July 18, 2007

 
La derecha boba o por qué la izquierda manda, Por Alberto Mansueti (3)


# En Venezuela no hay contención (y el dilema del parásito)

Contención pone en El Salvador el partido ARENA; y es la economía más dinámica de Centroamérica. Contención ponen en Chile los partidos UDI y RN, aún desde la oposición, en el Congreso, y el diario El Mercurio, y la central empresarial SOFOFA; y es la economía de mejor desempeño en Sudamérica. Algo menos la de Brasil, donde ponen contención los grupos económicos. Contención es incapaz de poner el PAN en México, y por eso la izquierda va a la presidencia, y probablemente antes del 2012, año pautado para la elección.

Sin contención no hay otro límite para la izquierda que su propia astucia, factor no siempre presente. Vea Ud.: la economía privada es vital porque crea riqueza. El socialismo en cambio la consume y destruye, por eso es mortal: un parásito. Como el enfermo no necesita parásito, la empresa privada no requiere socialismo, pero el parásito sí necesita organismo vivo. (Los asaltantes de bancos también necesitan de los bancos, no al revés.) Desde la oposición -en el parlamento y los medios- o desde el gobierno, las izquierdas obstaculizan los mercados, la libre competencia y las empresas. Así les impiden funcionar a plenitud, y rendir sus frutos abundantes para todos. Y pueden matarlos, pero no les conviene, pues viven de las confiscaciones: impuestos y multas, estatizaciones, inflación de papel moneda, aranceles, derechos y licencias, sobornos, etc. Enfrentan el dilema del parásito: 1) satanizan y difaman a los productores para deslegitimarles ante la opinión, y así quitarles impunemente un enorme botín; 2) pero si les matan ya no hay exacciones, y también mueren los socialistas. Por eso muchos empresarios mercantilistas se asocian a sus secuestradores, como en el síndrome de Estocolmo. Así es en Venezuela.

Chávez resuelve el dilema mezclando un verbo cada vez más radical, con acciones siempre algo menos radicales. El primero enardece e ilusiona a la base de sus fieles y le disculpa por los magros resultados. Y la mezcla con las segundas confunde a sus despistados enemigos, quienes le acusan de “dividir en dos” al pueblo con un “discurso ideológico y confrontacional”, ¡que es lo que le mantiene en pie! Le funciona porque los líderes opositores -políticos, empresariales, mediáticos, académicos, estudiantiles y religiosos- predican solo una hueca “reconciliación” sin contenido. Él puede seguir así por años y años, “profundizando” la revolución, o sea: ajustando más los torniquetes. Y como Castro en Cuba, ya viejo, cerradas del todo las compuertas de los mercados y muerta la economía privada, periódicamente abrirá resquicios en períodos de “tolerancia”, a fin de tener los socialistas unos restaurantitos abiertos. Eso sí: de 6 mesas nada más.


# Chávez no es como lo pintan sus detractores (es peor)

Le dicen ególatra patológico e ignorante, cabeza de un régimen ineficaz y corrupto, pagador con dinero del petróleo de los aplausos que recibe en Venezuela y el exterior, inventor de una ideología folclórica -mezcla de elementos incoherentes-, y reincidente violador de la Constitución de 1999 que él mismo impulsó y promulgó. ¿Es así?

Su megalomanía es notoria, sin duda, pero no es rasgo exclusivo suyo sino consustancial a todo jefe socialista. ¿Hay alguno que no lo tenga? La ineficiencia y la corrupción son también predecibles e inherentes al socialismo: ¿quién ha visto socialismo eficiente o incorrupto? Al dinero se lo quedan los intermediarios políticos. Al pueblo (aquí y en el exterior) solo le llegan unas monedas, las excusas, y más promesas. Pero le llega el infaltable adoctrinamiento ideológico de los “alfabetizadores” y “médicos” cubanos -o con probados métodos cubanos-, cuyo efecto se subestima pero es enorme en una opinión muy preacondicionada.

