January 06, 2008

 
Julian L. Simon : Cómo se desarrolló su pensamiento económico

Simon se coloca en la tradición de Theodore Schultz, Milton Friedman, Simon Kuznets, Friedrich Hayek y James Buchanan. No le interesan las modas del momento.

Simon no tuvo una formación académica en economía. Estudió sicología experimental, administración de negocios, y mercadeo.

Simon dice que su pensamiento es “ecléctico”. Muchos consideran que esto es malo. Pero él cita a Marshall y Hayek, quienes coinciden en que para un economista es importante conocer otras disciplinas. Como dice Hayek, “nadie puede ser un buen economista si sólo es un economista”.

Su falta de entrenamiento como economista le impidió dominar ciertas habilidades técnicas, pero a su vez le salvó de quedar encerrado en ciertas ideas convencionales equivocadas. Además le llevó a utilizar una variedad de métodos empíricos y no sólo el método de regresión.

Simon comenta que muchos de sus colegas economistas nunca han trabajado en ningún negocio. Él piensa que esa experiencia les haría mucho bien.

Simon no comparte la definición de la economía como distribución de recursos entre fines competitivos. Piensa más bien en cómo adaptar el conocimiento para crear nuevas técnicas. La diferencia entre ambos conceptos es particularmente importante en el estudio del desarrollo de los recursos naturales. El enfoque tradicional impide entender cómo el crecimiento de la población lleva a nuevas formas de satisfacer la demanda.

Un elemento clave del pensamiento de Simon es que las proposiciones científicas son invenciones que surgen de la interacción de la imaginación humana con la realidad natural y social, más bien que “leyes” inherentes a la realidad que deban se “descubiertas” por los científicos.

Simon presenta un resumen de su visión económica en la forma siguiente : Hasta la llegada del comunismo en la URSS en 1917 todas las economías se habían desarrollado fundamentalmente como resultado de las decisiones individuales de inversión en un régimen de propiedad privada, mercados libres y precios no controlados.

Ciertamente, siempre ha existido algún tipo de interferencia gubernamental. Pero antes de 1917 ningún país tenía una planificación central. Se daba por supuesto que la iniciativa para abrir y cerrar empresas correspondía a los individuos particulares.

El pensamiento socialista defendía que la propiedad gubernamental aumentaría la eficiencia mediante la planeación “racional”. Los “ingenieros sociales” tomaban la física como modelo. En ella, el número de variables importantes es muy inferior al de la economía, y sus interacciones son más simples.

Dentro del pensamiento de los planificadores, uno de los elementos es el supuesto “caos” de una economía libre. Probablemente, su percepción nace de una equiparación equivocada de la planificación dentro de una empresa con la de toda la sociedad. También, de una falta de confianza en la racionalidad del individuo común.

Es obvio que esta falta de confianza no se corresponde con la realidad. Por ejemplo, muchos inmigrantes llegan a Estados Unidos sin recursos y sin conocer el idioma, y esto no les impide progresar a base de inteligencia y energía.

También es claro que la ausencia de dirección central no implica ningún “caos”. Los mercados son los instrumentos más eficaces para eliminar cualquier desequilibrio temporal.

La planificación central ha producido en todas partes resultados muy inferiores a los del mercado. Dicho sistema tiene dos problemas : falta de incentivos e incapacidad para aprovechar la información que tienen los individuos.

Cuanto más avanzada una sociedad, más difícil es la planificación central y más crucial la descentralización. Esto contradice la intuición de que una mayor complejidad requiere una mayor planeación. Esto puede ser cierto para cada empresa pero no para la sociedad.

Se necesita humildad para reconocer estos límites. La sociedad es fruto de la acción humana pero no del diseño humano. Nuestra sociedad no fue concebida de la nada por ninguna mente privilegiada. Esto no significa que la sociedad no pueda ser mejorada. Sólo que hay que tener en cuenta la complejidad del sistema antes de aplicar cambios.

El conocimiento disperso entre los individuos se comunica a través del sistema de precios en los mercados. Cualquier barrera al libre movimiento de las señales interfiere con el funcionamiento del sistema.

La propiedad no es un asunto meramente material. Es el derecho de organizar la propia vida según la propia elección.

( A life against the grain, Pag. 323-337 )

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