September 03, 2007
Comentario : Mal diagnóstico, peor solución
Leo en la primera página del diario El Panamá-América : “Las cifras estadísticas nos revelan una terrible realidad. Los actos de violencia están produciendo en la actualidad la muerte de nuestra población, más que cualquier enfermedad somática.
Para hacer más preocupante la situación, la principal víctima de esta irracional violencia es la población joven, aquella en que las naciones suelen cifrar sus más caras esperanzas en la apuesta por un futuro promisorio.
La que está gravemente enferma es la sociedad y las estructuras en que se basa. La desintegración familiar y la inversión de los valores son dos de los peores virus sociales. La única vacuna es la educación”.
Me interesa comentar esta sección del diario, titulada El Pulso, que a mi juicio es una mezcla indigesta de tópicos, palabrería irrelevante, y soluciones vacías. Comentaré cada párrafo por separado.
Primero : Supongo que lo que quiere decir el diario es que en Panamá muere más gente asesinada que por cualquier enfermedad específica. Curiosamente se habla de cifras que no se presentan. No creo que el diario tenga la razón. Si mal no recuerdo, varios miles de panameños mueren anualmente de cáncer, mientras que los asesinatos no llegan al millar. Además, el significado de las cifras depende de la comparación con estándares internos o externos, y sobre esto el diario no dice nada.
Segundo : Este párrafo es una apoteosis del tópico. Aquí hay que decir que los jóvenes no son solamente las víctimas sino también los victimarios, lo que, desde luego, no es nada extraño. En todas partes hay más criminales de 25 años que de 65. Por lo demás, no creo que el futuro de la nación peligre porque el 1% de sus jóvenes se dediquen al crimen. Hay que guardar las proporciones.
Tercero : Hablar en general sobre la sociedad es perder el tiempo. ¿Qué es la sociedad? Todos y nadie, un ente etéreo e imposible de definir y caracterizar. Es absurdo atribuir a la sociedad la desintegración familiar y la inversión de valores Hay muchas familias perfectamente integradas y hay muchas personas que viven de acuerdo a los valores correctos.
Pero el mayor absurdo es atribuirle capacidad curativa a la educación. ¿Puede explicarme el autor del párrafo cómo una sociedad gravemente enferma va a proporcionar una educación sana? Pero hay algo más. A la educación se le pide lo que no puede dar. La educación, vocablo que no me gusta, pude proporcionar conocimientos y poco más. Y es inútil engañarse. Ni la desintegración familiar ni la inversión de valores se deben a la falta de conocimientos. La gente sabe perfectamente cuáles son las consecuencias de la desintegración y cuáles son los valores correctos. Pero una cosa es saber y otra actuar. Actuar requiere fuerza de voluntad, dominio de si mismo, sacrificio, paciencia, comprensión y demás. Y cada persona es libre para actuar bien o mal.
Leo en la primera página del diario El Panamá-América : “Las cifras estadísticas nos revelan una terrible realidad. Los actos de violencia están produciendo en la actualidad la muerte de nuestra población, más que cualquier enfermedad somática.
Para hacer más preocupante la situación, la principal víctima de esta irracional violencia es la población joven, aquella en que las naciones suelen cifrar sus más caras esperanzas en la apuesta por un futuro promisorio.
La que está gravemente enferma es la sociedad y las estructuras en que se basa. La desintegración familiar y la inversión de los valores son dos de los peores virus sociales. La única vacuna es la educación”.
Me interesa comentar esta sección del diario, titulada El Pulso, que a mi juicio es una mezcla indigesta de tópicos, palabrería irrelevante, y soluciones vacías. Comentaré cada párrafo por separado.
Primero : Supongo que lo que quiere decir el diario es que en Panamá muere más gente asesinada que por cualquier enfermedad específica. Curiosamente se habla de cifras que no se presentan. No creo que el diario tenga la razón. Si mal no recuerdo, varios miles de panameños mueren anualmente de cáncer, mientras que los asesinatos no llegan al millar. Además, el significado de las cifras depende de la comparación con estándares internos o externos, y sobre esto el diario no dice nada.
Segundo : Este párrafo es una apoteosis del tópico. Aquí hay que decir que los jóvenes no son solamente las víctimas sino también los victimarios, lo que, desde luego, no es nada extraño. En todas partes hay más criminales de 25 años que de 65. Por lo demás, no creo que el futuro de la nación peligre porque el 1% de sus jóvenes se dediquen al crimen. Hay que guardar las proporciones.
Tercero : Hablar en general sobre la sociedad es perder el tiempo. ¿Qué es la sociedad? Todos y nadie, un ente etéreo e imposible de definir y caracterizar. Es absurdo atribuir a la sociedad la desintegración familiar y la inversión de valores Hay muchas familias perfectamente integradas y hay muchas personas que viven de acuerdo a los valores correctos.
Pero el mayor absurdo es atribuirle capacidad curativa a la educación. ¿Puede explicarme el autor del párrafo cómo una sociedad gravemente enferma va a proporcionar una educación sana? Pero hay algo más. A la educación se le pide lo que no puede dar. La educación, vocablo que no me gusta, pude proporcionar conocimientos y poco más. Y es inútil engañarse. Ni la desintegración familiar ni la inversión de valores se deben a la falta de conocimientos. La gente sabe perfectamente cuáles son las consecuencias de la desintegración y cuáles son los valores correctos. Pero una cosa es saber y otra actuar. Actuar requiere fuerza de voluntad, dominio de si mismo, sacrificio, paciencia, comprensión y demás. Y cada persona es libre para actuar bien o mal.