September 12, 2007
Murray Rothbard : Teorías sobre la distribución de la carga tributaria
1. Uniformidad de trato
a. Igualdad ante la ley. La igualdad de trato no es una virtud si el trato es injusto en sí mismo. Por ejemplo, si alguien propone esclavizar a otros, es mejor que sólo esclavice a algunos en vez de esclavizar a todos por igual. Las exenciones no son en absoluto subsidios, ya que el gobierno no es el dueño legítimo de nuestro dinero. Por otro lado, los “huecos” en la legislación no son privilegios. ¿Criticaríamos a alguien por no dejarse esclavizar? Entonces, ¿por qué pagar impuestos cuando la ley no obliga a ello?
b. La imposibilidad de la uniformidad. Rothbard afirma que es imposible la uniformidad de impuestos. Primero, porque hay una distinción entre los pagadores de impuestos y los consumidores de impuestos. Dado que estos últimos viven de los impuestos que pagan los primeros, la uniformidad sólo sería posible si nadie pagase impuestos. En segundo lugar, tenemos el problema de la definición de “ingreso”. Por ejemplo, ¿deben incluirse como ingreso los servicios en especie? Y en caso positivo, ¿puede haber una valoración que no sea arbitraria?
2. El principio de la “capacidad de pago”
Existen muchos enfoques diferentes para definir la capacidad de pago de impuesto de cada uno. Esto no hace sino subrayar la arbitrariedad del concepto. Es imposible justificar este concepto. Hay que aceptarlo como autoevidente. Si utilizásemos este principio en el mercado acabaríamos en el desastre total.
3. Teoría del sacrificio
Algunos economistas han intentado justificar el impuesto progresivo por la decreciente utilidad marginal del dinero. Aunque esto es cierto en términos generales, no se puede asumir que se pueda comparar las utilidades marginales de diferentes individuos, y mucho menos que dichas utilidades sean iguales.
4. Principio del beneficio
Algunos economistas justifican los impuestos proporcionales sobre la base de que los ricos se benefician más que los pobres de la protección del gobierno. Pero esto asume que el gobierno les ayudó de alguna manera a obtener su ingreso. En sus propios términos, el principio del beneficio no tiene sentido. Si cada contribuyente tuviera que pagar impuesto en proporción al beneficio que recibe de los servicios del gobierno, entonces no tendría sentido proveer dichos servicios. Más aún, todos los burócratas deberían trabajar gratuitamente.
5. Impuesto igual y principio del costo
En muchos aspectos un impuesto uniforme por cabeza sobre todos los ciudadanos sería más neutral que otras propuestas, pero también exigiría que los burócratas trabajasen gratuitamente. Este impuesto se desviaría del precio de mercado en el sentido de que algunas personas utilizan los servicios gubernamentales más que otras, pero pagarían el mismo “precio”.
El principio del costo es incorrecto porque los costos del gobierno son superiores a los de instituciones privadas similares y no existe garantía alguna de que el presupuesto de una agencia gubernamental se correlaciona con los beneficios recibidos por los ciudadanos.
6. Impuestos “for revenue only”
Algunos proponen que el gobierno sólo cobre los impuestos estrictamente necesarios para sus funciones esenciales, y no para objetivos sociales más amplios. El problema es que la tendencia natural del gobierno, y la de muchos ciudadanos, es a que los servicios gubernamentales se expandan indefinidamente.
7. El impuesto neutral
Un impuesto neutral sería aquel que no distorsione los resultados que se producirían en el libre mercado. Este impuesto es imposible de lograr. Por tanto, sus proponentes sólo tienen dos alternativas lógicas: abandonar el objetivo de la neutralidad o abandonar los impuestos.
( Power & Market, Sheed Andrews & McMeel, 1977, Pag. 138-162 )
1. Uniformidad de trato
a. Igualdad ante la ley. La igualdad de trato no es una virtud si el trato es injusto en sí mismo. Por ejemplo, si alguien propone esclavizar a otros, es mejor que sólo esclavice a algunos en vez de esclavizar a todos por igual. Las exenciones no son en absoluto subsidios, ya que el gobierno no es el dueño legítimo de nuestro dinero. Por otro lado, los “huecos” en la legislación no son privilegios. ¿Criticaríamos a alguien por no dejarse esclavizar? Entonces, ¿por qué pagar impuestos cuando la ley no obliga a ello?
b. La imposibilidad de la uniformidad. Rothbard afirma que es imposible la uniformidad de impuestos. Primero, porque hay una distinción entre los pagadores de impuestos y los consumidores de impuestos. Dado que estos últimos viven de los impuestos que pagan los primeros, la uniformidad sólo sería posible si nadie pagase impuestos. En segundo lugar, tenemos el problema de la definición de “ingreso”. Por ejemplo, ¿deben incluirse como ingreso los servicios en especie? Y en caso positivo, ¿puede haber una valoración que no sea arbitraria?
2. El principio de la “capacidad de pago”
Existen muchos enfoques diferentes para definir la capacidad de pago de impuesto de cada uno. Esto no hace sino subrayar la arbitrariedad del concepto. Es imposible justificar este concepto. Hay que aceptarlo como autoevidente. Si utilizásemos este principio en el mercado acabaríamos en el desastre total.
3. Teoría del sacrificio
Algunos economistas han intentado justificar el impuesto progresivo por la decreciente utilidad marginal del dinero. Aunque esto es cierto en términos generales, no se puede asumir que se pueda comparar las utilidades marginales de diferentes individuos, y mucho menos que dichas utilidades sean iguales.
4. Principio del beneficio
Algunos economistas justifican los impuestos proporcionales sobre la base de que los ricos se benefician más que los pobres de la protección del gobierno. Pero esto asume que el gobierno les ayudó de alguna manera a obtener su ingreso. En sus propios términos, el principio del beneficio no tiene sentido. Si cada contribuyente tuviera que pagar impuesto en proporción al beneficio que recibe de los servicios del gobierno, entonces no tendría sentido proveer dichos servicios. Más aún, todos los burócratas deberían trabajar gratuitamente.
5. Impuesto igual y principio del costo
En muchos aspectos un impuesto uniforme por cabeza sobre todos los ciudadanos sería más neutral que otras propuestas, pero también exigiría que los burócratas trabajasen gratuitamente. Este impuesto se desviaría del precio de mercado en el sentido de que algunas personas utilizan los servicios gubernamentales más que otras, pero pagarían el mismo “precio”.
El principio del costo es incorrecto porque los costos del gobierno son superiores a los de instituciones privadas similares y no existe garantía alguna de que el presupuesto de una agencia gubernamental se correlaciona con los beneficios recibidos por los ciudadanos.
6. Impuestos “for revenue only”
Algunos proponen que el gobierno sólo cobre los impuestos estrictamente necesarios para sus funciones esenciales, y no para objetivos sociales más amplios. El problema es que la tendencia natural del gobierno, y la de muchos ciudadanos, es a que los servicios gubernamentales se expandan indefinidamente.
7. El impuesto neutral
Un impuesto neutral sería aquel que no distorsione los resultados que se producirían en el libre mercado. Este impuesto es imposible de lograr. Por tanto, sus proponentes sólo tienen dos alternativas lógicas: abandonar el objetivo de la neutralidad o abandonar los impuestos.
( Power & Market, Sheed Andrews & McMeel, 1977, Pag. 138-162 )