March 14, 2008

 
Fábula de dos dictaduras

Por Roberto Brenes, Presidente de la Fundación Libertad de Panamá

( Artículo publicado en el diario La Prensa)

En el año de 1959 en dos naciones tropicales, en lados opuestos del mundo, acceden al poder dos jóvenes abogados: Fidel Castro en Cuba y Lee Kwan Yew en Singapur. Castro es nombrado primer ministro el 16 de febrero y Lee Kwan el primero de junio. Ambos eran radicales nacionalistas y profesaban una ideología de izquierda. Ambos ejercieron el poder en forma autocrática y dictatorial.

Pero las semejanzas terminan allí. Cincuenta años más tarde, Singapur y Cuba son países muy diferentes debido al liderazgo y visión que cada uno de estos autócratas imprimió a su pequeña revolución. Singapur, que en 1959 no era más que un subdesarrollado islote, es una de las naciones más desarrolladas del planeta. Cuba, que entonces era mucho más desarrollada que el resto de la América Latina y por supuesto que Singapur, sigue sumida en la pobreza y la dictadura.

Para medir la enorme diferencia, es necesario citar algunos números (basados en cifras de 2007 y algunas de 2006). Mientras que Cuba tiene 110 mil kilómetros cuadrados de extensión de excelente tierra y poblada por 12 millones de habitantes; Singapur, que mide menos de 700 kilómetros cuadrados de arena y manglar, con una población de 4.5 millones, tiene un producto interno bruto (PIB) que excede el cubano más de cuatro veces (222.1 vs. 51.1 millardos de dólares) y el ingreso per cápita en 10 veces (48 mil 900 dólares vs. 4 mil 500).

Las cifras arriba son consistentes con otras medidas físicas de bienestar y consumo. A pesar de ser tres veces más pequeño que Cuba en población, Singapur consume 35.9 millardos de kilovatios horas (kWh) de electricidad; consume 800 mil barriles de petróleo al día, tiene dos millones de teléfonos fijos (uno por cada dos y medio habitantes) y casi 5 millones de teléfonos celulares (más de uno por cada habitante). Las mismas cifras para Cuba son un consumo anual de electricidad de 16.4 millardos de KWh (seis veces menos por habitante) y un consumo de petróleo de 150 mil barriles diarios. En telefonía, Cuba para el mismo año tenía 972 mil teléfonos fijos (uno por cada 12 cubanos) y con 152 mil 700 celulares (uno por cada 800 cubanos).

Los indicadores sociales, de que Cuba se jacta y en los que justifica su revolución, son igualmente inferiores. Mientras que Cuba en 2007 tenía una tasa de mortalidad infantil de 6.04 por millar y una esperanza de vida al nacer de 77.08 años, en Singapur la mortalidad infantil era de 2.3 por millar y la esperanza de vida la población 81.8 años. Cuba sí tiene una mejor tasa de alfabetización que Singapur –99.8% vs. 92.5%– pero los grados de escolaridad y preparación universitaria son notablemente mayores en el tigre asiático. Mientras que Singapur lidera los concursos y mediciones anuales en ciencias y matemáticas (el TIMMS por ejemplo), Cuba ni siquiera participa en tales mediciones.

¿Quién parece mejor equipado para el futuro? Aparte de las notorias diferencias económicas y de calidad de vida, Singapur es un país globalizado insertado en la comunidad de naciones con unas reservas monetarias de 157 millardos de dólares (35 mil dólares por habitante) y una deuda externa de apenas 15% del PIB. Cuba posee reservas de 4 mil 500 millones de dólares, 375 dólares por cubano (cien veces menos que en Singapur) y una deuda pública de 37.2 % del PIB.
¿Cómo es que naciones que iniciaron su vida nacionalista y revolucionaria con líderes de igual extracción social e ideológica y visiones políticas similares, y que en ningún caso tuvieron el estorbo de rendirle cuentas a una democracia u observar las libertades individuales, acabaron siendo tan diferentes?

No hay respuesta simple, pero mientras Lee rápidamente reconoció la inutilidad del dogma marxista leninista, se movió a mejorar lo material para hacer Singapur realmente independiente, Fidel utilizó lo poco material que tenía para acrecentar su poder y con ello la dependencia a su persona. Mientras que Lee buscó la apertura, las alianzas y la inversión local y extranjera a las que ofreció ventajas y garantías, Fidel apegado al dogma y al cuento del embargo americano, las repudió sistemáticamente. Y, en buena medida, a pesar de la naturaleza dictatorial de ambos, Lee fue un creador de instituciones mientras que Fidel destruyó las pocas que existían.

Desde 1990 Lee abandonó el trono. Gobiernan sus hijos y parientes, profundizando el exitoso modelo de apertura e institucionalidad. La autocracia en Singapur, nada comparada a la deplorable situación de Cuba, ha ido cediendo. Lee Kwan Yew, joven líder de la izquierda nacionalista es hoy un señor; paladín de la globalización y el capitalismo, invitado a conferenciar y a asesorar a empresas y gobiernos en todas partes y de todas las tendencias.

El otro líder nacionalista e izquierdista de esa generación, Fidel Castro, deja el poder porque su cuerpo se lo exige; pero se aferra a una sucesión familiar con los mismos vicios de su fracasado modelo. Su rol en el avance de la civilización es cuestionable y sus seguidores muy pocos. La historia no lo absolverá. Simplemente lo absorberá.

Comments:
Francisco:
Lo que me llama la atención es otra cosa. No sé si has visto por el TV cable esos programas de turismo y viajes que realizan mujeres inglesas o norteamericanas. Bueno en uno de esos programas, la gringa visitó Singapur. Y le impresionó la limpieza de la ciudad. Ella contó que la persona que bota basura a la calle de pagar una multa de US$ 500, que son como $215000 pesos chilenos. Así no tienen incentivos para botar la basura.
 
Quizás, productos de esas políticas, es los ciudadanos de singapur se esmeran por tener limpia la ciudad. Además, prueba que para alcanzar la prosperidad un país no necesita de 'riqueza' tipo gas, cobre o petróleo para salir adelante. Esa es la moraleja de Singapur.
 
Javier:Había leído sobre el asunto de la limpieza,así como otros aspectos de la cultura de Singapur,como el respeto a los demás,el orden,la puntualidad,la baja criminalidad y otros.El gran problema de los latinoamericanos es que ven que un país es rico hoy pero no ven lo que ese país tuvo que hacer para llegar a ser lo que es hoy.Por eso el artículo de Brenes es muy pertinente porque muestra que se puede mejorar y que se puede empeorar.
 
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