August 08, 2007

 
Murray Rothbard : Tipos de concesiones monopólicas (2)

4. Aranceles
Los aranceles y las cuotas de importación prohíben, total o parcialmente la competencia geográfica. Los aranceles perjudican a los consumidores locales y a las firmas extranjeras más eficientes. Las “naciones” pueden ser importantes política y culturalmente, pero económicamente sólo aparecen como consecuencia de la intervención gubernamental.

Los argumentos a favor de los aranceles tratan de probar, en vano, que los consumidores no se perjudican. Con frecuencia se habla del problema de la “balanza comercial desfavorable”. Pero cada individuo decide sobre sus compras, y por tanto determina si su balanza debe ser “favorable” o “desfavorable”; este último es un término engañoso porque la compra es la acción más favorable para el individuo. Lo mismo es cierto para el balance consolidado de un país.

Es interesante el análisis de Henry George : “No hay necesidad de defenderse contra el comercio a menos que haya gente que quiera comerciar. En cada intercambio debe haber dos partes que desean comerciar y cuyas acciones son recíprocas. Si los americanos no quisieran comprar productos extranjeros, estos no se venderían aquí aunque no hubiera aranceles. Los aranceles no nos “defienden” de los extranjeros sino de nosotros mismos”.

Muchos economistas, aunque están a favor del libre comercio, conceden la validez del argumento de las “industrias infantes” que necesitan tarifas protectoras. Extendido lógicamente, este argumento implicaría que ninguna nueva empresa podría existir y crecer contra la competencia de las firmas establecidas, independientemente de su localización. Las nuevas empresas tienen sus propias ventajas. Pueden comenzar con la última tecnología y en los mejores lugares. Las ventajas y desventajas deben ser sopesadas por el empresario y elegir el curso de acción adecuado.

5. Restricciones a la inmigración
En el libre mercado hay una tendencia inexorable hacia la igualación de salarios para el trabajo de igual productividad en todo el mundo. Esta tendencia depende de dos modos de ajuste: las empresas se mueven de los países de altos salarios a los de bajos salarios, y los trabajadores se mueven en dirección contraria.

Las restricciones a la inmigración son un intento de conseguir ratas de salario más altas para los habitantes de un país, aunque los ganadores son los que hubieran competido en el mercado laboral con los potenciales inmigrantes.

Las barreras a la inmigración confieren ganancias a expensas de los trabajadores extranjeros. Sin embargo, el proceso de igualación de las ratas salariales continuará en la forma de exportación de inversiones de capital a los países de bajos salarios. La insistencia de salarios más y más altos en el país crea más y más incentivos para que los capitalistas domésticos inviertan fuera.

No hay que olvidar el perjuicio que sufren los consumidores al hacer más difícil la división interregional del trabajo y la localización eficiente de la producción.

Cooley y Poirot hacen una reductio ad absurdum sobre el tema : “Si es correcto establecer barreras nacionales, ¿por qué no hacer lo mismo entre los estados y las municipalidades? ¿Por qué se le permite a un dependiente de almacén con bajo salario en Massachusetts emigrar a una fábrica de automóviles en Detroit? El puede estar dispuesto a trabajar por menos del salario vigente en Detroit, distorsionando allí el mercado de trabajo”.

( Power & Market, Sheed Andrews & McMeel, 1977, Pag. 47-55 )


Comments: Post a Comment

<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?