October 12, 2007

 
Los secretos de la riqueza intangible

Por John A. Bennett, de la Fundación Libertad de Panamá

( Artículo publicado recientemente en el diario La Prensa)

Recién, en el Blog de la Fundación Libertad, el economista Enrique Ho Fernández presentó los resultados de un extraordinario estudio del Banco Mundial que ha diseñado un sistema que permite evaluar y dimensionar una gran porción de la riqueza de los pueblos que es poco tangible y por lo tanto desconocida; razón por la cual no le damos la importancia y eminencia que deberíamos darle. Se trata de la "riqueza intangible (RI)" o quizás deberíamos llamarle elusiva.

Los investigadores se plantearon la incógnita de ¿por qué los emigrantes mexicanos son cinco veces más productivos al norte del Río Grande que al sur? Resulta que no es tan sencillo como la existencia de ventajas materiales y más bien tiene que ver con lo que ellos denominaron la RI, a la cual llegaron a cuantificar en "dólares", a fin de darle sustancia. En el caso de los EU era de $418 mil por persona, mientras la de México era tan sólo de $34 mil.

Para definir estos valores, los investigadores evaluaron el aporte de las distintas variedades de capital al desarrollo económico, comenzando por considerar la sumatoria de los recursos no renovables, tales como gas, petróleo, carbón, recursos minerales, áreas cultivables y de pastoreo, áreas boscosas y tal. Lo cierto es que casi siempre pensamos que el "capital" se refiere a la sumatoria de la maquinaria; equipos; estructuras, tales como la infraestructura urbana y la tierra.

El asunto es que cuando se sumaron todos estos valores los economistas se encontraron que algo faltaba: y nada más y nada menos que ¡lo grueso de la riqueza del mundo! La conclusión fue que el resto de la riqueza es el resultado de factores que ellos denominan "intangibles" y que yo proferiría llamar "menos obvios". Uno de estos factores es la confianza que existe o no entre los ciudadanos de un país; la eficiencia de su sistema judicial; los derechos de propiedad y la efectividad de su gobierno, a lo cual añado yo en relación al tamaño del mismo en correspondencia al tamaño de su población.

Todos estos elementos se conjugan con el factor de la productividad laboral y contribuyen a la sumatoria de la riqueza nacional. A ello también debemos añadir el valor de las instituciones, medido en consideración al estado de derecho, todo lo cual contribuye a formar la mayor porción del capital de una nación equivalente a un 80% en el caso de los países más ricos y 60% en los más pobres. En síntesis, se concluyó que los países ricos lo son más que nada debido a las destrezas de su población y a la calidad de sus instituciones, todo lo cual es la base de la actividad económica.

A todo esto también debemos sumar el valor de la educación y de las instituciones sociales y así llegaron a establecer que el estado de derecho representa el 57% de la riqueza, mientras que la educación, el 38%. Pero lo más triste es que se puede llegar a tener un capital negativo. Tal sería el caso cuando la educación de un país en vez de educar hace lo contrario, lo cual ocurre en nuestro país y ello se debe a la corrupción endémica y a conceptos irreales de lo que es la educación y cómo lograrla. Piensan, por ejemplo, que los gobiernos, que han demostrado ser los peores administradores posibles, pueden ser buenos administrando la educación en vez de descentralizarla.

Se llegó a la fascinante conclusión de que la verdadera riqueza no está en sus recursos naturales, los cuales solo representan entre el 1 al 3%. Lo importante es la capacidad de sus habitantes de transformar esos recursos a través de su institucionalidad y su estado de derecho.

Tomemos el caso de algunas comarcas, en las cuales si sumamos el valor de sus tierras se podría concluir que todos sus habitantes son ricos o millonarios; pero tristemente vemos que viven en lo que algunos llaman "pobreza". ¿De qué valen fértiles tierras de pastoreo o del agro si quienes las poseen no saben qué hacer con ellas o si el sistema obstaculiza su aprovechamiento? ¿O de qué valen valiosísimas tierras con potencial turístico, si ello no se explota?

Como dicen los economistas del BM, ¿quién no se cruza de frontera cuando lo que está en juego es nada más y nada menos que el futuro de nuestros hijos? La función de un gobierno no es la de educar, determinar el precio del arroz o potabilizar el agua, sino la de asegurar que se dan las condiciones propicias bajo las cuales los propios ciudadanos se encargarán de hacer esas cosas y de crear la riqueza.

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