¿Y la ideología? Chávez no inventó el socialismo, cuyo ingrediente folclórico y campesino es típico desde las violentas revueltas contra la Revolución Industrial, las máquinas, las fábricas y las grandes ciudades modernas, hasta Mao-Tse-Tung. Antiimperialismo e indigenismo tampoco son inventos de Chávez; en nuestra América arraigan en la mentalidad anticapitalista del populismo rural y urbano desde la Revolución Mexicana (1911), la Reforma Universitaria de Córdoba (1918) y el APRA (1924), pasando por los Perones en Argentina y Velasco Alvarado en Perú, modelos de Chávez. Y lo “bolivariano” le sirve de taparrabo a la izquierda en Venezuela, pero así es en todas partes el socialismo: martiano en Cuba, sandinista en Nicaragua, cacerista en Perú y artiguista en Uruguay. (Además es cierto que Simón Bolívar heredó ideas estatistas de su maestro y mentor Simón Rodríguez, socialista declarado.) Ni siquiera es novedosa la conexión con el antisionismo (antijudaísmo) árabe, que data a lo menos de los ‘50, cuando Nasser, el partido Baath y la fundación de la OPEP (1960). Y respecto a la multicolor combinación de ecologismo antiglobalización, holismo panteísta, feminismo y agenda homosexualista, logofobia (odio a la razón) y exaltación de los sentimientos -con religión seudocristiana, islamista o neopagana-, es hoy común a las neo-izquierdas en todo el orbe, mezcla confusa si se quiere pero no tan incoherente si bien se mira, de la cual Chávez no es ignorante, pero al parecer sí la “disidencia”.

¿Y las violaciones a la Constitución? Su texto es muy ambiguo, pero a propósito. La normativa jurídica socialista es a menudo contradictoria (y antigramatical), para facilitar su interpretación en un sentido u otro según el caso, lo que dificulta concluir si hay o no violación. Así se escriben cláusulas retóricas por la propiedad privada -y el federalismo, la libre expresión, etc.- para adormecer a los incautos. Y a renglón seguido vienen todas las consabidas alusiones al “bien común”, la “justicia social”, el “interés estratégico” y otras por el estilo; y todas semánticamente fraudulentas, porque pueden ser y de hecho son interpretadas contra todas las anteriores, para dar más poder al Estado (central) mediante las leyes malas: contrarias a la economía privada, a la razón, a la justicia y a las libertades. Pero en Venezuela se vive el mito del país rico y las leyes buenas, y se desconoce al socialismo en carne y hueso, por eso se culpa a Chávez por las faltas propias de la especie. De este y otros errores de juicio se hace eco la prensa en el exterior, pronta a disculpar al socialismo atribuyendo sus defectos a quien lo encarna.

Chávez es un comunista tan coherente como puede serlo un comunista. Y hábil. Se hizo jefe continental de una izquierda neta que ya existía en el continente desde el Río Grande a la Patagonia, repotenciada tras la bancarrota del Neo-liberalismo de los ‘90. Heredó ese cetro de Fidel por propios “méritos”, tras largos años de conspiración incansable, unificando las facciones de la indisciplinada izquierda venezolana, y saltando con ella al poder. No es loco; es inteligente, astuto y enterado, y sobre todo cuenta con una oposición que no es ninguna de las tres cosas, como lo demostró en la increíble bufonada de abril de 2002, cuando un golpe de Estado abortado por sus mismos conductores le quitó del poder por 36 horas.


