May 18, 2008
Hayek’s Journey : The road to serfdom
Hayek trabajó intensamente en el libro durante 1941 y 1942. Cuando fue publicado en 1944, y se convirtió en un éxito internacional, se sorprendió.
Para Hayek, el libro no era tan importante. En el prefacio original notaba que era un “libro político” y no un “ensayo de filosofía social.”
Originalmente, pensó el libro como una polémica contra los totalitarismos de la Alemania Nazi y la URSS. Luego, cuando la URSS se convirtió en aliado de Inglaterra y Estados Unidos, eliminó la mayoría de las referencias negativas sobre ella.
Una de las paradojas de Hayek es que sus escritos son más sugerentes y estimulantes que el pensamiento subyacente. La idea de que es posible escribir mejor que lo que uno piensa es ciertamente paradójica. Lo cierto es que el pensamiento de Hayek no era tan profundo o estimulante como los escritos basados en él. Los escritos de Hayek crean en la mente de los lectores ideas que no estaban necesariamente en la suya.
Hayek consideraba el capitulo sexto del libro, titulado “Planning and the rule of law”, como el capitulo central. Según él, lo que más distingue las condiciones de un país libre de los otros sometidos a gobiernos arbitrarios es que en el primero funciona el imperio de la ley. Esto significa que el gobierno está limitado por reglas establecidas y conocidas de antemano, lo que permite a los individuos dirigir sus propios asuntos y saber cómo se va a comportar el gobierno.
Un elemento esencial de la filosofía política de Hayek es que la libertad es la supremacía de la ley. La libertad no es posible sin la ley. Dentro de los límites de la ley el individuo es libre para perseguir sus propios fines.
Por otro lado, la discrecionalidad del gobierno debe ser reducida al mínimo. Con demasiada frecuencia los gobiernos intervienen discrecionalmente. La disminución de la discrecionalidad es un componente vital de cualquier programa libertario.
La ley crea un marco racional para los individuos. Lo importante es que el individuo pueda anticipar la acción del estado y utilizar este conocimiento para crear sus propios planes.
Hayek fue un utilitarista filosófico. Su criterio sobre las reglas era si beneficiarían a las personas afectadas por ellas. El estándar utilitario es la mayor felicidad para la mayor cantidad de personas.
“The road to serfdom” se publicó en Inglaterra en marzo de 1944, con una tirada de dos mil ejemplares que se vendieron en pocos días. La edición norteamericana se publicó en septiembre de 1944 y recibió una crítica muy favorable de Henry Hazlitt en New York Times Books Review.
En abril y mayo de 1945 Hayek planeó una serie de conferencias en Estados Unidos. En abril el Reader’s Digest publicó una versión condensada del libro de Hayek, quien para cuando llegó a New York ya se había convertido en una celebridad.
En los años siguientes el libro fue traducido a una gran cantidad de idiomas, a veces en ediciones autorizadas y en otras en versiones piratas.
Como consecuencia de su fama, Hayek viajó mucho para dar conferencias a finales de los años 40.
( Alan Ebenstein, Pag. 117-126 )
Hayek trabajó intensamente en el libro durante 1941 y 1942. Cuando fue publicado en 1944, y se convirtió en un éxito internacional, se sorprendió.
Para Hayek, el libro no era tan importante. En el prefacio original notaba que era un “libro político” y no un “ensayo de filosofía social.”
Originalmente, pensó el libro como una polémica contra los totalitarismos de la Alemania Nazi y la URSS. Luego, cuando la URSS se convirtió en aliado de Inglaterra y Estados Unidos, eliminó la mayoría de las referencias negativas sobre ella.
Una de las paradojas de Hayek es que sus escritos son más sugerentes y estimulantes que el pensamiento subyacente. La idea de que es posible escribir mejor que lo que uno piensa es ciertamente paradójica. Lo cierto es que el pensamiento de Hayek no era tan profundo o estimulante como los escritos basados en él. Los escritos de Hayek crean en la mente de los lectores ideas que no estaban necesariamente en la suya.
Hayek consideraba el capitulo sexto del libro, titulado “Planning and the rule of law”, como el capitulo central. Según él, lo que más distingue las condiciones de un país libre de los otros sometidos a gobiernos arbitrarios es que en el primero funciona el imperio de la ley. Esto significa que el gobierno está limitado por reglas establecidas y conocidas de antemano, lo que permite a los individuos dirigir sus propios asuntos y saber cómo se va a comportar el gobierno.
