June 20, 2008

 
El espíritu empresarial

Por John A. Bennett, de la Fundación Libertad de Panamá

( Artículo publicado en el diario La Prensa)

La “redistribución de riqueza” por intermedio de políticos solo distribuye pobreza. No existe alternativa viable que no sea a través del espíritu emprendedor ciudadano, pero tristemente en nuestra gente ese espíritu ha sido severamente afectado por terribles prácticas legadas desde que fuimos la finca del Rey, en donde la industria estaba prohibida y el comercio restringido.
Quinientos años de mala costumbre no se superan fácilmente y hoy vemos a diario cómo grupos ciudadanos, afectados por los costos de vida, exigen más y más de ese medicamento centralista que constituye la esencia de su patología.

En La Prensa del 12 de junio de 2008, vemos que 11 organizaciones de jubilados y pensionados presentan proyecto de ley para crear una “autoridad de regulación de precios”. No cabe duda de que la situación que viven estas personas se vuelve intolerable, pero debemos preguntarnos si la medicina no será peor que la enfermedad, o si existen otras alternativas más viables. La razón es sencilla, y es que el control de precios jamás ha dado otra cosa que desabastecimiento y elevación de precios.

Este pedido ciudadano de control central es una clara indicación de un pueblo que piensa que el gobierno, a través de su excedida y corrupta maquinaria política, está para dar soluciones económicas. No les encarguemos a los ratones el cuidado del queso. Si no pueden siquiera cumplir con su función básica de seguridad y justicia, ¿para qué pedirles algo mucho más complejo?

El no entender que el único mecanismo de producción de esa riqueza con la cual se puede enfrentar el problema de los jubilados y de los demás panameños es a través del libre comercio, nos enfrentará a mucho más sufrimiento que el actual.

Cualquiera que ha sido comerciante en este país debe estar familiarizado con las innumerables barreras impuestas por los pescadores de impuestos y coimas. Estas barreras siempre terminan siendo más grandes para los que menos tienen.

Para hacer justicia, en la actualidad se han iniciado importantes medidas de modernización del Estado con Panamá Emprende y Panamá Compra, pero romper el paradigma del Estado obeso y rentista no es nada fácil. Miren que los mismos que han tenido el sentido común de ir hacia la modernización, todavía no encuentran la fórmula para dejar el vicio de planillas infladas. Quizás ello esté entre sus planes; pero por el momento esos planes sólo llegan hasta las próximas elecciones y luego, veremos…

Vargas Llosa a través del Independent Institute, en su nuevo libro Lecciones de los Pobres, nos habla del triunfo del espíritu emprendedor. Este es un triunfo optimista y una lección acerca de la capacidad ilimitada del espíritu humano, particularmente cuando es inspirado y liberado de los grilletes de torcidas politiquerías.

En nuestros países, los pobres tienen mucho camino por recorrer, no sólo superando barreras culturales sino muchas otras impuestas con fines muy mezquinos.
ayudar a los de las comarcas pero, eso sí, sin tocar para nada su extraordinaria cultura”. Me pregunto si recomiendan lo mismo para las culturas del resto de los panameños. La cultura, como todo lo demás que existe en este universo, es algo dinámico y cambiante, pues de lo contrario pierde concordancia con la realidad y se convierte en la mayor causa de la pobreza.

¿Acaso con los encuentros culturales entre tantos inmigrantes que se están estableciendo en Panamá, no se modificarán unas a las otras? Son raros los panameños que no sean el producto de un híbrido cultural, y ello es bueno, pues en la diversidad encontraremos los caminos hacia un mejor mundo.

La mayor barrera que se yergue frente al espíritu emprendedor, que es innato en todo ser humano, es el laberinto de intervención estatal y la ausencia de instituciones adecuadas que frenan que dicha energía se traduzca en sano desarrollo. Las barreras no siempre son aparentes; cosas como las botellas; los trueques de pequeños favores por votos; en fin, cualquier acción que no esté encaminada a darle mayor independencia al ciudadano, es una barrera.

En algunos casos las barreras llegan a ser hasta de índole religiosa y se dan no solo de parte de grupos con curiosas tendencias sino de parte de cleros que ante el sufrimiento que presencian a diario, y en su ignorancia económica, se meten en terreno ajeno a su fe y con ello pueden causar mucha interferencia nociva; tal como ha sido y sigue siendo el caso de la teología de la liberación.
Hoy día nos enfrentamos en nuestras escuelas a una barrera de personas que en vez de predicar las soluciones empresariales, predican la lucha de clases, y con ello jamás superaremos nuestro atraso.

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