# La izquierda ha mudado muchas de sus formas (pero no el fondo)

En esta era de víctimas y culpables -la Era del Victimismo-, la izquierda descubre nuevos chivos expiatorios para todas las calamidades, tanto las imaginarias o inventadas como las reales, productos del estatismo. Entre las primeras se cuentan las hipotéticas catástrofes ecológicas, las “voraces” multinacionales, las tabacaleras, la globalización, la publicidad, el “consumismo”, el individualismo, el machismo, Colón y la colonización (española), los Testigos de Jehová o el cristianismo, la raza blanca -y su tecnología-; y hasta el viejo Aristóteles y el “pensamiento único” (¿cuál? ¿el socialista?) Pero también y como siempre la “explotación”, el imperialismo (de EEUU), y los medios “alienantes” y la educación, que supuestamente imparten valores individualistas. En este segundo grupo hay datos de la realidad, pero solo pueden ser aclarados desde el ángulo liberal clásico, no convencional; ¡y sus representantes no están en la palestra! Veamos solo algunos ejemplos.

¿Explotación? Es cierto que los salarios son muy bajos cuando hay monopolios, pero no es producto del capitalismo sino de su ausencia. ¿Imperialismo? Es cierto que los gobiernos de EEUU se creen el policía mundial para vigilar que el estatismo de los otros gobiernos sea el políticamente “correcto”: drogas, medioambiente, leyes laborales, aranceles, etc. ¡Y eso es imperialismo! Pero aunque nadie lo recuerde, imperialismo no es el colmo del capitalismo como creía Lenin, sino del estatismo como enseñaba Mises. Y los gobiernos de EEUU han sido y son cada vez más estatistas, y ya van muy alejados del modelo jeffersoniano de 1776. El instrumento principal de su imperialismo es el dólar, hijo de su Banco Central (estatista), el Fed. Y su imperialismo sirve al socialismo de pretexto, como a Castro le han servido las sanciones económicas (estatistas) para ayudarle a atornillarse en el poder; y si mañana las aplican con Chávez, le servirán igual. ¿Los medios de comunicación? Cierto que dicen muchas mentiras -sobre todo si gozan de monopolios- e innumerables tonterías; pero aunque nadie lo advierta públicamente, casi todas son a favor de la izquierda y el estatismo. E igual con la educación controlada por el Estado, que a diario transmite los valores equivocados: colectivistas. ¿De dónde salen tantos comunistas? De las aulas de Liceos y Universidades, estatales y “privadas”, pero todas regidas por el Estado en condiciones, Programas de Estudios, textos aprobados y bibliografía oficial.

Falta la derecha liberal que desenrede la madeja, ilumine los cambios y haga ver las distinciones que aclaren los equívocos. Y haga ver a los muchos millones de damnificados del socialismo conjugado con mercantilismo la causa real de sus sufrimientos, la cual hoy no ven, aunque a gritos demandan soluciones, y para ahora.

Por su lado, los Gobiernos socialistas ya controlan y deforman nuestra economía, y casi nuestras familias; así que ahora su objetivo es nuestra mente. La realidad no es como ellos dicen; ni puede ser como dicen pretender. Ahora van a “des-alienarnos”: a controlar nuestro cerebro, y a deformarlo, para que no pensemos conforme a la realidad sino al revés. A tal propósito ya no les sirve Lenin sino Gramsci -políticamente más “correcto”-, como bien lo entiende Chávez, tan subestimado por sus oponentes. Para colmo, y como si el chavismo fuera poco, ya han surgido los grupos más bolcheviques (Tupamaros, Carapaicas, Alexis Vive, etc.), que aprovechan en su beneficio la creciente miseria y los visibles atropellos, torpezas, despilfarros y malversaciones propios del socialismo. Fuertes en barrios populares y hasta en caseríos rurales, se preparan para actuar en su momento. Chávez ya usa las peleas entre facciones (normales en la izquierda) para acrecentar su poder personal mediante el arbitraje, y puede usar esta fuerza de choque para lo que quiera. También ocurre siempre: a la izquierda de cada socialista hay otro peor. Y a cada Lenin le sucede su Stalin.

