May 07, 2008

 
Justicia sin Estado : Ley y justicia como mercado político

Como el sistema legal distribuye costos y beneficios, los grupos de interés tienen fuertes incentivos para tratar de influir sobre los input y resultados del sistema.

Los grupos de presión juegan un papel esencial para determinar las leyes que salen del proceso legislativo. Pero además tratarán de influir sobre los tribunales, la policía, los fiscales y el resto del sistema.

Hay quienes piensan que el objetivo de los grupos de presión es lograr una transferencia de riqueza. Sin embargo, esto no es cierto en muchos casos en que los individuos quieren influir sobre el proceso político para cambiar las cosas según sus ideas y valores.

El mercado político distribuye favores a quienes tienen la demanda más efectiva. Un grupo pequeño con un gran interés personal de cada uno de sus miembros puede dominar a un grupo grande pero con intereses difusos debido a la relación entre el tamaño del grupo y el costo de obtener un tratamiento político favorable. Hay dos tipos de costos envueltos, el de información y el de organización.

Según Posner, los grupos de interés tiene tres bases para su fortaleza política :

1. Premiar el tratamiento favorable con el voto de los miembros.
2. Hacer contribuciones a las campañas políticas.
3. Amenazar con la violencia si no reciben un tratamiento favorable.
Peltzman piensa que los políticos tratan de maximizar su utilidad, y de ahí concluye lo siguiente :

1. La legislatura tenderá a favorecer a los grupos más poderosos políticamente.
2. Varias organizaciones pueden ser favorecidas a expensas de otras.
3. El grupo de interés más favorecido nunca será favorecido del todo.
Los tribunales que tienen jueces nombrados por periodos largos pueden ser considerados como burocracias. Los jueces elegidos por periodos cortos tienen incentivos similares a los de los miembros de la legislatura. Los grupos de interés suelen estar muy activos para que sean elegidos jueces que les favorezcan.

La mayoría de los jueces suelen ser elegidos por periodos largos, así que se convierten en burócratas como otros. La reputación y el ingreso de un abogado depende de si gana o no los casos, pero el salario de un juez no depende de si hace o no un buen trabajo. Por tanto, los incentivos para hacer un buen trabajo son más bien débiles.

Las legislaturas, tribunales y policías sufren del problema de los comunes en el sentido de que los recursos se usan demasiado y se distribuyen ineficientemente. En cuanto a las leyes, el costo marginal de exigir más leyes es muy bajo en relación con los costos de organización. Esto indica que, una vez que un grupo está organizado, exigirá todo tipo de leyes.

Por otra parte, está demostrado que el 80% de los recursos de la policía no se dedican a combatir el crimen, sino a tareas menores como acallar a un vecino ruidoso o bajar un gato de un árbol. Es interesante que los negocios e individuos que tienen alarmas conectadas con la policía tienen un porcentaje de falsa alarma del 95%.

Los tribunales están sobrecargados, lo que indica una excesiva demanda que se debe a que el precio del servicio es demasiado bajo. Un problema común son las demandas por mala práctica profesional. Esto se debe a que los beneficios potenciales son muy altos mientras que los costos son relativamente bajos.

De todo lo anterior se deduce que la producción pública de la ley y el orden es muy poco eficiente.

( Bruce L. Benson, The enterprise of law, Pag. 87-104 )

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