October 31, 2007
Grandes economistas protoaustriacos: Anne Robert Jacques Turgot
Turgot fue magistrado, director de solicitudes, intendente y ministro de finanzas. Sus intereses incluyeron historia, literatura, filología y ciencias naturales. Escribió muy poco sobre economía, pero hizo notables contribuciones.
En su “Elegía a Gournay” (1759) afirma que las regulaciones mercantilistas no sólo eran un error intelectual sino un sistema de privilegios basados en la coerción estatal. Las regulaciones olvidan que el comercio sólo se lleva a cabo porque ambas partes se benefician. Es absurdo tratar de exportar mucho y no importar nada.
Según Turgot, el interés propio es el motor del libre mercado. Este interés acaba coincidiendo con el interés general. El comprador seleccionará el vendedor que le proporcione el mejor producto al precio más bajo, y el vendedor tratará de obtener el precio más alto posible. Pero esto sólo es posible mediante la libertad de comercio.
Turgot acepta que, a veces, habrá comerciantes tramposos, pero el mismo mercado se encargará de ellos. Por eso, ridiculiza los intentos de los gobiernos de proteger a los consumidores de cualquier fraude. Es algo que no se puede lograr y que tiene unos costos enormes.
Según Turgot, todo el mundo parece estar bien dispuesto hacia los principios de la libertad comercial, pero cada uno quiere alguna excepción para proteger su propio interés.
Concluye que, sean cuales sean los sofismas de cualquier grupo de comerciantes, todas las ramas del comercio deberían ser libres, igualmente libres y totalmente libres.
En su ensayo inacabado “Valor y dinero” (1769) afirma la naturaleza subjetiva del valor . Las personas eligen entre los diferentes bienes económicos tomando en cuenta no sólo los usos actuales de los bienes sino la diferencia entre consumirlos ahora y guardarlos para necesidades futuras.
Turgot entiende que la utilidad subjetiva de un bien disminuye a medida que aumenta la cantidad disponible para una persona. También, que la evaluación de diferentes objetos cambia constantemente con las necesidades de la persona.
Turgot llegó a una versión rudimentaria de los costos como costos de oportunidad. Por otro lado, anticipó el énfasis austriaco en las expectativas como elemento clave para las acciones en el mercado.
Una de las contribuciones más importantes de Turgot fue la ley de los rendimientos decrecientes. El aumento de la cantidad de los factores aumenta la productividad marginal hasta un punto máximo a partir del cual disminuye.
Turgot hizo contribuciones importantes a la teoría del capital y el interés. Observó que el capitalista-emprendedor primero tiene que acumular capital para poder hacer “adelantos” a los trabajadores antes de que se pueda vender el producto. Destacó que el capitalista-emprendedor asume los riesgos del mercado. Igualmente, el rol crucial del tiempo en la producción, que puede exigir varias etapas.
Turgot señaló un punto notable: el retorno sobre la inversión es el pago que hacen los trabajadores al capitalista por adelantarles el dinero entes de obtener ingresos por ventas.
Turgot combatió el miedo prekeynesiano de los fisiócratas en el sentido de que el dinero no gastado en consumo salía fuera de la economía. Turgot observó que los adelantos de capital eran indispensables para la producción, y sólo podían provenir del ahorro. El ahorro retorna a la circulación para comprar tierras, o pagar a los factores de producción, o para ser prestado con interés.
Turgot demostró la relación entre la tasa natural de interés y el interés de los préstamos. La gente pide préstamos por diferentes razones, mientras que a los prestamistas sólo les preocupa dos cosas, el interés y la seguridad de su capital.
Mientras que existe una tendencia del mercado hacia la igualación de la tasa de interés sobre los préstamos y el retorno sobre las inversiones, los préstamos tienen menos riesgos. Por tanto, las inversiones exigirán ganancias superiores.
Según Turgot, lo malo de la deuda del gobierno es que canaliza los ahorros de la gente hacia usos estériles e improductivos, y mantiene una alta tasa de interés para los usos productivos.
Turgot criticó las leyes de usura. Un préstamo es un contrato mutuamente beneficioso para ambas partes. Entonces, ¿dónde está el crimen? Criticar al prestamista porque se aprovecha de la necesidad del prestatario es como criticar al panadero porque se aprovecha del que necesita comprar pan.
Durante el tiempo del préstamo el prestamista renuncia, no sólo al capital, sino a la ganancia que hubiera podido obtener. Estamos, pues, ante el costo de oportunidad.
¿Por qué los prestatarios están dispuestos a pagar interés? Sencillamente por la preferencia temporal, que prima el presente y descuenta el futuro. Turgot fue el primero que desarrolló la idea del valor presente de las rentas futuras, descontadas por la tasa de interés.
Turgot combatió la idea de que el dinero es una simple convención. Para él, el dinero era valioso en sí mismo. El dinero era una especie de lenguaje, mediante el cual diferentes cosas podían reducirse a un común denominador.
