September 10, 2007

 
Freud se confiesa con Gog

La semana pasada publiqué una entrevista con Lenin, sacada del “Gog” de Papini. En esta ocasión, presento las confesiones de Freud. Como verán, no pueden ser más interesantes. Yo, al menos, las he disfrutado enormemente.

· Su visita constituye para mí un gran consuelo. Usted no es un enfermo, ni un colega, ni un discípulo, ni un pariente. Con usted puedo hablar libremente. He enseñado a los demás la virtud de la confesión y no he podido nunca abrir enteramente mi alma.

· Todos creen que mi objetivo principal es la curación de las enfermedades mentales. Es una enorme equivocación. Yo soy un hombre de ciencia por necesidad, no por vocación. Mi verdadera naturaleza es de artista. Mi héroe secreto ha sido siempre Goethe. Todas mis aptitudes me llevaban a la literatura. Pero mi familia era pobre y la poesía rendía poco.

· En 1885 y 1886 viví en Paris. En Paris, como buen romántico, pasaba horas enteras en las torres de Notre Dame, pero por las noches frecuentaba los cafés del barrio latino y leía los libros más en boga en aquellos años.

· Literato por instinto y médico a la fuerza, concebí la idea de transformar la psiquiatría en literatura. El primer impulso para el descubrimiento nace de mi amado Goethe. Usted sabe que escribió Werther para librarse de un dolor. La literatura era para él “catarsis”. ¿Y en qué consiste mi método para la curación del histerismo sino en hacérselo contar todo al paciente para librarse de la obsesión? Lo sabían desde hace siglo los católicos, pero Víctor Hugo me había enseñado que el poeta es también sacerdote, y así sustituí osadamente al confesor. El primer paso estaba dado.

· Me di cuenta bien pronto de que las confesiones de mis enfermos constituían un precioso repertorio de “documentos humanos”. Yo hacía, por tanto, un trabajo idéntico al de Zola. Él sacaba, de aquellos documentos, novelas; yo me veía obligado a guardarlos para mí.

· El Romanticismo me sugirió el concepto de sensualismo como centro de la vida humana. El Naturalismo me acostumbró a ver los lados más repugnantes, pero más comunes, de la vida humana. El Simbolismo me enseño el valor de los sueños y el lugar del símbolo y la alusión en el arte. Entonces emprendí mi gran libro sobre la interpretación de los sueños como reveladores del subconsciente. Finalmente, los estudios clásicos me sugirieron los mitos de Edipo y Narciso.

· Que mi cultura es esencialmente literaria lo demuestran mis continuas citas de Goethe, Grillparzer, Heine y otros poetas. Hay una prueba irrefutable : en todos los países en que ha penetrado, el Psicoanálisis ha sido mejor entendido y aplicado por los escritores y artistas que por los médicos.

· Mis libros se asemejan más a obras de imaginación que a tratados de patología. Mi más antiguo y tenaz deseo sería escribir verdaderas novelas. Pero temo que ahora sea demasiado tarde.

· En el Psicoanálisis se encuentran y compendian, expresadas en la jerga científica, las tres mayores escuelas literarias del siglo XIX; Heine, Zola y Mallarmé se unen en mí, bajo el patronato de mi viejo Goethe.

Curiosamente, lo que a mi me ha atraído siempre en los libros de Freud son las historias que cuenta y no las teorías que expone.



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