) e informales ( hábitos, costumbres, valores religiosos, y demás ) en el desempeño económico de AL.

Hay varios trabajos que utilizan este enfoque. Por ejemplo, Lawrence Harrison, en su libro “El subdesarrollo está en la mente: el caso latinoamericano”, detalla las profundas diferencias entre la cultura ibero-católica y la anglo-protestante, que se reflejan en distintas percepciones acerca del trabajo, la educación, el mérito, la comunidad, la ética, la autoridad, entre otros.

Douglass North expone su teoría sobre el rol de las instituciones en el desempeño económico. Las instituciones son las reglas de juego en la sociedad. North entiende por instituciones elementos como la conciencia moral y la religión, usos y costumbres, organización civil y administrativa, normas y regulaciones, pensamiento económico-político imperante, y muchas otras. North piensa que ni la innovación, ni las economías de escala, ni la educación o la acumulación de capital son causas del crecimiento. El crecimiento no se producirá a menos que la organización económica existente sea eficiente y los individuos tengan los incentivos necesarios para desarrollar actividades socialmente deseables.

James Buchanan distingue dos formas de comportamiento económico generadas por dos tipos de reglas de juego diferentes: búsqueda de ganancias y búsqueda de rentas. Las ganancias se obtienen sirviendo al cliente, las rentas a partir de privilegios concedidos por el Estado. En América Latina ha predominado la tradición rentística, mientras que en Estados Unidos se trata de la creación de riqueza.

Yeatts observa que en AL prácticamente no existe oposición al expansionismo del Estado. Parece que la mayoría de la población piensa que puede beneficiarse, lo que no deja de ser una consecuencia de la mentalidad rentística. En el campo de la ley, cuando existe una brecha entre la moral individual y las leyes positivas, el individuo está en un dilema. El resultado de la hipertrofia legislativa latinoamericana es que los individuos pasan por alto algunas normas. Por ejemplo, si los impuestos son demasiado altos se da la evasión; la respuesta al proteccionismo es el contrabando; la respuesta a la regulación es el mercado negro, la coima y otras derivaciones. Según Hernando de Soto, la informalidad es la respuesta al sistema de apartheid económico y legal.

La década de los 90 mostró ciertas reformas económicas con distintos grados de avance en casi todos los países de AL. Pero dichas reformas fueron una salida a la crisis fiscal y no estaban basadas en un convencimiento real ni de los gobiernos ni de la población.

A inicios del siglo XXI, se añoran los viejos tiempos. En el campo político continúan vigentes las viejas prácticas ( clientelismo, sistema de accesos cerrados, fraudes, función pública como agencia de empleo, corrupción ). En el campo económico, continúa creciendo el gasto público, y en consecuencia aumenta la presión impositiva y la deuda pública. Por otro lado, la apertura y la competencia consiguiente generan nuevos patrones de conducta más eficientes, que en cierta medida pueden comenzar a socavar las centenarias instituciones del fracaso.

( Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2003, Pag. 25-37 )

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