( 15 Great Austrian Economists, Pag. 29-44. El capítulo sobre Turgot fue redactado por Murray N. Rothbard )
Turgot fue magistrado, director de solicitudes, intendente y ministro de finanzas. Sus intereses incluyeron historia, literatura, filología y ciencias naturales. Escribió muy poco sobre economía, pero hizo notables contribuciones.
En su “Elegía a Gournay” (1759) afirma que las regulaciones mercantilistas no sólo eran un error intelectual sino un sistema de privilegios basados en la coerción estatal. Las regulaciones olvidan que el comercio sólo se lleva a cabo porque ambas partes se benefician. Es absurdo tratar de exportar mucho y no importar nada.
Según Turgot, el interés propio es el motor del libre mercado. Este interés acaba coincidiendo con el interés general. El comprador seleccionará el vendedor que le proporcione el mejor producto al precio más bajo, y el vendedor tratará de obtener el precio más alto posible. Pero esto sólo es posible mediante la libertad de comercio.
Turgot acepta que, a veces, habrá comerciantes tramposos, pero el mismo mercado se encargará de ellos. Por eso, ridiculiza los intentos de los gobiernos de proteger a los consumidores de cualquier fraude. Es algo que no se puede lograr y que tiene unos costos enormes.
Según Turgot, todo el mundo parece estar bien dispuesto hacia los principios de la libertad comercial, pero cada uno quiere alguna excepción para proteger su propio interés.
Concluye que, sean cuales sean los sofismas de cualquier grupo de comerciantes, todas las ramas del comercio deberían ser libres, igualmente libres y totalmente libres.
En su ensayo inacabado “Valor y dinero” (1769) afirma la naturaleza subjetiva del valor . Las personas eligen entre los diferentes bienes económicos tomando en cuenta no sólo los usos actuales de los bienes sino la diferencia entre consumirlos ahora y guardarlos para necesidades futuras.
Turgot entiende que la utilidad subjetiva de un bien disminuye a medida que aumenta la cantidad disponible para una persona. También, que la evaluación de diferentes objetos cambia constantemente con las necesidades de la persona.
Turgot llegó a una versión rudimentaria de los costos como costos de oportunidad. Por otro lado, anticipó el énfasis austriaco en las expectativas como elemento clave para las acciones en el mercado.
Una de las contribuciones más importantes de Turgot fue la ley de los rendimientos decrecientes. El aumento de la cantidad de los factores aumenta la productividad marginal hasta un punto máximo a partir del cual disminuye.
Turgot hizo contribuciones importantes a la teoría del capital y el interés. Observó que el capitalista-emprendedor primero tiene que acumular capital para poder hacer “adelantos” a los trabajadores antes de que se pueda vender el producto. Destacó que el capitalista-emprendedor asume los riesgos del mercado. Igualmente, el rol crucial del tiempo en la producción, que puede exigir varias etapas.
Turgot señaló un punto notable: el retorno sobre la inversión es el pago que hacen los trabajadores al capitalista por adelantarles el dinero entes de obtener ingresos por ventas.
Turgot combatió el miedo prekeynesiano de los fisiócratas en el sentido de que el dinero no gastado en consumo salía fuera de la economía. Turgot observó que los adelantos de capital eran indispensables para la producción, y sólo podían provenir del ahorro. El ahorro retorna a la circulación para comprar tierras, o pagar a los factores de producción, o para ser prestado con interés.
Turgot demostró la relación entre la tasa natural de interés y el interés de los préstamos. La gente pide préstamos por diferentes razones, mientras que a los prestamistas sólo les preocupa dos cosas, el interés y la seguridad de su capital.
Mientras que existe una tendencia del mercado hacia la igualación de la tasa de interés sobre los préstamos y el retorno sobre las inversiones, los préstamos tienen menos riesgos. Por tanto, las inversiones exigirán ganancias superiores.
Según Turgot, lo malo de la deuda del gobierno es que canaliza los ahorros de la gente hacia usos estériles e improductivos, y mantiene una alta tasa de interés para los usos productivos.
Turgot criticó las leyes de usura. Un préstamo es un contrato mutuamente beneficioso para ambas partes. Entonces, ¿dónde está el crimen? Criticar al prestamista porque se aprovecha de la necesidad del prestatario es como criticar al panadero porque se aprovecha del que necesita comprar pan.
Durante el tiempo del préstamo el prestamista renuncia, no sólo al capital, sino a la ganancia que hubiera podido obtener. Estamos, pues, ante el costo de oportunidad.
¿Por qué los prestatarios están dispuestos a pagar interés? Sencillamente por la preferencia temporal, que prima el presente y descuenta el futuro. Turgot fue el primero que desarrolló la idea del valor presente de las rentas futuras, descontadas por la tasa de interés.
Turgot combatió la idea de que el dinero es una simple convención. Para él, el dinero era valioso en sí mismo. El dinero era una especie de lenguaje, mediante el cual diferentes cosas podían reducirse a un común denominador.
( 15 Great Austrian Economists, Pag. 29-44. El capítulo sobre Turgot fue redactado por Murray N. Rothbard )