September 14, 2007

 
La felicidad y el bienestar

Por Roberto C. Cerrud, de la Fundación Libertad de Panamá

( Artículo publicado recientemente en el diario La Prensa )

Resulta intrigante el hecho de que, a pesar de vivir en pleno siglo XXI, todavía existan personas que sean incapaces de reconocer la estrecha relación que existe entre la felicidad humana y el bienestar económico; es más, hay algunos que, incluso, tienen la desconcertante idea de que dicho bienestar es un impedimento para alcanzar la felicidad individual, resultando curioso el hecho de que la generalidad de aquellos que opinan de esta manera suelen vivir con un nivel de bienestar económico mucho más que aceptable.

Antes de proseguir, es necesario que definamos ambos términos. La acepción más común de felicidad, obtenida del Diccionario de la Real Academia Española, se presenta como "estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien", mientras que bienestar es definido como "conjunto de las cosas necesarias para vivir bien". De esta manera, comenzamos a ver cómo ambas definiciones se encuentran en perfecta armonía, complementándose la una con la otra, y cómo la felicidad y el bienestar, al menos desde un punto de vista semántico, están estrechamente relacionados.

Para apreciar esta relación en un ámbito más cercano a la vida real, resulta forzoso comparar situaciones distintas. Sin embargo, al momento de comparar la felicidad entre las personas, nos encontramos ante un grave obstáculo, porque a la felicidad no se la puede medir de manera objetiva. Una misma persona puede, en distintos momentos de un mismo día, calificarse como totalmente feliz, o como absolutamente miserable, dependiendo de factores tan triviales como la temperatura del café que acaba de comprar en un restaurante.

En vista de semejante inconveniente, si queremos probar la relación de interdependencia existente entre felicidad y bienestar de una manera lógica, tenemos que enfocarnos en aquellos aspectos que sí podemos medir de una manera eficaz y objetiva, siendo uno de los principales el poder adquisitivo de las personas; como es el factor que más influye en nuestra capacidad de satisfacer nuestros deseos, es decir, de alcanzar el bienestar, tiene sentido que sea uno de los elementos de mayor relevancia al momento de determinar si somos, o no, felices.

Ilustro mi punto con el siguiente ejemplo: cuando una persona carece del poder adquisitivo para satisfacer sus necesidades básicas, como alimento, techo o vestido, resulta muy poco creíble presumir que es feliz. Resulta inconcebible que alguien consciente de que no tiene asegurado ni siquiera su sustento diario pueda ser feliz; sobra decir que pensar en la felicidad de alguien que, además de tener que preocuparse por sí mismo, deba preocuparse por las insatisfechas necesidades básicas de su familia, resulta aún más difícil.

Habiendo dicho todo esto, merece la pena agregar que, para que el aporte del bienestar económico sobre la felicidad sea efectivo, resulta indispensable que se respeten las libertades y los derechos de los individuos para hacer uso de sus bienes en la manera que mejor les parezca, pues nadie se preocupa más por la felicidad y el bienestar de una persona que ella misma.
Para finalizar, debo aclarar que no debemos caer en el error análogo al cometido por aquellos a quien critico, que sería negar la influencia del mundo emocional, o espiritual, sobre nuestra felicidad, puesto que es evidente que la felicidad humana también depende de muchos factores ajenos al mundo material y lógico.

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