Un elemento esencial de la filosofía política de Hayek es que la libertad es la supremacía de la ley. La libertad no es posible sin la ley. Dentro de los límites de la ley el individuo es libre para perseguir sus propios fines.
Por otro lado, la discrecionalidad del gobierno debe ser reducida al mínimo. Con demasiada frecuencia los gobiernos intervienen discrecionalmente. La disminución de la discrecionalidad es un componente vital de cualquier programa libertario.
La ley crea un marco racional para los individuos. Lo importante es que el individuo pueda anticipar la acción del estado y utilizar este conocimiento para crear sus propios planes.
Hayek fue un utilitarista filosófico. Su criterio sobre las reglas era si beneficiarían a las personas afectadas por ellas. El estándar utilitario es la mayor felicidad para la mayor cantidad de personas.
“The road to serfdom” se publicó en Inglaterra en marzo de 1944, con una tirada de dos mil ejemplares que se vendieron en pocos días. La edición norteamericana se publicó en septiembre de 1944 y recibió una crítica muy favorable de Henry Hazlitt en New York Times Books Review.
En abril y mayo de 1945 Hayek planeó una serie de conferencias en Estados Unidos. En abril el Reader’s Digest publicó una versión condensada del libro de Hayek, quien para cuando llegó a New York ya se había convertido en una celebridad.
En los años siguientes el libro fue traducido a una gran cantidad de idiomas, a veces en ediciones autorizadas y en otras en versiones piratas.
Como consecuencia de su fama, Hayek viajó mucho para dar conferencias a finales de los años 40.
( Alan Ebenstein, Pag. 117-126 )
Comments:
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1) Hayek no era utilitarista. Enfocó su crítica a la planificación centralizada señalando por qué ésta impide la liberación de las fuerzas creadoras en la sociedad. Pero ello no quiere decir de manera alguna que Hayek fuese un utilitarista. Su concepción de cómo las instituciones y tradiciones creadas no conscientemente sino a través de la interacción voluntaria de las personas, y su observación de que jamás el Hombre podrá diseñar a voluntad estructuras, sistemas, instituciones y tradiciones que repliquen la fuerza creadora de las surgidas de forma espontánea (el llamado orden espontáneo), no puede conciliarse con el utilitarismo, siendo que este último sí promueve el diseño y la adopción de políticas, normas e instituciones, en función de que beneficien a la mayor cantidad de gente. Es decir, el utilitarista no tiene problema alguno con la planificación consciente de la sociedad per se, sino que dice que dicha planificación debe consistir en imponer las instituciones que beneficien a la mayor cantidad de personas. Son dos filosofías incompatibles y Ebenstein equivoca en esto.
2) Aquello de que las ideas de Hayek no eran tan profundas, sino que sabía transmitirlas bien. Esto es un sinsentido. Hayek era un gran escritor, no sólo muy prolífico sino muy claro, extremadamente claro en la expresión de sus ideas, algo a que los suscriptores de la Escuela Austríaca estamos acostumbrados y exigimos como norma, pero Hayek definitivamente era extraordinario aún considerado entre los austríacos. La claridad de su expresión de ideas fue tal que influenció de modo determinante a Thatcher y a Reagan, que es decir mucho.
Pero además, sus ideas en sí no son nada superficiales. No es simplemente que Hayek fuese un gran comunicador al estilo de Henry Hazlitt, en sentido que comunicara grandes ideas pero sin aportar las suyas propias. El aporte de Hayek es importantísimo en varios campos: a) la teoría del capital. Aquí Hayek desarrolló y profundizó la teoría austríaca. El famoso triángulo de Hayek sobre las etapas de producción, el efecto de las políticas monetarias en alterar la señal de mercado a los inversionistas, específicamente en distorsionar la estructura de capital a favor de proyectos de más largo plazo que requieren más recursos ahorrados previamente de los que realmente existen y la gente está dispuesta a inhibirse de consumir. Caramba, esto no es nada ligero; b) su teoría de la información dispersa y su transmisión mediante las interacciones sociales voluntarias. En esto Hayek no se limitó a las transacciones materiales (comerciales), sino que lo extendió incluso a la generación y acumulación de tradiciones morales, religiosas y jurídicas. Hayek explica cómo incluso las supersticiones arraigadas en una sociedad contienen información, y el desechar dicha información de buenas a primeras (como hacen los positivistas), probablemente traerá las más de las veces más caos que orden. En esto, Hayek creía en que la competencia entre sociedades hacía que, tal como la evolución de las especies, eventualmente las sociedades con las tradiciones y sistemas jurídicos más aptos para el crecimiento y fortalecimiento social eran las que iban desplazando a las demás.
