March 05, 2008

 
Public choice theory : El costo del rentismo

En años recientes, la búsqueda de rentas ha sido un tema importante en la teoría de la elección pública y la economía en general. Mi definición del rentismo es el uso de recursos para obtener rentas que provienen de alguna actividad que tiene un valor social negativo. Por ejemplo, si la industria automovilística de EU invierte recursos para convencer al gobierno de que imponga aranceles a los autos coreanos, los ciudadanos norteamericanos salen perdiendo.

Aunque el rentismo es una idea nueva, y sólo se ha discutido abiertamente en los últimos 25 años, no hubiera sorprendido a Adam Smith porque él vivió en las últimas etapas de una sociedad rentista.

El concepto popular de rentismo se refiere a actividades legales e ilegales para obtener privilegios especiales como monopolios, zonificaciones especiales, cuotas de importación, aranceles proteccionistas, sobornos, y muchos otros.

Hasta hace poco los economistas defendían que los privilegios no eran muy costosos para la sociedad. Todo lo que sucedía era una transferencia de ingresos de los consumidores hacia los grupos de presión.

El costo principal del rentismo proviene de la distorsión del proceso de votación. Por ejemplo, la gente que vota a un candidato a diputado porque va a conseguir que se apruebe un determinado proyecto, no sabe que el diputado va a tener que aprobar los proyectos de otros para que ellos aprueben el suyo.

La mayoría de las sociedades que conocemos han sido rentistas. La tasa de crecimiento del rentismo depende de muchos factores. Si un gobierno está muy bien organizado el rentismo es más difícil. Una legislatura bicameral hace que el rentismo sea más caro. En los países en que se utiliza con frecuencia el voto popular directo, como en Suiza, el rentismo no es tan fácil. Los gobiernos estatales de Estados Unidos son ávidos rentistas, siempre dispuestos a establecer privilegios para algún grupo de ciudadanos.

No hay duda de que el rentismo genera importantes ineficiencias directas, pero el daño indirecto es todavía peor. Por ejemplo, dedicar gente inteligente y trabajadora a una actividad que no genera utilidad social, o que genera una utilidad social negativa.

En general, Europa se mueve hacia una sociedad rentista, aunque los individuos que se hacen ricos manipulando al gobierno están más bien fuera que dentro.

En los Estados Unidos, uno de los grupos que más destaca como rentista es el de los jubilados. Ellos dicen que simplemente están recibiendo el dinero que habían pagado previamente a los programas del “welfare”. Lo cierto es que están recibiendo mucho más de lo que pagaron y el costo lo pagan las generaciones jóvenes, que probablemente recibirán menos de lo que están aportando.

Los jubilados están bien organizados, y están aliados con la burocracia del “welfare”. Los jóvenes están desorganizados y probablemente serán víctimas de un esquema tipo Ponzi.

Debo concluir diciendo que actualmente no tenemos medidas adecuadas del costo del rentismo. Esto se debe a razones teóricas y empíricas. Existen bases teóricas para creer que los costos del rentismo son relativamente altos y para sospechar que muchos de ellos son ocultos o disimulados. Tienen variadas formas, como licitaciones fallidas, empresas abortadas, gastos no reportados y políticas públicas que nunca se aprueban.

Sabemos que los altos ejecutivos de las grandes compañías pasan mucho tiempo en Washington, y que muchas de esas compañías están moviendo sus sedes allí, probablemente para mejorar sus oportunidades para obtener privilegios.

( Gordon Tullock, Government failure: a primer in public choice, Pag. 43-51 )

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