A todo esto la derecha boba ha comprado el cuento del “fin de las ideologías”, con logofobia y relativismo “multicultural” y “posmoderno”, envueltos en la gaseosa verborrea de la “New Age”, sensiblera, azucarada, empegostosa y totalitaria. Y mucho neosocialismo: ambientalismo, feminismo, responsabilidad “social y ética” del empresario, la versión expandida y social-estatista de los derechos humanos, la exigencia de “iguales oportunidades” con cuotas fijas, la manía de las leyes por toneladas; y hasta el “socialismo de mercado”. Se cierra ella misma el camino porque se parece demasiado a la izquierda que dice enfrentar. Socialismo no se combate con socialismo. ¿Quién quiere copias, teniendo a mano el original? (¡Y qué original!!)


# La gran ofensiva doctrinal (el CIM)

En 1967, Fidel y el Che crearon en La Habana la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad), una internacional guerrillera que en los ‘70 sembró a nuestros países de violencia en “focos” insurreccionales rurales y urbanos, con muchos muertos, heridos y otras pérdidas y desgracias, aunque sin el resultado esperado.

Ahora Venezuela encarga muchas compras militares; pero a la vez los Chávez (Hugo y su hermano Adán) crearon en Caracas el Centro Internacional Miranda (CIM), bien provista y eficaz red global de escritores, periodistas, profesores, cineastas, juglares y otros expertos propagandistas. Es la fuente de consignas y símbolos con letra y música -en CDs y otros medios e instrumentos- para el partido de Chávez, las radios, televisoras, revistas, libros, librerías y periódicos de izquierda; y la educación, los gremios, militares, cooperativas y Concejos Comunales, Embajadas, etc. Desde la cumbre de la activa pirámide se procesa, afina y difunde hacia abajo y hacia afuera el Socialismo del Siglo XXI, con contenidos ideológicos nacionales e importados de París, Madrid y New York; y de Teheran, Buenos Aires, México y por supuesto La Habana. Y también Moscú, como siempre. Aunque más que defender el socialismo, el CIM dispara sus nuevas baterías contra el capitalismo liberal, en términos de fuerte impacto y resonancia popular.


# Los “think-tanks” liberales (deberían revisarse, ¡urgente!)

Atacar las ideas contrarias antes que argumentar por las propias es lógico y natural en las izquierdas, ¡no en los defensores del capitalismo! Pero es lo que hacen muchos “tanques de pensamiento” liberales de EEUU y sus filiales locales. Su labor es imprescindible, pero se queda demasiado corta: no se parece al CIM en lo que debería. Poco hacen para imprimir y difundir literatura popular de divulgación masiva, o producir audiovisuales para el grueso de la población. O para reimprimir, reeditar, grabar o traducir a los clásicos liberales -que hoy no se hallan en librerías ni en bibliotecas- y distribuirlos para que lleguen a quienes les buscan, antes que se desanimen.

Algunos confinados dentro de los estrechos límites de la ciencia económica, y otros como si la izquierda de hoy fuera exactamente la de hace 50 o 100 años, sus miembros no siempre abordan los tópicos más candentes o desde los ángulos de mayor resonancia popular. A veces se hacen eco de conceptos a la moda, de dudosa filiación y contenido, como “gobernabilidad” (¿?). Y se expresan menos en un lenguaje corriente para gente corriente que en los abstrusos términos de las ciencias sociales. No es de suponer que así pretendan hacer de cada ciudadano de a pie un perito en Economía, Historia y Ciencias Políticas -aspiración sin sentido-; entonces debemos asumir que se dirigen a sus colegas de la Academia oficial (cuyo reconocimiento parecen procurar) y a los estatistas que gobiernan. ¡Que son de izquierda, o casi todos! Por eso no leen ni escuchan a estos liberales, que además viven encerrados en sus ghettos académicos -salvo sus viajes de un ghetto a otro, predicando al coro, como los esperantistas- en lugar de penetrar en la política y los parlamentos. O al menos intentarlo.

Comments:
Muy cierto.
Lo de la corrupción, basta ver la Concertación cómo ha robado y alterado las leyes.
 
Lo malo es que la corrupción no pasa factura a menos que sea de proporciones gigantescas, y a veces ni siquiera en esos casos, como se vió en le caso de Lula.
 
Post a Comment

<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?