November 09, 2007

 
Las armas de fuego no matan a nadie

Por Raúl E. Molina, de la Fundación Libertad de Panamá

( Artículo publicado recientemente en el diario La Prensa)

En días pasados se celebró en Panamá una reunión del Parlamento Latinoamericano (Parlatino), agrupación que reúne a los parlamentarios de Latinoamérica. El objetivo principal de dicha reunión fue elaborar una ley marco, para aplicar a Panamá y a otros países de la región, con la finalidad de "restringir la tenencia de armas de fuego en manos de particulares; para que sólo deportistas, coleccionistas y aquellas personas que, a juicio de las autoridades, las necesiten para su defensa personal” (según explicó un diputado panameño en un programa televisivo).

El fundamento o motivo esgrimido para esta reunión es que "las armas matan millones de personas". Las armas de fuego son una herramienta mecánica que puede ser bien o mal utilizada por humanos, pero carecen de voluntad y albedrío, por lo que afirmar que las armas matan personas es un dislate, ya que quienes matan son las personas que usan dichas armas para agredir mortal e injustificadamente a sus congéneres.

Sobre esta reunión del Parlatino, me parece una absoluta falta de respeto y una injerencia inaceptable en los asuntos internos de Panamá, que funcionarios electos de otros países pretendan ordenarle e imponerle a diputados panameños una ley marco pensada en las realidades de sus países y no en la realidad del nuestro.

En nuestro país se cometen alrededor de 300 homicidios por año y alrededor del 70% de ellos se comete con armas de fuego. Sin embargo, a pesar de que existen aproximadamente 75 mil ciudadanos con licencia para portar armas de fuego, menos del 0.2% de los mencionados homicidios y de otros delitos como violaciones, robos y secuestros son cometidos por ciudadanos con licencia para portar armas o con un arma registrada.

La casi totalidad de estas muertes y otros delitos violentos son causadas por delincuentes cuyas armas nunca han sido registradas, ni se han sometido a los requisitos exigidos a los ciudadanos decentes que las adquieren lícitamente.

Pero lejos de montar una campaña para desarmar a los delincuentes o al menos apoyar la labor que los cuerpos de seguridad del país llevan a cabo en ese sentido, estos señores del Parlatino y sus amanuenses del patio pretenden desarmar a los ciudadanos decentes que han cumplido con las formalidades legales para adquirir armas de fuego con fines lícitos; con lo cual es previsible y así lo demuestran estudios estadísticos efectuados en otros países, que se producirán aumentos en los delitos violentos (incluido el homicidio), pues los delincuentes ahora sabrán que sus víctimas han sido desarmadas por el Estado.

Esta actitud me recuerda la anécdota del sujeto que una noche perdió las llaves de su auto y busca las mismas en la calle, bajo un farol, pese a que las perdió en un oscuro callejón. Cuando su acompañante le pregunta por qué las busca allí, si las perdió en otro lado, el sujeto contesta, "porque aquí hay más luz".

Hace unas semanas un conocido personaje público fue víctima de un asalto en su casa a altas horas de la noche y únicamente gracias a que el mismo es uno de los más de 70 mil ciudadanos con licencia para portar armas, pudo repeler la agresión, pese a lo cual su esposa sufrió una leve herida consecuencia de los disparos de los delincuentes.

De no haber estado armado, probablemente hoy estaríamos lamentando su muerte, mientras que los señores del Parlatino seguirían insistiendo en su más reciente desatino, porque "aquí hay más luz".

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