Básicamente esos dos aspectos son contribuciones que llevan el sello inconfundible de Hayek, y son aspectos importantísimos para entender todos los fenómenos sociales, incluyendo el desastre económico que estamos observando en todo el mundo en estos momentos.
Mises y Hayek son para mí los máximos exponentes de la libertad en todo el S. XX. Tanto en profundidad como en su claridad expresiva y, muy importante, en su valentía. Ambos vivieron según el motto de Mises tu ne cede malis sed contra audentior ito, pues defendieron sus ideas desde el principio hasta el fin, sabiendo que estaban completamente fuera del mainstream. El precio que tuvieron que pagar fue la crítica mordaz de sus colegas, y vivir en la penumbra académica. Estos dos son verdaderamente ejemplos no sólo intelectuales sino morales.
2) Aquello de que las ideas de Hayek no eran tan profundas, sino que sabía transmitirlas bien. Esto es un sinsentido. Hayek era un gran escritor, no sólo muy prolífico sino muy claro, extremadamente claro en la expresión de sus ideas, algo a que los suscriptores de la Escuela Austríaca estamos acostumbrados y exigimos como norma, pero Hayek definitivamente era extraordinario aún considerado entre los austríacos. La claridad de su expresión de ideas fue tal que influenció de modo determinante a Thatcher y a Reagan, que es decir mucho.
Pero además, sus ideas en sí no son nada superficiales. No es simplemente que Hayek fuese un gran comunicador al estilo de Henry Hazlitt, en sentido que comunicara grandes ideas pero sin aportar las suyas propias. El aporte de Hayek es importantísimo en varios campos: a) la teoría del capital. Aquí Hayek desarrolló y profundizó la teoría austríaca. El famoso triángulo de Hayek sobre las etapas de producción, el efecto de las políticas monetarias en alterar la señal de mercado a los inversionistas, específicamente en distorsionar la estructura de capital a favor de proyectos de más largo plazo que requieren más recursos ahorrados previamente de los que realmente existen y la gente está dispuesta a inhibirse de consumir. Caramba, esto no es nada ligero; b) su teoría de la información dispersa y su transmisión mediante las interacciones sociales voluntarias. En esto Hayek no se limitó a las transacciones materiales (comerciales), sino que lo extendió incluso a la generación y acumulación de tradiciones morales, religiosas y jurídicas. Hayek explica cómo incluso las supersticiones arraigadas en una sociedad contienen información, y el desechar dicha información de buenas a primeras (como hacen los positivistas), probablemente traerá las más de las veces más caos que orden. En esto, Hayek creía en que la competencia entre sociedades hacía que, tal como la evolución de las especies, eventualmente las sociedades con las tradiciones y sistemas jurídicos más aptos para el crecimiento y fortalecimiento social eran las que iban desplazando a las demás.
Básicamente esos dos aspectos son contribuciones que llevan el sello inconfundible de Hayek, y son aspectos importantísimos para entender todos los fenómenos sociales, incluyendo el desastre económico que estamos observando en todo el mundo en estos momentos.
Mises y Hayek son para mí los máximos exponentes de la libertad en todo el S. XX. Tanto en profundidad como en su claridad expresiva y, muy importante, en su valentía. Ambos vivieron según el motto de Mises tu ne cede malis sed contra audentior ito, pues defendieron sus ideas desde el principio hasta el fin, sabiendo que estaban completamente fuera del mainstream. El precio que tuvieron que pagar fue la crítica mordaz de sus colegas, y vivir en la penumbra académica. Estos dos son verdaderamente ejemplos no sólo intelectuales sino morales.
Jaime Raúl:Hay una cierta polémica entre ciertos austriacos sobre el supuesto utilitarismo de Hayek.Los que lo defienden están en minoría.Hayek rechazó explícitamente el utilitarismo en varias ocasiones.Supongo que Ebenstein se apoya en alguno de la minoría,aunque no ofrece ningún dato al respecto.
En cuanto al otro punto,no tiene sentido.Eso puede ser aplicable a una obra de ficción pero no a una de pensamiento.
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En cuanto al otro punto,no tiene sentido.Eso puede ser aplicable a una obra de ficción pero no a una de pensamiento.
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