January 08, 2008
Comentario : La “nueva derecha” y el liberalismo
De vez en cuando ojeo un periódico electrónico español, El Manifiesto, que se presenta como políticamente incorrecto. Su director es José Javier Esparza, a quien ya había leído en otros periódicos, y me había gustado por su gran cultura, su lógica, y porque escribe muy bien.
Esparza se adscribe a la llamada “nueva derecha”, movimiento liderado por el francés Alain de Benoist. Por lo que he leído en El Manifiesto, percibo las siguientes características en el movimiento : localismo, nacionalismo, antiglobalización, antiamericanismo, estatismo económico, y antiestatismo cultural.
Pues bien, encuentro un artículo de Esparza, titulado: “¿De verdad el enemigo es el Estado?”, que sólo puedo calificar de delirante. Todo indica que Esparza ha sido víctima del que yo llamo el síndrome de Lenin: “Si los hechos no coinciden con la teoría, tanto peor para los hechos”.
Analizaré dos tesis y un corolario del artículo.
Primera tesis: Los Estados están desapareciendo, desmantelados por la globalización. No obstante, En Europa, se gastan entre el 40% y el 50% del PIB. Nada mal para una institución que está desapareciendo. Por otro lado, estos Estados casi inexistentes producen todos los días leyes y más leyes que restringen cada vez más la libertad individual. Por cierto, Esparza se queja muchas veces de la tiranía estatal en asuntos educativos. Parece creer, ingenuamente, que puede haber un Estado que interviene en la economía pero no en otros campos.
Segunda tesis: El mercado es el nuevo poder, que dicta sus leyes conforme a sí mismo. Aquí no sé si reír o llorar. Esparza parece concebir al mercado como una especie de monstruo antropomórfico. Si pensara un poco, se daría cuenta de que el mercado no es más que el conjunto de relaciones de intercambio entre millones de personas. Aquí no hay poder que valga. Cada quien es soberano y hace lo que crea conveniente. Por cierto, el mercado es tan poderoso en España que un comercio no puede abrir sus puertas en días de fiesta porque el Estado, que no existe, no se lo permite. Como decían los romanos : ¿Risum teneatis, amici?
Corolario: Dice Esparza que es abusivo que los hombres tengan que pagar por un techo cantidades multiplicadas hasta la usura; en esta situación, el poder político debe congelar las hipotecas, como ha hecho Bush en Estados Unidos. El bueno de Esparza ha oído campanas, pero no sabe dónde. El total de hipotecas problemáticas (subprime) es de unos 6 millones, de las que se han congelado una minoría, unas 200 mil. El asunto no tiene que ver con tasas altas, sino con tasas variables, que no es lo mismo.
Por ejemplo, yo puedo elegir una tasa fija del 7% o una variable que comienza con 2% pero que eventualmente puede llegar a 10%. Si comprometo un porcentaje importante de mi salario al 2%, es obvio que una subida al 4% me saca de balance. Pero la intervención política es absurda, porque equivale a eliminar la responsabilidad de los adultos por las consecuencias de sus acciones.
Por cierto, parece que Esparza no se ha enterado de que las viviendas en España son caras no por culpa del mercado, sino por la intervención política que reduce la disponibilidad de suelo urbanizable.
De vez en cuando ojeo un periódico electrónico español, El Manifiesto, que se presenta como políticamente incorrecto. Su director es José Javier Esparza, a quien ya había leído en otros periódicos, y me había gustado por su gran cultura, su lógica, y porque escribe muy bien.
Esparza se adscribe a la llamada “nueva derecha”, movimiento liderado por el francés Alain de Benoist. Por lo que he leído en El Manifiesto, percibo las siguientes características en el movimiento : localismo, nacionalismo, antiglobalización, antiamericanismo, estatismo económico, y antiestatismo cultural.
Pues bien, encuentro un artículo de Esparza, titulado: “¿De verdad el enemigo es el Estado?”, que sólo puedo calificar de delirante. Todo indica que Esparza ha sido víctima del que yo llamo el síndrome de Lenin: “Si los hechos no coinciden con la teoría, tanto peor para los hechos”.
Analizaré dos tesis y un corolario del artículo.
Primera tesis: Los Estados están desapareciendo, desmantelados por la globalización. No obstante, En Europa, se gastan entre el 40% y el 50% del PIB. Nada mal para una institución que está desapareciendo. Por otro lado, estos Estados casi inexistentes producen todos los días leyes y más leyes que restringen cada vez más la libertad individual. Por cierto, Esparza se queja muchas veces de la tiranía estatal en asuntos educativos. Parece creer, ingenuamente, que puede haber un Estado que interviene en la economía pero no en otros campos.
Segunda tesis: El mercado es el nuevo poder, que dicta sus leyes conforme a sí mismo. Aquí no sé si reír o llorar. Esparza parece concebir al mercado como una especie de monstruo antropomórfico. Si pensara un poco, se daría cuenta de que el mercado no es más que el conjunto de relaciones de intercambio entre millones de personas. Aquí no hay poder que valga. Cada quien es soberano y hace lo que crea conveniente. Por cierto, el mercado es tan poderoso en España que un comercio no puede abrir sus puertas en días de fiesta porque el Estado, que no existe, no se lo permite. Como decían los romanos : ¿Risum teneatis, amici?
Corolario: Dice Esparza que es abusivo que los hombres tengan que pagar por un techo cantidades multiplicadas hasta la usura; en esta situación, el poder político debe congelar las hipotecas, como ha hecho Bush en Estados Unidos. El bueno de Esparza ha oído campanas, pero no sabe dónde. El total de hipotecas problemáticas (subprime) es de unos 6 millones, de las que se han congelado una minoría, unas 200 mil. El asunto no tiene que ver con tasas altas, sino con tasas variables, que no es lo mismo.
Por ejemplo, yo puedo elegir una tasa fija del 7% o una variable que comienza con 2% pero que eventualmente puede llegar a 10%. Si comprometo un porcentaje importante de mi salario al 2%, es obvio que una subida al 4% me saca de balance. Pero la intervención política es absurda, porque equivale a eliminar la responsabilidad de los adultos por las consecuencias de sus acciones.
Por cierto, parece que Esparza no se ha enterado de que las viviendas en España son caras no por culpa del mercado, sino por la intervención política que reduce la disponibilidad de suelo urbanizable.