July 13, 2007
Comentario :Capitalistas marxistas y socialistas antimarxistas
Aunque alguien sospeche lo contrario, el título no está redactado para llamar la atención, sino para resumir un fenómeno bastante paradójico.
Es sabido que, para Marx, la estructura económica determinaba la superestructura ideológica de una sociedad. Cierto que también reconocía una relación dialéctica entre estructura y superestructura, según la cual la segunda tenía algún tipo de influencia sobre la primera. Pero en última instancia los fenómenos sociales se explicaban por la estructura económica. De ahí su tesis de que, en toda sociedad, las ideas dominantes son las de la clase dominante.
Gramsci cambió totalmente la tesis de Marx. Para destruir el capitalismo, había que destruir primero su legitimación ideológica. Todo lo demás vendría por añadidura. Creo que su tesis podría resumirse en que, en una sociedad, quien logre que sus ideas dominen, acabará teniendo el control de dicha sociedad. O sea, la estructura ideológica puede cambiar, cuando las mentes estén maduras, la estructura económica.
No tengo la menor duda de que Gramsci tenía razón y Marx estaba equivocado. Lo interesante es identificar quiénes han seguido a Marx y quiénes a Gramsci.
Sorprendentemente, las clases altas se han identificado con la tesis de Marx. Han creído que lo importante era la economía, y apenas se han preocupado de lo que Mises llamaba “los intermediarios” de las ideas. No han invertido, o lo han hecho escasamente, en institutos de promoción del capitalismo, libre mercado, propiedad privada, y libertad en general. Incluso cuando lo han hecho, como en periódicos, radio y televisión, nunca han defendido con convicción las ideas liberales. Se han inclinado más bien hacia un socialismo vulgar o “light”.
Por su parte los izquierdistas han aplicado las teorías de Gramsci, sea que las conocieran o no. Se han volcado en todas las instituciones donde se trasmiten las ideas : escuelas, universidades, diarios, revistas, radio, televisión, libros, cine, y demás. Generalmente, a ellos no les gusta trabajar en empresas capitalistas, y prefieren hacerlo en instituciones del Estado, la ONU, las ONGs, o bien por su cuenta.
El resultado es que los izquierdistas dominan abrumadoramente en la cultura. Recientemente se está librando una batalla en Internet, donde las fuerzas están más equilibradas.
En cualquier caso, así veo las cosas. La guerra es difícil, pero no imposible de ganar.
Aunque alguien sospeche lo contrario, el título no está redactado para llamar la atención, sino para resumir un fenómeno bastante paradójico.
Es sabido que, para Marx, la estructura económica determinaba la superestructura ideológica de una sociedad. Cierto que también reconocía una relación dialéctica entre estructura y superestructura, según la cual la segunda tenía algún tipo de influencia sobre la primera. Pero en última instancia los fenómenos sociales se explicaban por la estructura económica. De ahí su tesis de que, en toda sociedad, las ideas dominantes son las de la clase dominante.
Gramsci cambió totalmente la tesis de Marx. Para destruir el capitalismo, había que destruir primero su legitimación ideológica. Todo lo demás vendría por añadidura. Creo que su tesis podría resumirse en que, en una sociedad, quien logre que sus ideas dominen, acabará teniendo el control de dicha sociedad. O sea, la estructura ideológica puede cambiar, cuando las mentes estén maduras, la estructura económica.
No tengo la menor duda de que Gramsci tenía razón y Marx estaba equivocado. Lo interesante es identificar quiénes han seguido a Marx y quiénes a Gramsci.
Sorprendentemente, las clases altas se han identificado con la tesis de Marx. Han creído que lo importante era la economía, y apenas se han preocupado de lo que Mises llamaba “los intermediarios” de las ideas. No han invertido, o lo han hecho escasamente, en institutos de promoción del capitalismo, libre mercado, propiedad privada, y libertad en general. Incluso cuando lo han hecho, como en periódicos, radio y televisión, nunca han defendido con convicción las ideas liberales. Se han inclinado más bien hacia un socialismo vulgar o “light”.
Por su parte los izquierdistas han aplicado las teorías de Gramsci, sea que las conocieran o no. Se han volcado en todas las instituciones donde se trasmiten las ideas : escuelas, universidades, diarios, revistas, radio, televisión, libros, cine, y demás. Generalmente, a ellos no les gusta trabajar en empresas capitalistas, y prefieren hacerlo en instituciones del Estado, la ONU, las ONGs, o bien por su cuenta.
El resultado es que los izquierdistas dominan abrumadoramente en la cultura. Recientemente se está librando una batalla en Internet, donde las fuerzas están más equilibradas.
En cualquier caso, así veo las cosas. La guerra es difícil, pero no imposible de ganar.