March 31, 2008

 
Los discípulos de Diocleciano

Diecisiete siglos después, Diocleciano tiene discípulos en Bolivia. Transcribo algunos párrafos del diario La Prensa :

“Las organizaciones del Movimiento al Socialismo (MAS) decidieron crear brigadas de lucha contra el alza de precios y el ocultamiento de los artículos de la canasta familiar.”

“El secretario ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) advirtió que los grupos de control tendrán la facultad de intervenir los comercios que sean responsables de acaparar alimentos y elevar precios. Adelantó que las acciones de los grupos de control serán coordinadas con las autoridades policiales y militares, que tienen la atribución de detener a los especuladores y contrabandistas de alimentos.”

Ya habrán notado que estos párrafos tienen una gran cantidad de absurdos y contradicciones, lo que me imagino que debe ser normal en los dominios del emperador Evo I.

Pero lo que me interesa comentar es que le noticia me hizo recordar las disposiciones que tomó el emperador Diocleciano, según Schuettinger y Butler en su libro “Forty centuries of wage & price controls”.

Debido al descontrolado gasto gubernamental, Diocleciano mandó acuñar monedas en cantidades industriales. Desde luego, los romanos no eran tontos y los precios se dispararon.

¿Qué hizo Diocleciano? Por supuesto, culpar a los especuladores y a los acaparadores por su espíritu de lucro.

Además, en el año 301, proclamó su famoso edicto de precios, que fijaba precios máximos para unos 1,300 productos y para los salarios. Entre los productos incluidos estaba la carne de vaca, cerdo, pescado, aceite, trigo, harina, cebada, judías, garbanzos, arroz, vino, ropa, calzado, y un larguísimo listado.

La pena por violar el edicto, en cualquiera de sus detalles, era nada menos que la pena capital. Rodaron bastantes cabezas pero la situación no sólo no mejoró sino que empeoró. Los productos desaparecieron del mercado. Nadie estaba dispuesto a producir para perder.

El famoso edicto fracasó totalmente, y pocos años después el temido Diocleciano tuvo que abdicar.

A los dioclecianitos bolivianos les auguro un rotundo fracaso. Si los precios se negaron a obedecer a un todopoderoso emperador romano, menos lo van a hacer con un emperadorcillo de pacotilla.

Comments:
De hecho, la enorme inflación aunada a las regulaciones de precios, fue uno de los factores que provocó que la gente huyera de las ciudades hacia el campo. Como la vida de las ciudades es el comercio, y el comercio requiere una moneda al menos medianamente seria y un más o menos libre mercado, donde el Imperio aplicó estas draconianas prohibiciones y regulaciones, la gente no tuvo otra opción que irse al campo. Así se comenzó a preparar el terreno para la economía predominantemente rural que primó hasta muchos siglos después de la caída del Imperio en Occidente, cuando finalmente los germánicos y los piratas vikingos fueron casi todos cristianizados, así como el logro en repeler la amenaza islámica.

En tiempos de Nerón el denario tenía un contenido de aproximadamente 90% de plata. Para los tiempos de Diocleciano, tenía menos de 1% de plata.

En fin, la inflación fue una de las claves del declive económico (y por tanto cultural, militar, tecnológico) de Roma que eventualmente llevó a su caída.
 
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