August 28, 2007
Comentario : “Hemos sido muy tolerantes”
Esto es lo que ha declarado el Presidente Martín Torrijos en relación con los recientes episodios de violencia entre dos sindicatos de trabajadores de la construcción.
Panamá vive un boom de la industria de la construcción, que se irá acentuando conforme vaya avanzando la ampliación del canal. Actualmente la construcción emplea unos 90,000 trabajadores, algo nunca visto en el país. En el sector existen quince sindicatos diferentes. El principal es el Suntracs, con unos 30,000 afiliados.
Pues bien, desde fines de junio, dos sindicatos, Suntracs y Sindicopp, se han enzarzado en una serie de disputas violentas que han producido dos muertos y cinco heridos. Los dos muertos han sido de Suntracs, uno a manos de un afiliado de Sindicopp y el otro a manos de un policía.
El Suntracs tiene más de treinta años de vida. Ha practicado sistemáticamente tácticas violentas, como impedir el derecho al libre tránsito, golpear a los trabajadores que no sigan sus instrucciones, amedrentar y golpear a quienes disienten de la línea oficial de la jefatura del sindicato, y otras por el estilo.
El Sindicopp sólo tiene cinco años de vida y era prácticamente desconocido hasta la reciente crisis. No parece haber comenzado con buen pie, ya que intenta ganar al Suntracs en la práctica de la violencia.
En este escenario hay que evaluar las palabras del Presidente. EL gobierno no ha sido tolerante, ha sido pasivo y no ha cumplido con su obligación. Este gobierno, y los anteriores, han tolerado a ciencia y conciencia conductas violentas e ilegales por miedo a ser criticados si intervenían para salvaguardar los derechos de todos los ciudadanos. Han permitido sistemáticamente la creación de un ambiente de anarquía donde se ha impuesto la ley del más violento. Era cuestión de tiempo que apareciera en el barrio un matón más violento que el hasta ahora dueño del barrio. La historia nos enseña que en este tipo de situaciones siempre sucede lo mismo.
Los comentaristas panameños abogan por una mediación del gobierno entre Suntracs y Sindicopp. Creo que se equivocan. Aquí no hay nada que mediar ni discutir. El asunto es mucho más sencillo y a la vez mucho más difícil. Simplemente, se trata de cumplir y hacer cumplir la ley. Claro que, en Panamá, esto es pedir peras al olmo. Así que mucho me temo que seguiremos en las mismas.
Esto es lo que ha declarado el Presidente Martín Torrijos en relación con los recientes episodios de violencia entre dos sindicatos de trabajadores de la construcción.
Panamá vive un boom de la industria de la construcción, que se irá acentuando conforme vaya avanzando la ampliación del canal. Actualmente la construcción emplea unos 90,000 trabajadores, algo nunca visto en el país. En el sector existen quince sindicatos diferentes. El principal es el Suntracs, con unos 30,000 afiliados.
Pues bien, desde fines de junio, dos sindicatos, Suntracs y Sindicopp, se han enzarzado en una serie de disputas violentas que han producido dos muertos y cinco heridos. Los dos muertos han sido de Suntracs, uno a manos de un afiliado de Sindicopp y el otro a manos de un policía.
El Suntracs tiene más de treinta años de vida. Ha practicado sistemáticamente tácticas violentas, como impedir el derecho al libre tránsito, golpear a los trabajadores que no sigan sus instrucciones, amedrentar y golpear a quienes disienten de la línea oficial de la jefatura del sindicato, y otras por el estilo.
El Sindicopp sólo tiene cinco años de vida y era prácticamente desconocido hasta la reciente crisis. No parece haber comenzado con buen pie, ya que intenta ganar al Suntracs en la práctica de la violencia.
En este escenario hay que evaluar las palabras del Presidente. EL gobierno no ha sido tolerante, ha sido pasivo y no ha cumplido con su obligación. Este gobierno, y los anteriores, han tolerado a ciencia y conciencia conductas violentas e ilegales por miedo a ser criticados si intervenían para salvaguardar los derechos de todos los ciudadanos. Han permitido sistemáticamente la creación de un ambiente de anarquía donde se ha impuesto la ley del más violento. Era cuestión de tiempo que apareciera en el barrio un matón más violento que el hasta ahora dueño del barrio. La historia nos enseña que en este tipo de situaciones siempre sucede lo mismo.
Los comentaristas panameños abogan por una mediación del gobierno entre Suntracs y Sindicopp. Creo que se equivocan. Aquí no hay nada que mediar ni discutir. El asunto es mucho más sencillo y a la vez mucho más difícil. Simplemente, se trata de cumplir y hacer cumplir la ley. Claro que, en Panamá, esto es pedir peras al olmo. Así que mucho me temo que seguiremos en las mismas.
Comments:
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Que lamentable.
Y es irónico que la gente que se rasga las vestiduras por la justicia social sea a la vez la más agresiva en violar los derechos individuales, incluido el derecho a la vida.
Esa gente no sabe nada de derecho ni moral.
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Y es irónico que la gente que se rasga las vestiduras por la justicia social sea a la vez la más agresiva en violar los derechos individuales, incluido el derecho a la vida.
Esa gente no sabe nada de derecho ni moral.
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