July 11, 2007

 
Murray Rothbard : Prohibición de productos

Esto ocurre cuando el gobierno prohíbe la producción o venta de algún producto. La medida perjudica a los consumidores, que no pueden satisfacer ciertas necesidades, y a los productores, que deben contentarse con ingresos inferiores produciendo alguna otra cosa.

Los únicos que se benefician son los burócratas, en parte por los puestos que se crean para hacer cumplir la regulación, y en parte por la satisfacción de poder reprimir a otros e imponer la coerción sobre ellos.

En muchos casos, la presión de los consumidores lleva al restablecimiento del mercado, aunque en forma ilegal como mercado negro. Este crea dificultades por su propia ilegalidad.

La oferta del producto será más escasa y el precio más alto para compensar a los productores o vendedores por el riesgo de violar la ley. Cuanto más estrictas sean la prohibición y las penas, más escaso será el producto y más alto el precio. Adicionalmente se hace más difícil el proceso de dar información a los consumidores. El mercado será menos eficiente, la calidad del servicio será más baja, y los precios más altos que en un mercado legal.

El secreto que exige el mercado negro impide las economías de escala. Paradójicamente, la prohibición puede funcionar como una especie de concesión monopolística a los empresarios del mercado negro, ya que suelen ser muy diferentes de quienes tienen éxito en el mercado legal. En el mercado negro lo que se necesita son habilidades para eludir la ley y sobornar a los funcionarios.

Hay varios tipos de prohibición. En la absoluta el producto está totalmente prohibido. Hay también prohibiciones parciales, como el racionamiento. Este perjudica a los consumidores y reduce su estándar de vida. Además distorsiona el patrón de los gastos de consumo. Los bienes no racionados se compran más. Los consumidores son forzados a moverse de los bienes racionados a los no racionados.

Más aún, los tiquetes de racionamiento introducen un nuevo tipo de cuasi-dinero. Se atrofia la función del dinero en el mercado. El patrón de gastos de consumo se distorsiona totalmente, y como los tiquetes de racionamiento no suelen ser transferibles, la gente que no quiere un determinado producto no puede intercambiar el cupón por productos que no quieren otros.

Las prioridades y distribuciones (allocations) por el gobierno son otro tipo de prohibición. Los compradores eficientes no pueden obtener lo que desean, mientras que los ineficientes logran más de lo esperado.

Las leyes de tiempo máximo de trabajo prohíben el trabajo. Son un ataque directo a la producción, perjudican al trabajador que quiere trabajar más, reducen sus ingresos, y reducen el nivel de vida de toda la sociedad.

( Power & Market, Sheed Andrews and McMeel, Pag. 34-36 )

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