September 20, 2007
Comentario: Supervisar las Universidades privadas
En los últimos días se ha publicado en los diarios de Panamá que, según una revisión efectuada por la estatal Universidad de Panamá, el 68% de las Universidades privadas tienen al menos una carrera que no llena los requisitos mínimos.
Debo advertir que en Panamá existe una curiosa disposición constitucional según la cual la UP debe supervisar a las Universidades privadas. Yo pienso que esta disposición es absurda. Primero, porque hay un claro conflicto de intereses. La UP no debe supervisar a instituciones que compiten con ella. Segundo, porque la UP no es supervisada por nadie. Entonces, si la Universidad que concentra más o menos un 70% de los estudiantes puede vivir sin supervisión, ¿por qué las demás no?
Como era de esperarse, la noticia fue seguida por editoriales en los que todo el mundo pide mayores controles. Por ejemplo, esto es lo que dice El Panamá-América: “Por un lado la educación universitaria estatal preocupa por su dudosa calidad, mientras que universidades privadas surgen como hongos en todo el país, propiciando la competencia pero también riesgos de estafa. Como en todos los procesos, la supervisión es la clave del éxito. Para evitar más daños al sistema, se requiere constante y eficiente fiscalización así como sanciones para quienes pretendan aprovecharse de la turbiedad que caracteriza el entorno educativo.”
Aunque el periódico no lo dice explícitamente, supone que la fiscalización y las sanciones deben corresponder a alguna institución pública. Yo pienso diferente. Quienes pueden y deben hacerlo son los clientes potenciales o reales de las Universidades, o sea, los estudiantes.
Supongamos que voy a iniciar mis estudios universitarios y prefiero y puedo pagar una Universidad privada. Obviamente tengo que investigar el currículum y la calidad de los profesores en diferentes Universidades en relación con la carrera que me interesa. Tendré que consultar con personas graduadas de diferentes Universidades y con profesionales que me puedan aconsejar. Si no hago nada de esto es mi problema.
Pero supongamos que haya ingresado en la Universidad equivocada. A menos que sea un morón total, no debe pasar mucho tiempo para darme cuenta de que la Universidad no tiene calidad suficiente. Así que, en cualquier caso, yo seré el responsable si me quedo en una Universidad de poca calidad.
En conclusión, pienso que la fiscalización y las sanciones son totalmente innecesarias, a menos que supongamos que nuestros estudiantes y sus familias son unos tarados irremediables.
En los últimos días se ha publicado en los diarios de Panamá que, según una revisión efectuada por la estatal Universidad de Panamá, el 68% de las Universidades privadas tienen al menos una carrera que no llena los requisitos mínimos.
Debo advertir que en Panamá existe una curiosa disposición constitucional según la cual la UP debe supervisar a las Universidades privadas. Yo pienso que esta disposición es absurda. Primero, porque hay un claro conflicto de intereses. La UP no debe supervisar a instituciones que compiten con ella. Segundo, porque la UP no es supervisada por nadie. Entonces, si la Universidad que concentra más o menos un 70% de los estudiantes puede vivir sin supervisión, ¿por qué las demás no?
Como era de esperarse, la noticia fue seguida por editoriales en los que todo el mundo pide mayores controles. Por ejemplo, esto es lo que dice El Panamá-América: “Por un lado la educación universitaria estatal preocupa por su dudosa calidad, mientras que universidades privadas surgen como hongos en todo el país, propiciando la competencia pero también riesgos de estafa. Como en todos los procesos, la supervisión es la clave del éxito. Para evitar más daños al sistema, se requiere constante y eficiente fiscalización así como sanciones para quienes pretendan aprovecharse de la turbiedad que caracteriza el entorno educativo.”
Aunque el periódico no lo dice explícitamente, supone que la fiscalización y las sanciones deben corresponder a alguna institución pública. Yo pienso diferente. Quienes pueden y deben hacerlo son los clientes potenciales o reales de las Universidades, o sea, los estudiantes.
Supongamos que voy a iniciar mis estudios universitarios y prefiero y puedo pagar una Universidad privada. Obviamente tengo que investigar el currículum y la calidad de los profesores en diferentes Universidades en relación con la carrera que me interesa. Tendré que consultar con personas graduadas de diferentes Universidades y con profesionales que me puedan aconsejar. Si no hago nada de esto es mi problema.
Pero supongamos que haya ingresado en la Universidad equivocada. A menos que sea un morón total, no debe pasar mucho tiempo para darme cuenta de que la Universidad no tiene calidad suficiente. Así que, en cualquier caso, yo seré el responsable si me quedo en una Universidad de poca calidad.
En conclusión, pienso que la fiscalización y las sanciones son totalmente innecesarias, a menos que supongamos que nuestros estudiantes y sus familias son unos tarados irremediables.
Comments:
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Tu resolviste un problema. Ahora las instituciones privadas y tradicionales (estatales) tienen que ser acreditadas por el Estado.
En un autobus escuché unos estudiantes que hablaban pestes de una universidad privada. Ellos hacía lo que tu describiste: no la eligen. Los 'ungidos' progresistas que tienen esas ideas, piensan que los estudiantes son tontos.
En un autobus escuché unos estudiantes que hablaban pestes de una universidad privada. Ellos hacía lo que tu describiste: no la eligen. Los 'ungidos' progresistas que tienen esas ideas, piensan que los estudiantes son tontos.
El problema es claro.Si se permite a la gente ser realmente libre,todos los que viven de la industria de "salvar a la gente de sí mismos" se quedarían sin trabajo y sin ingresos.Claro que también hay que reconocer que mucha gente se ha tragado el cuento de que no tienen capacidad para dirigir sus vidas sin el auxilio del Papá Estado.
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