January 04, 2008
Comentario : Los guardianes de la virtud
Como no podía ser menos, encuentro en un diario local un artículo de opinión que estigmatiza el “consumismo” navideño. Paso a comentar algunos de los lloriqueos del Jeremías de turno.
1. “Luego de transcurrida la Navidad, hemos observado cómo el pueblo panameño se entregó a un consumismo salvaje”.
Primero, sospecho que los salvajes consumen poco, así que nuestro inquisidor comienza con mal pie. Segundo, no tiene forma de saber si la gente consumió mucho, poco o regular. Y tercero, él no tiene ningún derecho a determinar qué tipo de consumo es o no apropiado para los demás.
2. “La Navidad se ha convertido en una exagerada competencia comercial que succiona a una población que se ha acostumbrado a ser explotada a través de la propaganda de los grandes consorcios transnacionales”.
Que yo sepa, los que hacen propaganda son los comercios locales y no los consorcios transnacionales. Por otro lado, si hay una gran competencia, ¿cómo es que la gente es explotada? ¿Puede explicar nuestro Jeremías por qué Panamá se llena en diciembre de centroamericanos y colombianos que vienen a comprar aquí atraídos por los bajos precios?
3. “Esta no es la Navidad que anhela el pueblo consciente de Panamá”.
La verdad es que no entiendo al articulista. Según él, parece haber una mayoría inconsciente y una minoría consciente. Supongo que esta minoría celebra la Navidad como se debe. Entonces, ¿cuál es su problema? Si quiere que los pecadores cambiemos de conducta, que predique y nos convenza. Yo creo que no es mucho pedir.
4. “Nos causa dolor que en estas fechas miles de compatriotas se encuentren hundidos en la miseria, sobre todo el campesino y el indígena, hasta quienes no llega la justicia social de las instituciones gubernamentales”.
Si yo fuera cínico, le recordaría al articulista aquello de “Bienaventurados los pobres”. Pero no lo voy a hacer. Sólo le recordaré que la pobreza de indígenas y campesinos no es atribuible a que el gobierno no llega a ellos, sino más bien a lo contrario. Fue el gobierno el que encerró a los indígenas en comarcas perdidas. Y fue el gobierno el que, mediante políticas equivocadas, logró que el campo se mantuviera en un notable atraso respecto al resto del país.
Como no podía ser menos, encuentro en un diario local un artículo de opinión que estigmatiza el “consumismo” navideño. Paso a comentar algunos de los lloriqueos del Jeremías de turno.
1. “Luego de transcurrida la Navidad, hemos observado cómo el pueblo panameño se entregó a un consumismo salvaje”.
Primero, sospecho que los salvajes consumen poco, así que nuestro inquisidor comienza con mal pie. Segundo, no tiene forma de saber si la gente consumió mucho, poco o regular. Y tercero, él no tiene ningún derecho a determinar qué tipo de consumo es o no apropiado para los demás.
2. “La Navidad se ha convertido en una exagerada competencia comercial que succiona a una población que se ha acostumbrado a ser explotada a través de la propaganda de los grandes consorcios transnacionales”.
Que yo sepa, los que hacen propaganda son los comercios locales y no los consorcios transnacionales. Por otro lado, si hay una gran competencia, ¿cómo es que la gente es explotada? ¿Puede explicar nuestro Jeremías por qué Panamá se llena en diciembre de centroamericanos y colombianos que vienen a comprar aquí atraídos por los bajos precios?
3. “Esta no es la Navidad que anhela el pueblo consciente de Panamá”.
La verdad es que no entiendo al articulista. Según él, parece haber una mayoría inconsciente y una minoría consciente. Supongo que esta minoría celebra la Navidad como se debe. Entonces, ¿cuál es su problema? Si quiere que los pecadores cambiemos de conducta, que predique y nos convenza. Yo creo que no es mucho pedir.
4. “Nos causa dolor que en estas fechas miles de compatriotas se encuentren hundidos en la miseria, sobre todo el campesino y el indígena, hasta quienes no llega la justicia social de las instituciones gubernamentales”.
Si yo fuera cínico, le recordaría al articulista aquello de “Bienaventurados los pobres”. Pero no lo voy a hacer. Sólo le recordaré que la pobreza de indígenas y campesinos no es atribuible a que el gobierno no llega a ellos, sino más bien a lo contrario. Fue el gobierno el que encerró a los indígenas en comarcas perdidas. Y fue el gobierno el que, mediante políticas equivocadas, logró que el campo se mantuviera en un notable atraso respecto al resto del país.
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Cuando Marx y Engels se fumaron la hierba rara que fumaron y escribieron su obra, acusaron al capitalismo de mejorar las condiciones de la masa, y a la vez de empeorarlas. Mejoraba las condiciones de la población general porque permitía fabricar más productos a costos irrisoriios, lo que permitía que la población accediera a ellos.
Pero lo hacía a costa, según ellos, de unas condiciones de trabajo paupérrimas en las fábricas. Y esto se mantendría siempre en el capitalismo, decían, porque el capitalista no tenía otra opción que extraer toda la plusvalía del producto del trabajo del obrero.
Bueno, dado que al pasar el tiempo toda la condición de los trabajadores en las empresas fue cambiando, y mejorando, entonces hubo que cambiar la canción. Dado que con el pasar del tiempo el capitalismo ha dado a la gente más productos, mejores, a cada vez menores precios (en términos relativos), y la calidad de vida aumenta continuamente, incluso la del trabajador de fábrica, entonces ya no tendrían los marxistas nada que cuestionar al capitalismo y tendrían que cerrar su carpa. Cosa que obviamente no están haciendo. Así que ahora, simplemente, el tener cada vez más y mejores cosas a nuestra disposición, es algo malo. Es decir, la abundancia creada por el capitalismo es algo nefasto.
En otras palabras, palo para el que boga, y palo para el que no boga.
Pero lo hacía a costa, según ellos, de unas condiciones de trabajo paupérrimas en las fábricas. Y esto se mantendría siempre en el capitalismo, decían, porque el capitalista no tenía otra opción que extraer toda la plusvalía del producto del trabajo del obrero.
Bueno, dado que al pasar el tiempo toda la condición de los trabajadores en las empresas fue cambiando, y mejorando, entonces hubo que cambiar la canción. Dado que con el pasar del tiempo el capitalismo ha dado a la gente más productos, mejores, a cada vez menores precios (en términos relativos), y la calidad de vida aumenta continuamente, incluso la del trabajador de fábrica, entonces ya no tendrían los marxistas nada que cuestionar al capitalismo y tendrían que cerrar su carpa. Cosa que obviamente no están haciendo. Así que ahora, simplemente, el tener cada vez más y mejores cosas a nuestra disposición, es algo malo. Es decir, la abundancia creada por el capitalismo es algo nefasto.
En otras palabras, palo para el que boga, y palo para el que no boga.
Además de lo que indicas,se está poniendo de moda entre los economistas izquierdistas de EU la crítica del capitalismo por la desigualdad,que se aplica a todo el mundo,tenga poco o tenga mucho.Su tesis es que nadie puede ser feliz si ve que otro tiene más que él.Incluso proponen un impuesto por las externalidades negativas,el cual tendría derecho a cobrar todo aquel que tenga menos que otro.Así que el más pobre de EU tendría derecho a cobrar a todos los demás y probablemente se convertiría en el más rico.Por otro lado,Bill Gates se convertiría en el más pobre.Entonces comenzaría un nuevo ciclo y así ad infinitum.
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